Hoy a las 6 de la mañana, luego de una lucha del personal médico, perdió la vida un amigo muy querido por la comunidad médica, entre otras cosas porque tenía un carácter afable, sencillo y era además de médico, un deportista en todo el sentido de la palabra, se cuidaba mucho, aún a sus 70 años conservaba un cuerpo atlético, lo suyo era el ciclismo, era como un niño, sin maldad.
Lamentablemente tenía una novia vacunafóbica, la cual lo persuadió y convenció de no vacunarse, pese a saber que él estaba en contacto con pacientes. Todo iba muy bien, hasta que empezó con síntomas de COVID19 el 5 de mayo, agravándose el cuadro hasta terminar con su vida.
La irresponsabilidad de los vacunafóbicos, que se han creído todo tipo de falsas informaciones, es de hecho, una conducta homicida y este es el caso.
El homicidio se define de muchas maneras, pero hace que finalmente alguien termine directa o indirectamente con la vida de otro.
Persuadir a alguien de tomar un veneno, persuadir de no tomar sus medicamentos, de no vacunarse, de no transfundirse y demás conductas homicidas, son eso.
La conducta irresponsable de los vacunafóbicos les hace ser homicidas potenciales.