Estoy de acuerdo con Anastasia en que el argumento del compañero fue un clásico "hombre de paja".
Sin embargo, pensar que TODAS las empresas, TODOS los gobiernos, TODOS los consejos editoriales de las más prestigiadas revistas médicas, la INMENSA MAYORÍA de los grandes epidemiólogos, infectólogos y vacunólogos de este planeta, la INMENSA MAYORÍA de las universidades con investigación más sólida, y la INMENSA MAYORÍA de los médicos que laboran en los hospitales cuidando a pacientes con COVID-19 están coludidos en ocultar la verdad, en estos tiempos que son radicalmente distintos a los de Copérnico o Galileo en cuanto a la competencia por el conocimiento y la reproducibilidad de la ciencia, es seguramente una versión más de teoría de la conspiración.
En las teorías de la conspiración, la mentira logra exitosamente salvar todos los candados que pone la ciencia, la política, la economía y el periodismo para mantenerse a flote. Y el objetivo es socavar, asesinar, esterilizar, idiotizar o esclavizar a la humanidad .
Curiosamente para los creyentes,
en las teorías de la conspiración Dios se muestra impotente e indefenso. Dios no levanta poderosos grupos de científicos o de universidades o de empresarios que se opongan. No levanta a un Ciro de Persia entre los gobiernos. Dios parece un expectador tan asustado como los de su pueblo, que ve cómo el engaño triunfa y cómo su obra se va al caño.
Mi Dios, en cambio, no es ese. Mi Dios guía las mentes de los científicos, no para hacerlas infalibles en lo individual, sino sabias en lo colectivo.
Mi Dios guía los Parlamentos y las empresas y a los comunicadores... otra vez, no para hacerlos autómatas del bien, sino para en lo colectivo, hacer que el engaño termine cayendo por su propio peso.
Mi Dios guía a este foro de Internet para que la verdad brille sobre la oscuridad.
Mi Dios es tan poderoso, que la Roca que Él cortó rueda y rueda, aplastando los imperios y sistemas del mal hasta convertirse en una inexpugnable montaña que cubre toda la Tierra.