San Juan Damasceno, que se distingue entre todos como testigo eximio de esta tradición, considerando la Asunción corporal de la Madre de Dios a la luz de los otros privilegios suyos, exclama con vigorosa elocuencia: Era necesario que Aquella que en el parto había conservado ilesa su virginidad conservase también sin ninguna corrupción su cuerpo después de la muerte. Era necesario que Aquella que había llevado en su seno al Creador hecho niño, habitase en los tabernáculos divinos. Era necesario que la Esposa del Padre habitase en los tálamos celestes.
Y tenia razón el Patriarca Santo, Maria Santisima Asunta al Cielo debia y tenia que estar con JesuCristo en el Cielo. En su tiempo y forma nos dijo san Agustin de Hipona quien afirma: Exceptuando a la Santa Virgen María, si todos los Santos y Santas cuando vivían aquí [en la tierra] hubiesen sido interrogados si estaban exentos de pecado, todos hubiesen proclamado al unísono: «Si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañaríamos a nosotros mismos y no nos asistiría la verdad.
De la Naturaleza y de la Gracia.
San Agustin comprenderia esta Verdad, la Inmaculada Concepcion de Maria y tras Ello afirmaria:
¿Acaso la Virgen María -elegida para que de Ella nos naciera la salvación y creada por Cristo antes de que Cristo fuese en Ella creado-, no cumplía la voluntad del Padre? Sin duda la cumplió, y perfectamente. Santa María, que por la fe creyó y concibió, tuvo en más ser discípula de Cristo que Madre de Cristo. Recibió mayores dichas como discípula que como Madre.
Su Santidad Pio XII nos dice:
Frecuentemente se encuentran después teólogos y sagrados oradores que, sobre las huellas de los Santos Padres para ilustrar su fe en la Asunción, se sirven con una cierta libertad de hechos y dichos de la Sagrada Escritura. Así, para citar sólo algunos testimonios entre los más usados, los hay que recuerdan las palabras del salmista: «Ven, ¡oh Señor!, a tu descanso, tú y el arca de tu santificación» (Sal 131, 8), y ven en el «arca de la alianza», hecha de madera incorruptible y puesta en el templo del Señor, como una imagen del cuerpo purísimo de María Virgen, preservado de toda corrupción del sepulcro y elevado a tanta gloria en el cielo. A este mismo fin describen a la Reina que entra triunfalmente en el palacio celeste y se sienta a la diestra del divino Redentor (Sal 44, 10, 14-16), lo mismo que la Esposa de los Cantares, «que sube por el desierto como una columna de humo de los aromas de mirra y de incienso» para ser coronada (Cant 3, 6; cfr. 4, 8; 6, 9). La una y la otra son propuestas como figuras de aquella Reina y Esposa celeste, que, junto a su divino Esposo, fue elevada al reino de los cielos.
Uno de ellos fue Santo Tomas de Aquino y otro San Buenaventura, la Escolastica hecho Santos y Teologos de Cristo y su Santa Iglesia. Ellos afirman con Sumo Amor y Sumo Respeto:
Y de aquí puede constar que está allí (en la ciudad celeste) corporalmente... Porque, en efecto..., la felicidad no sería plena si no estuviese en ella personalmente, porque la persona no es el alma, sino el compuesto, y es claro que está allí según el compuesto, es decir, con cuerpo y alma, o de otro modo no tendría un pleno gozo.
San Buena Ventura. De Assumptione B. Mariae Virginis, sermón 1.
Por lo tanto, tan llena es de gracia que excede a los Ángeles en la plenitud de la gracia y por lo mismo justamente se llama María, que quiere decir "iluminada interiormente"; por lo cual dice Isaías 58, 11: “Llenará tu alma de sus esplendores”; y [también quiere decir] "iluminadora de los demás", en cuanto a todo el universo, por lo cual se le compara con el sol y la luna.
Santo Tomas de Aquino. Ave Maria. Comentarios.
Finaliza el Santo Padre, Pio XII y Vicario de Cristo, sobre quienes niegan con temeridad esta Verdad del Evangelio expresada por la Teologia.
La Iglesia ya desde hace muchos siglos, venera y celebra solemnemente este misterio mariano, dice: Esta sentencia está admitida ya desde hace algunos siglos y de tal manera fija en el alma de los piadosos fieles y tan aceptada en toda la Iglesia, que aquellos que niegan que el cuerpo de María haya sido asunto al cielo, ni siquiera pueden ser escuchados con paciencia, sino abochornados por demasiado tercos o del todo temerarios y animados de espíritu herético más bien que católico.
Ya tenemos pruebas Historicas y Teologicas. Todo basado en el Evangelio. No hay mas peros. Maria Santisima es Asunta al Cielo.