Buenísimo...
Pero Dios no es el padre de mis hijos ni el esposo de mí esposa y mucho menos es mí esposa.
Hay que darle a Dios lo que es de Dios y a la esposa lo que es de ella.
Muchos ponen a Dios a criar a sus hijos y a hacer feliz a su esposa.
Lo usan de empleado doméstico y de niñera.
Compañía de seguro.
En fin...
Hay de todo.
El Hogar donde Cristo es el Señor , no debería estar en la boca de los detractores.
Es un Hogar feliz.
Se respeta al Señor.
Y cada cónyuge cumple con su rol bíblico.
1Co 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Este versículo nos habla de igualdad, no solamente en la asamblea, sino que así también debe ser en el Hogar.
Nótese que Dios, debiendo ocupar el primer lugar en el orden que se nos presenta aquí, se lo cede al Hijo.
Este orden es la explicación por la cual afirmé:
El primer lugar es para Cristo en todo hogar cristiano.
Nótese también como el hombre y la mujer, ambos, están encerrados dentro de la esfera de autoridad entre el Hijo y el Padre.
Ambos nos aman, por eso estamos en medio de ellos.
Unilateralmente, no puedo abusar de mi esposa diciendo:
"Yo soy tu cabeza y tienes que someterte a mí"
Ella sabe que estoy hablando como si Cristo no fuera el Señor del Hogar, sino yo.
Llamo como testigo al Hogar de Abraham. Leemos:
"SIN TEMER NINGUNA AMENAZA"
1Pe_3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
Aquella ocasión en la cual el Hogar de Abraham y Sara fue bendecido con la Presencia de Dios, ambos se esmeraron por atenderlos bien, leemos:
Gén 18:6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.
Gén 18:7 Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo.
Gén 18:8 Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol,
y comieron.
Es cierto que Sara le pareció gracioso parir estando vieja y se rió:
Gén 18:12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?
PERO NO FUE POR INCREDULIDAD
Heb 11:11
Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
No leemos que Sara haya sido reconvenida por su risa.
Tampoco leemos sobre el trato que Abraham le dispensaba, como a vaso más frágil, y como a coheredera de la gracia divina, pero esto se hace patente por el trato de Sara a Abraham:
1Pe_3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor;
Este es el ejemplo de un Hogar donde el que mora es el Señor.
El Señor nos dice que echemos toda nuestra ansiedad sobre él, porque el tiene cuidado de nosotros (1P5:7).
No es que el sea una niñera.
Pero si nuestros hijos abandonan el Hogar para irse a clases, o para ir a la Universidad, nosotros como padres cristianos, debemos orar para que el Señor los guarde y los regrese al hogar sanos y salvos, porque sabemos los peligros que hay fuera de la casa.
Y Él lo hace.
Y un corazón agradecido, se postra cada vez que esto sucede, para expresar la gratitud hacia el Señor de la Casa y tal casa somos nosotros (Heb.3:6).
Y uno tiene que encomendarse al Señor todos los días, así sea para salir a la ciudad, o a cualquier lugar, o al trabajo, porque afuera hay uno que como león rugiente está buscando a quien devorar,
Y mucho más en estos tiempos de pandemia, orar al Señor para que no seamos contagiados y agradecerle porque ha cuidado de nuestros hijos, y por quien clamamos que no partan de este mundo sin Cristo, cuando aún no son creyentes.
El Señor no es un empleado doméstico.
Pero en los cielos no tenemos a quien acudir sino exclusivamente a Él, porque somos sus siervos, el nos compró a un precio muy alto.
Precio de dolor, de angustia, y lo hizo por amor a nosotros, aún antes de nosotros conocerle.
Esta madrugada, estuve pensando en un coro donde se hace notar que el peso de la cruz no se igualó con el peso de nuestros pecados que allí en el Calvario Él llevó.
¿Cuánto pesa un pecado?
El peso masivo del pecado de las generaciones anteriores a él.
Porque los santos del AT murieron con todos sus pecados encima. La sangre de los sacrificios solo cubrían temporalmente el pecado, tal como hace un gato con sus heces.
Esto lo aprovechó al diablo como un argumento judicial para someter sus almas bajo su dominio en el Hades. Leemos:
Heb 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
El peso masivo del pecado de las generaciones de su tiempo, también lo llevó sobre sí mismo.
Y algo que nos relaciona con ese peso del pecado de las generaciones futuras, fueron sus propias palabras:
Jua_10:16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
Él, estaba tomándonos en cuenta, no se olvidó de nosotros, aún sin haber nacido todavía.
El rebaño es la Iglesia y el Pastor es Él mismo, leemos:
Heb_13:20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
Que Dios nos ayude a considerar más el amor y la entrega de su Amado Hijo por nosotros.
Mar_7:37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo;
Que el Señor prospere este mensaje, para su Honra y Gloria.