Previamente el Señor les había anunciado la Obra de la Redención, leemos:
oh 6:51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Es un hecho claro que quién no se apropie de su muerte expiatoria no tienen vida espiritual y eterna...
¿Por qué razón?
Sencillamente porque no habrán aceptado que en el altar de la cruz, todos nuestros pecados fueron puestos sobre su carne (cuerpo) y no sobre el madero de la cruz como enseña la corrompida secta católica romanista.
Comer esta carne y beber esta sangre significa creer en Cristo. Participamos de Cristo y sus beneficios por fe. El alma que conoce correctamente su estado y su necesidad, encuentra en el Redentor, en Dios manifestado en carne, todas las cosas que pueden calmar la conciencia y fomentar la santidad verdadera.
Soy salvo por cuanto todos mis pecados fueron puestos sobre el cuerpo del Señor en el altar de la cruz...Dios envió el fuego de su Ira que consumió el Holocausto, leemos:
Psa_88:7 Sobre mí reposa tu ira,
Y me has afligido con todas tus ondas. Selah
Psa_22:14 He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
Por lo tanto, todos mis pecados fueron reducidos a cenizas...y esto ocurre cuando hemos entendido el evangelio de la gracia de Dios...donde una víctima inocente, el Cordero de Dios, paga en su Persona con su vida y con su sangre el castigo que nosotros merecíamos.
Un católico romanista no entiende esto...pues se le ha enseñado erróneamente que sus pecados son perdonados mediante una confesión auricular del curita de cabecera en la parroquia de su pueblo...y lo que es peor, que mediante una miserable hojuela de harina de trigo que llaman ostia, el cuerpo y la sangre de cristo se las puede comer para satisfacer Juan 6:53, sin entender que por el proceso digestivo, tal mentira queda reducida a mero excremento humano.
En contraste, la Iglesia de Cristo, cada primer día de la semana, hace memoria de la Obra de la Expiación mediante los sencillos simbolos del pan y del vino. Estas cosas fueron instituidas por Cristo mismo en el cenáculo poco antes de su Sacrificio Expiatorio.
Aquí no hay ninguna aberrante transustanciación...los mero simbolos del pan y del vino...nos invitar a caminar sobre terreno santo...el pan nos habla de sus sufrimientos tanto físicos como espirituales. La harina para hacer pan requiere ser amasada:
Psa_38:8 Estoy debilitado y molido en gran manera;
Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.
Isa_53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.(D)
Requiere ser humedecida:
Isa_50:6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
Mar_15:19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.
El pan requiere ser pasado por el fuego:
Psa_102:3 Porque mis días se han consumido como humo,
Y mis huesos cual tizón están quemados.
La copa con su contenido de vino...nos habla de su preciosísima sangre, leemos:
Heb_9:22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Act_20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Heb_9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Heb_13:12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Que los lectores espirituales saquen sus propias conclusiones.
Natanael1