Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?
Estimado daudhernandez. Saludos cordiales.
Hola amigo "Gabriel47" Dios te bendiga.
Donde dice:
¿Todas las ceremonias mosaicas?
¿Ley ceremonial, la cual ya había sido abolida por la muerte de Cristo y por tanto invalidada?
esto es alteracion al texto.
Los textos dicen sin alteraciones ni interpretación:
Hechos 15:1,5.
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Efesios 2:13,14.
Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
Pregunto, Bíblicamente:
*¿Cuál es la ley de Moisés? Los 10 mandamientos (El Pentateuco)
¿Cuál es la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas? Los 10 mandamientos (el Pentateuco)
Nadie en la Biblia hacia una diferencia entre ley ceremonial y moral, ni aun Cristo mismo, la ley es una unidad.
La Biblia no diferencia entre ley moral y ceremonial.
Por ejemplo, el gran mandamiento de la ley, no se encuentra en el Decálogo, sino fuera del mismo. Veamos Deut. 6:5 “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Igualmente, en Levítico 19:18 encontramos otro importante mandamiento que tampoco tiene nada de ceremonial;“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” Existen muchos más textos (aunque por no alargar citaremos unos pocos más: Ex. 22:21,22, 23:4,5, Lev. 19:16, Deut. 16:19) que corroboran que el Decálogo es sólo un breve resumen de muchas leyes morales que Dios dio a Israel, y por tanto, no es posible separarlo del resto de leyes morales, civiles, higiénicas, ceremoniales, etc. porque constituyen una unidad llamada la Ley. (véase en los siguientes textos como se usa el término “Ley” para referirse a varios tipos de leyes: 1 Cor. 14:34; Mat. 12:5; 22:36; Hechos 23:3.)
*LA LEY DE MOISÉS ES LA LEY DE JEHOVÁ.
La Biblia usa los términos “Ley de Moisés” y “Ley de Dios” indistintamente para referirse a la misma ley. 2. Crónicas 31:3, Josué 23:6: Num. 31:21
"Y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel" (Neh. 8:1). "Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día" (Neh. 8:18). "Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día" (Neh. 9:3). Los capítulos ocho y nueve de Nehemías describen un esfuerzo prolongado de parte de Nehemías y de sus socios de enseñar al pueblo. El pueblo le dijo a Esdras que trajera "el libro de la ley de Moisés" (8:1). El trajo "la ley" delante de la congregación (8:2). Leyó en el libro, y prestó atención el pueblo "al libro de la ley" (8:3), "las palabras de la ley" (8:13). Cada día leyó en "el libro de la ley de Dios" (8:18), "el libro de la ley de Jehová" (9:3).
Toda persona puede ver que estos términos se usan alternativamente; que se refieren al mismo libro o ley. Por lo tanto, no hicieron distinción los autores inspirados entre "ley de Moisés" y "la ley de Jehová". Aun lo escrito por Josué fue escrito en "el libro de la ley de Dios" (Jos. 24:26). Lucas, en un párrafo breve, usa estos términos alternativamente: "Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor) ...Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley... Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret" (Lucas 2:22-39).
Por tanto, nunca se deben separar partes de la ley diciendo que ellas fueron abolidas por Cristo, pues no se pueden abolir partes, ya que todos sabemos que la Ley constituye una unidad.
Podemos entender, pues, que "La Ley de Moisés", son tanto los mandamientos grabados en piedra, como aquellas ordenanzas, leyes y preceptos de todo orden que Dios dio al pueblo de Israel por medio de Moisés.
Dios me le bendiga.
Daudh
Respondo: Gálatas 3:19: "Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa, y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador". Como puede apreciarse, este pasaje aclara que existen dos leyes diferentes:
una que fue transgredida (
la ley de Dios),
y otra que fue añadida a causa de esas transgresiones (
la ley ceremonial). No puede entenderse que sea la misma ley la que se añadió y la que se transgredió, pues entonces la declaración de Pablo perdería todo sentido.
La distinción entre la ley moral y la ley ceremonial no es ningún invento de "los adscritos al adventismo", sino de los "adscritos al protestantismo", pues fue la teología protestante la que concluyó, desde sus inicios y antes de que existiera un solo adventista, que la doctrina bíblica presenta una clara diferencia entre una ley eterna y otra ley transitoria.
Martín Lutero, padre de la reforma protestante, asegura una clara diferencia entre las "disposiciones referentes a ceremonias o «
ley ceremonial»", y "la ley que rige el comportamiento moral o «
ley moral»", es decir, "el santísimo Decálogo, los Diez Mandamientos eternos de Dios".
Juan Calvino, al explicar la ley abolida que Pablo refiere en Efesios 2:14 y Colosenses 2:13, expone: "No puede haber duda de que él trata allí de las ceremonias, cuando habla del muro de división que separaba a Judíos y Gentiles", y aclara que en ese pasaje "la razón asignada por el Apóstol no se aplica a la Ley Moral, sino a las observancias ceremoniales solamente".
La Segunda Confesión Helvética (1566) define lo que entiende por la "Ley de Moisés": "La dividimos en razón de la perspicuidad en la ley moral, comprendida en las dos tablas de la ley o el Decálogo (Éxodo 20; Deuteronomio 5); la ley ceremonial, relativa a la adoración y los ritos sagrados; y la judicial, relativa a la política y la economía".
La diferencia entre la moral y la ceremonial la expresa de esta manera: "la ley es útil para mostrarnos todas las virtudes y los vicios, y para regular la vida de la nueva obediencia. Cristo no vino para destruir, sino para cumplir (Mat 5:17). Por lo tanto condenamos el Antinomianismo antiguo y moderno". En cambio, "la ley ceremonial de los Judíos fue un ayo y guardián para llevarlos a Cristo, el verdadero Libertador, quien la abrogó para que los creyentes no estuvieran más bajo la ley, sino bajo el evangelio de libertad".
La Geneva Bible Translation Notes (1575), al comentar Éxodo 25:2, establece que Dios, "después de la ley moral y judicial, les da la ley ceremonial, para que nada quedara a la invención del hombre", advirtiendo que "la ley moral es una ley perpetua de la justicia de Dios", y que en cambio en Hebreos 7:18, donde se declara abolida la ley por su debilidad e ineficiencia, se refiere exclusivamente a la ley ceremonial. Así, varios de los más conspicuos eruditos del protestantismo del siglo XVI (Miles Coverdale, Juan Foxe, Thomas Sampson, Christopher Goodman, Anthony Gilby, William Whittingham, y William Cole) quienes fueron los encargados de redactar los comentarios de esa edición, ya tenían clara la diferencia entre la ley ritual y la ley moral.
La Confesión de Westminster (1646), contempla en su capítulo XIX que Dios dio a Adán una ley, "comúnmente llamada moral… con la que lo limitó a él y a toda su posteridad a la obediencia personal, entera, exacta y perpetua". Para que no queden dudas sobre a cuál ley se refiere, nos aclara: "Esta ley, después de la caída, continuó siendo una perfecta regla de justicia; y así, fue entregada por Dios en el monte Sinaí en diez mandamientos, escritos en dos tablas; los primero cuatro mandamientos conteniendo nuestro deber hacia Dios, y los otros seis nuestro deber hacia el hombre".
La Declaración de Fe y Orden de Saboya (1658) suscribe al pie de la letra el artículo anterior, añadiendo que:
Además de esta ley, comúnmente llamada moral, Dios se complació en dar al pueblo de Israel leyes ceremoniales, conteniendo varias ordenanzas tópicas; en parte de adoración, prefigurando a Cristo, sus gracias, sufrimientos y beneficios, y en parte dando instrucciones de deberes morales. Todas estas leyes ceremoniales designadas para el tiempo de la reforma, han sido abrogadas por Jesucristo el verdadero Mesías y único legislador, quien ha sido ordenado por el Padre para tal fin.
En contraste con la transitoriedad de estas leyes ceremoniales, la Confesión de Saboya asegura que: "La ley moral obliga a todos, tanto a las personas justificadas como a las demás, a la obediencia; y eso no sólo en relación con lo que ella contiene, sino también con respecto a la autoridad del Creador, quien la dio: Cristo nunca la disuelve en su evangelio, sino que fortalece esta obligación".
La Confesión Bautista de Fe (1689) ratifica que Dios escribió los Diez Mandamientos en el corazón de Adán:
La misma ley que al principio fue escrita en el corazón del hombre continuó siendo una regla perfecta de justicia tras la caída, y fue entregada por Dios en el Monte Sinaí, en diez mandamientos, y escrita en dos tablas, los cuatro primeros conteniendo nuestro deber con Dios, y los otros seis, nuestro deber con el hombre.
De esto se desprende que según la fe bautista original, el hombre conocía el decálogo desde la creación, y que este código siguió vigente después de la caída.
Thomas Watson expone:
"Todas estas palabras" [Éx. 19:7]. Esto es, todas las palabras de la ley moral que usualmente se llama decálogo, o los diez mandamientos. Se le llama ley moral porque es la regla de vida y conducta… La ley moral es inalterable; todavía permanece en su fuerza. Aunque las leyes ceremoniales y judiciales están abrogadas, la ley moral dada por la propia boca de Dios es de uso perpetuo en la iglesia. Fue escrita en tablas de piedra, para mostrar su perpetuidad.
John Wesley observa que
la ley moral sirve para "descubrir y refrenar las transgresiones, para convencer a los hombres de su culpa, y de la necesidad de la promesa, y darles una prueba para el pecado. Y esta ley nunca pasa; pero la ley ceremonial sólo fue introducida hasta que viniera Cristo, la simiente por la que se hizo la promesa".
John Gill declara que la "ordenanza de la ley" mencionada en Números 19:2 "no es la ley moral, sino la de tipo ceremonial". Del mismo modo, para él "la palabra de Jehová" mencionada en Deu. 5:5 "no es el decálogo…, sino las otras leyes que fueron dadas después, las de tipo ceremonial y judicial". La diferencia entre la ley moral y la ceremonial la explica Gill así: "la ley ceremonial está abolida absolutamente, y la ley moral dejó de ser un pacto de obras, aunque continúa como regla para caminar y conversar".
Matthew Henry, al comentar Levítico 27:26-34, también llega a la conclusión de que no hay una sola ley:
"Muchos de estos mandamientos son morales, y de perpetua obligación; otros eran ceremoniales y peculiares de la economía Judía". Por eso es que Henry declara por un lado que "
la Ley ceremonial de Moisés está muerta y sepultada en la tumba de Cristo", mientras que de la ley moral dice:
La ley todavía es útil para convencernos de lo que ha pasado, y nos dirija al futuro; aunque no podemos salvarnos por ella como un pacto, todavía la tenemos, y nos sometemos a ella, como una regla en la mano del Mediador, subordinada a la ley de la gracia; así que lejos de deshacer la ley, establecemos la ley. Que consideren esto aquellos que niegan la obligación de la ley moral en los creyentes.
Adam Clarke, comentando 1 Timoteo 1:9, distingue: "Hay una ley moral así como una ley ceremonial". Al comentar Gálatas 5:13, aclara: "El Evangelio proclama la libertad con respecto a la ley ceremonial: pero todavía te obliga aun más a la ley moral. Ser libertados de la ley ceremonial es la libertad del Evangelio; pretender libertad de la ley moral es Antinomianismo".
A. R. Fausset, al definir el término veterotestamentario de la "ley" observa la siguiente diferencia: "el Decálogo dio el tono moral a todo el resto de la ley, mientras que la parte ceremonial enseñó simbólicamente la pureza, como se les pide a los verdaderos hijos del reino de Dios", y establece que "los preceptos morales son eternamente obligatorios, porque se basan en el carácter inmutable de Dios... Su preeminencia se marca por ser la primera parte revelada; no como el resto del código dado por medio de Moisés, sino por Jehová Mismo, acompañado de ángeles; escrito por el dedo de Dios, y en tablas de piedra para marcar su permanencia".
M. G. Easton define una parte de la ley como "La Ley ceremonial", la cual "prescribe bajo el Antiguo Testamento los ritos y ceremonias de adoración"; en tanto "La Ley Moral, es la voluntad de Dios revelada como conducta humana, obligatoria a todos los hombres hasta el fin del tiempo".
W. E. Vine asegura por su parte que "la ley de Moisés se puede dividir entre lo ceremonial y lo moral".
El autor congregacionalista Reuben Aarcher Torrey divide la ley en "Moral, expresada en los diez mandamientos", y "Ceremonial, relacionada con la manera de adorar a Dios". Añade además otras leyes, como las civiles, usadas para la administración de la nación de Israel.
El Nuevo Diccionario Bíblico Certeza señala que, "para Israel, las estipulaciones básicas de su pacto fueron los Diez Mandamientos, en realidad una ley moral como expresión de la voluntad de Dios; y las obligaciones pactuales detalladas adquirieron la forma de un estatuto «civil» arraigado en la ley moral de los Diez Mandamientos". Esta obra establece una diferencia fundamental entre la ley moral y la ceremonial, entendiendo por la primera los Diez Mandamientos, y la segunda el sistema de ritos y sacrificios.
Arthur Walkington Pink, por su parte, asegura:
Está claro lejos de toda duda que los Diez Mandamientos, la ley moral de Dios, fueron nítidamente distinguidos de la "ley de Moisés". La "Ley de Moisés," exceptuando la Ley moral incorporada en ella, no atañía a nadie más que a los Israelitas, o Gentiles prosélitos. Pero la ley moral de Dios, a diferencia de la Mosaica, atañe a todos los hombres.
La International Standard Bible Encyclopedia, al presentar los capítulos 17-26 de Levítico como una sección dedicada a la santidad, señala: "…ésta trata mucho con los deberes morales: Lev 19 y 20 son prácticamente una expansión del Decálogo; pero también trata más que ellos con lo ceremonial. Con respecto a ambos se establece el motivo de regla de obediencia, "Sed santos, porque yo soy santo".
Por su parte, Ernest C. Reisinger expone:
La ley moral fue escrita en el corazón de Adán en la creación… En el Monte Sinaí, Dios graciosamente dio un registro explícito de esa perfecta ley moral en la forma de los
Diez Mandamientos.
Estos fueron escritos por Dios mismo (Ex. 32:15, 16),
a diferencia de las leyes civiles y ceremoniales que Moisés escribió bajo su dirección. Aunque dados a los hijos de Israel después de su liberación de Egipto, ellos encierran lo que se esperaba que observaran Adán y Eva. Por lo tanto, proceden de la creación y son obligatorios para todas las personas en todo tiempo y lugar. Son fijos, modelos objetivos de justicia, y así todo el mundo debería interesarse en su deber con el Dios Altísimo, el Creador y juez de toda la tierra, quien requiere una obediencia perpetua y perfecta a su voluntad.
Todos estos autores protestantes atestiguan fehacientemente que fue el protestantismo el que distinguió la ley moral –
los Diez Mandamientos– de la ley ceremonial, y que históricamente el protestantismo genuino defendió la vigencia del decálogo ante las corrientes antinomianistas.
Fue precisamente del protestantismo que el adventismo aprendió esta distinción entre la ley moral y la ceremonial. Fue de allí que los adventistas aprendieron a diferenciar el carácter permanente de los Diez Mandamientos del carácter transitorio de la ley ceremonial. Si el protestantismo evangélico de la actualidad se ha alejado de esta enseñanza bíblica, ello sólo significa que no retuvo la doctrina que había recibido (2 Tes. 2:15). Esto no es sino el pleno cumplimiento de la profecía: "
vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas". (2 Tim. 4:3, 4).
A mediados del siglo XIX, para los adventistas no había duda de que la ley de Dios era eterna y seguía vigente, tal como la más connotada erudición protestante enseñaba. Pero había un detalle: allí donde la Biblia decía "sábado" los protestantes entendían "domingo". Era un pequeño pero importantísimo detalle, ya que el cuarto mandamiento no ordena "un día de la semana será de reposo",
sino "el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios" (Reina Valera, 1909).
Fue entonces evidente que debía volverse a la palabra escrita, y guardar el día que Dios con tanto énfasis ha indicado en las Escrituras, en lugar de observar el día que impone Roma. Así que fue de la teología protestante que los adventistas aprendieron de la eternidad de la ley moral, y la vigencia del sábado de Jehová, lo cual les resultó muy fácil de comprobar con las Escrituras."
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo