Gracias nuevamente por las preguntas.Por otra parte, hablas de Jesús y el Logos como seres distintos ¿Podrías explicar cómo ocurrió la manifestación o transformación, según tu fe? ¿Jesús nació como simple hombre o como divino? Si nació como simple hombre ¿En qué momento Dios se manifestó en él? Y al morir ¿Qué sucedió con el Jesús que tú llamas histórico?
Antes que nada comienzo diciendo que para la Fe Baha'i la naturaleza de Cristo, la naturaleza del alma humana, y la esencia de Dios, son misterios insondables para nuestra mente. Nos limitamos a usar analogías, metáforas, modelos, para intentar acercarnos a lo inefable.
Habiendo dicho esto, aquí voy:
El Logos no es un individuo aparte, con una mente o personalidad distinta a la de Dios. El Logos es La Palabra.
Así como no podemos separar la luz del sol del sol, pero a la vez reconocemos que "luz del sol" y "sol" no son sinónimos perfectos, así es más o menos con Dios y su Palabra.
Permíteme intentar profundizar en la metáfora más o menos como la presenta Bahá'u'lláh o al menos como yo la entiendo a partir de sus escritos:
El sol es Dios, y su luz es La Palabra (Logos). Desde que nuestro sol es sol, emite luz. De hecho, en el momento en que comenzó a emitir luz podemos hablar de que el sol es sol, pues es inherente a un sol emitir luz. Si no fuera por la luz del sol, no conoceríamos el sol. Es como si no existiera para nosotros, porque no disfrutaríamos de la vida en la Tierra.
Así que si una persona quiere usar "luz del sol" y "sol" como sinónimos, para todo fin práctico tendrá toda la razón. Pero la luz del sol no es un ente aparte del sol. No tendría existencia propia fuera del concepto "sol".
Jesús, en tanto hombre y personaje histórico, fue como un espejo perfecto que reflejó ante los hombres la luz del sol en medio de un cuarto oscuro.
El espejo no es la luz. El espejo tampoco es el sol. Pero el hombre no conocería el sol sino fuera por el espejo. Así que cuando un hombre ve al sol reflejado en el espejo puede decir con justa razón, para todo fin práctico "Miren, aquí está el sol".
La Biblia usa tres verbos para referirse a este fenómeno maravilloso:
- Que La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1:14)
- Que la Plenitud de Dios habitó en la corporeidad de Jesucristo (Col 2:9)
- Que Dios se manifestó en carne (1 Tim 3:16)