Violeta, intentaré aclararle que quise expresar y espero no generar equívocos. En primer lugar le aclaro que no no soy apologista romano, nunca intentaría llevar a alguien hacia la idolatría.
Paso a explicarle que es lo que dije: Lutero en un primer momento enfrentó las desviaciones doctrinales y la corrupción moral de Roma, pero a medida que la reforma evolucionaba se vió atrapado entre presiones e intereses políticos que lo condicionaron. La doctrina de la justificación es cierta, pero incompleta, y da lugar a muchas ambigüedades. En primer lugar, eso de jugar con que hay una fe soteriológica y otra fe vivida es una división que sólo existe en el plano de la lógica y de la razón, pero que no se transfiere al plano real, ya que la fe se concretiza, se hace real en seres particulares, en un aquí y ahora, que la hacen presente a través de sus palabras y de sus hechos.
El error más perjudicial de esta doctrina es el campo libre que deja a malas interpretaciones con su afirmación de "una vez salvos, no hay vuelta atrás", con lo que se comete el error de seccionarle a la Fe su dimensión práctica, haciéndola ver como un segundo tipo de Fe, siendo que la praxis es una dimensión inescindible de la Fe, aunque en el plano de la razón podamos distinguirlas, no es correcto afirmar que la persona tiene una fe soteriológica y una fe práctica, ya que la Fe es una sóla y si le falta uno de esos aspectos se destruye el ente "FE", para ser sólo una creencia sin incidencia ni efecto sobre mi corazón.
Esto, en muchas comunidades (y que quede claro que no en todas), desemboca en un "antinomianismo práctico no doctrinal" (conducirse como si Dios no existiera). No todo los conversos tienen la oportunidad de alcanzar una formación amplia para entender el espíritu de la reforma, entonces el "sólo Gracia" se vuelve muchas veces lo que no es (licencia para pecar, cosa que ocurre en muchas comunidades, no en todas).
En cuanto a la doctrina de la Justificación en sí, en mi opinión Lutero le dió preponderancia a determinados pasajes del Evangelio (los que hablan del "sólo creer" por sobre los que hablan de no hacer el mal, como Mt 19: 16-21). E hizo prevalecer el mensaje de determinadas epístolas (Romanos, Gálatas) por sobre la de otras como Santiago, el mensaje global de las cartas de Juan), cosa que nadie tiene autoridad de hacer. Es innegable que el ejemplo de Abraham que utiliza Pablo para afrimar la Justificación por Fe, Santiago lo utiliza para afirmar la Justificación por Fe y Acción, a pesar de que Lutero y otros lo disfracen intelectualmente afirmando que una es fe soteriológica, y la otra es fe vivida, cuando en verdad hay sólo Fe, y lo lógico sería mirar el mensaje de manera global, la Fe de la que habla Pablo, si no obra en consecuencia, dice Santiago, no es verdadera, y una fe falsa y muerta, ¿podrá salvar a alguien?.
Y no dejo de ver que Lutero escogió aquellos pasajes del NT que le sirvieran de andamiaje a su doctrina, dejando de lado los que no la respaldan, dando interpretaciones retorcidas y rebuscadas a estos últimos. Un caso emblemático es el de las cartas de Juan, es muy común escuchar como son citados a cada instante los tres o cuatro versos de esas epístolas que hablan del perdón de los pecados y de la abogacía de Jesucristo ante el Padre, pero Juan en esas cartas usó el 90 por ciento de sus palabras para exhortarnos a vivir rectamente, ¡Y de eso es bien poco lo que se cita!.
Y el caso ejemplar por excelencia es el de Mateo 7: 21-23, donde Jesús dice que no basta con reconocerlo como Señor y que los hacedores de maldad no entrarán al Reino de los Cielos. Es casi infantil la explicación que dan algunos sobre el concepto "maldad" en boca de Jesús, desvían el mensaje afirmando que Jesús no se refería al pecado. La verdad es que "Maldad" es un concepto, y los conceptos los formamos haciendo abstracción de hechos particulares y concretos. Llegamos al concepto "maldad" porque hay seres concretos, con nombre y apellido, que cometen actos malos: "Fulano robó", "Fulano asesinó", "Fulano es adúltero", "Fulano es idólatra". A eso se refiere el concepto maldad, al mal que hace un ser concreto en un espacio y tiempo determinados.
Y Jesús dijo que los que hicieran el mal (no discriminó si eran creyentes o no lo eran) no entrarían al Reino de los Cielos. Lo mismo que dice Pablo en 1 Co 6: 9-10.
El error de Lutero fue fragmentar la PALABRA tomando como eje único la doctrina de la Justificación, siendo que Jesús habla de dos vivencias para llegar al Reino de los Cielos (Lc 10: 25-37): Amar a Dios por sobre todas las cosas (aceptar a Jesús), y amar al prójimo como a uno mismo (si mirás Romanos 13: 8-10, verás que Pablo asevera que el que ama a su prójimo a la vez cumple con los mandamientos).
La Gracia de la Justificación es cierta, pero lamentablemente disminuye el compromiso de vida que todo converso tiene que vivir, dejando la Santidad que nos da el Espíritu Santo como algo accesorio y secundario ("total ya soy salvo") y en muchas comunidades es común ver que todo queda en la oración de aceptación de Jesús como único salvador, mientras que en los hecho es negado. Repito, reitero, y digo hasta el cansancio que esto no ocurre en todas las comunidades.
Es de necios afirmar que a Dios le da lo mismo que los cristianos que ya estamos caminando en vida comunitaria seamos deshonestos, falsos, corruptos, adúlteros, etc., total ya creemos y tenemos fe. Eso es destruir la escala de valores del cristianismo, cuya mayor fuerza siempre residió en cambiar corazones. Dios nos llama constantemente en su PALABRA a dejar el mal y hacer el bien, por ejemplo, el capítulo 12 de Romanos, o Filipenses 4: 1-9, 1 Tim 6: 11, y hay muchos más.
Jesús no fue tibio, a todos los que vivían en pecado los llamó a un cambio de vida, a Zaqueo (Lc 19: 7-10), a la adúltera (Jn 8: 11), a todos ellos les dijo: "No pequen más". No les decía: "Reconozcánme como Señor y sigan viviendo como hijos de las tinieblas"
Es claro el llamado al cambuio de vida.
Si adhiriera a la doctrina de Hegel, diría que la postura de las iglesias Católica y Ortodoxa fue una Tesis del cristianismo, la postura de la Reforma fue la antítesis, por lo que aún falta que se produzca la síntesis que supere a las dos posturas anteriores. Algo así como la "Reforma de la Reforma", en la que prime el equilibrio entre Gracia que Justifica y Gracia que santifica al converso (ésta última tiene como regla objetiva los Diez Mandamientos). Y que sea una "reforma de la reforma" hecha con libertad y objetividad (sé que es difícil, y según la psicología moderna, imposible lo de objetividad), sin condicionamientos políticos.
Hermana Violeta, quizás pienses ¿de qué habla este cristiano? En mi comunidad no tomamos la Gracia como una licencia para pecar. Hermana, ya lo sé, pero creeme que hay comunidades en las que ocurre eso de dejar los "Diez Mandamientos" como pieza de museo dadas las interpretaciones del "Ya soy salvo". Es un error olvidar que la PALABRA dice que una fe muerta no salva a nadie (Stg 2: 14), y no juguemos con esa distinción mental de fe soteriológica y fe práctica, la Fe es una, y si se le anula uno de sus componentes deja de ser tal (por ejemplo, como ocurre con el agua, con la razón distinguimos que está formada por hidrógeno y oxígeno, y los separamos como dos elementos diferentes, pero si los separaramos en la realidad, el agua dejaría de ser agua).
Creo que para alcanzar el equilibrio todos deben ceder en algo, los católicos en sus dogmas y algunas doctrinas; y los reformistas en su doctrina incompleta de la Salvación, agregándole con firmeza y sin titubeos aquello de que "sin santidad nadie verá al Señor" (Heb 12: 14), afirmación que también está en la Biblia, y que nadie me venga con que la santidad de la que habla es para los no creyentes, porque la PALABRA en ese texto no discrimina.
No alcanza con decirle a Jesús "Señor, Señor, .. (Mt 7: 21-23)para entrar al Reino de los Cielos (Él no discriminó entre creyentes y no creyentes, se refirió a todos), Él lo dijo, y no digan que no dijo lo que dijo. Yo, le creo a Él antes que a cualquier interpretación.
Dios los bendiga.