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Sacrificio de sangre: Si es un símbolo, ¿qué significa?
11 November 2008 |
Jean Sheldon
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(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)
¿Por qué los israelitas ofrecieron millones de sacrificios a fin de encontrar el perdón? ¿Cómo podía glorificar a Dios la sangre que se derramaba y se aplicaba al santuario diariamente cada año? Con espacio limitado para abordar este enorme tema, he decidido tratar un solo aspecto: la sangre de los sacrificios.
¿Por qué la sangre?
Los antiguos textos rituales dan poca información en cuanto al significado de los ritos realizados, por lo que debemos sacar algunas conclusiones de lo poco que se ha dicho. En Levítico, la declaración más clara con respecto a la sangre está vinculada a la prohibición de comerla. “Porque la vida de la carne está en su sangre, y os la he dado para hacer expiación por vuestras vidas en el altar, porque, como la vida, es la sangre la que hace expiación” (17:11, Nueva Versión Estándar Revisada). Aquí la sangre hace expiación, y eso se debe a que la vida está en ella; pero debido a que esa sangre es derramada, también puede representar la muerte.
Entonces, ¿de qué manera la sangre hace expiación, si representaba a la vida y también a la muerte? Recurriendo a otras antiguas creencias del Cercano Oriente, algunos han llegado a la conclusión de que representa apaciguamiento. Si bien puede ser apaciguamiento en determinados contextos, el significado de la palabra
kpr (“expiar”) en ninguna parte, en el Levítico, se aplica directamente a Dios como un ser que necesita ser apaciguado. Por el contrario, la expiación se aplica únicamente al pecado. Además, el verbo se utiliza en una forma (
kipper) que se correlaciona directamente con el término
kuppuru de la lengua acadia, que significa “frotar o limpiar”. Por lo tanto, el término hebreo sugiere el concepto de purificación o limpieza.
El Nuevo Testamento hace eco de este significado.
La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). Una multitud celestial lava sus ropas y las emblanquece en la sangre del Cordero (Apoc. 7:14). Esta declaración es paradójica (¿cómo se pueden emblanquecer unas prendas de vestir en la sangre?). Es necesario reconocer que se trata de una metáfora. Entonces, ¿cómo hace la sangre de Jesús, metafóricamente hablando, para limpiarnos del pecado?