Creo que esto va aquí:
EL MITO DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA CATÓLICA
El Magisterio del Catolicismo Romano es la autoridad de enseñanza especial de la Iglesia misma. De acuerdo con las doctrinas católicas, esta autoridad de enseñanza reside sólo dentro del Papa y los obispos católicos. Esto implica que sólo aquellas declaraciones doctrinales que proceden de la Iglesia Católica Romana (ICR) pueden ser verdad. También significa que, a veces, la autoridad de enseñanza de la ICR es exclusivamente libre de error, una propiedad llamada "infalibilidad".
El magisterio católico opera en diferentes niveles. Las opiniones generales del Papa y los obispos son consideradas con autoridad, pero no infalibles. Los católicos están obligados a estar de acuerdo y obedecer este tipo de declaraciones, pero la ICR no garantiza que las mismas estén exentas de errores. Cuando los obispos y el Papa están de acuerdo en un asunto doctrinal, cuando hay un consejo oficial, o cuando el Papa habla ex cathedra, tales pronunciamientos se consideran con autoridad e infalibles. Las declaraciones ex cátedra son creencias obligatorias para todos los católicos y se afirma que son completamente libres de cualquier error o malentendido.
El catolicismo afirma que este magisterio es necesario porque, sin el mismo, la humanidad no puede entender correctamente la revelación de Dios. Sin un magisterio libre de errores, estaríamos dependiendo de la interpretación humana, falible y limitada. El catolicismo también afirma tener un respaldo bíblico para su punto de vista, citando 1 Timoteo 3:15 y los comentarios de Jesús a Pedro. Esta es una defensa delgada, en el mejor de los casos, así que que el argumento principal para el magisterio viene del concepto católico de la tradición de la iglesia. Aquí tenemos un claro ejemplo de razonamiento circular (el magisterio viene de la tradición y la tradición la enseña el magisterio).
La necesidad del magisterio debe ser cuestionada. Afirmar la necesidad de un magisterio sugiere que Dios escogió revelarse de forma incompleta y de una manera tal que la humanidad no podía entender sin revelación adicional dependiente del ser humano. Pero el catolicismo no puede proporcionar evidencia infalible para el magisterio infalible, por lo que una persona debe confiar en su propio razonamiento falible para creerlo. En ese caso, ¿por qué no confiar en nuestro razonamiento para interpretar la Palabra de Dios directamente? Si la razón, la evidencia y la guía del Espíritu Santo puede llevar a una persona a una verdad particular, ¿por qué Dios restringiría eso a sólo unas pocas personas con respecto al tema más importante de todos?
Además, el concepto católico del magisterio contradice la Biblia, que dice que Dios ha revelado lo suficiente de sí mismo a tal punto que debemos buscarlo; que aquellos que no lo hacen no tienen excusa (Romanos 1: 18-20). Su rechazo no puede ser atribuido a "malas interpretaciones", sino en la negativa a aceptar lo que Dios ha revelado (1 Corintios 2:14).
La idea de confiar en la mera autoridad de los hombres, más que en la razón y la evidencia de la naturaleza y la Escritura, también contradice los principios bíblicos. En repetidas ocasiones, a la humanidad se le dice que siga la evidencia y la Palabra escrita (Juan 10:35; Hechos 17:11; 1 Timoteo 2:15). Se nos exhorta a probar los espíritus (1 Juan 4: 1), confrontar falsas enseñanzas (1 Timoteo 6: 3-4), y evitar el mal razonamiento (Colosenses 2: 8). En ningún momento se nos llama a aceptar alguna enseñanza simplemente porque "la iglesia" así lo dijo. De hecho, se nos advierte explícitamente que incluso los mensajeros que parezcan más piadosos pueden llevar mentiras (2 Corintios 11: 13-14; Gálatas 1:8). Esto significa que tenemos que ser cautelosos y que somos personalmente responsables de nuestras creencias (Hebreos 5:13; Romanos 14: 5).
En la práctica, el concepto del magisterio también encuentra problemas. Adentro del catolicismo, se suele debatir sobre exactamente qué declaraciones son o no son infalibles, y en qué circunstancias las declaraciones nuevas deben considerarse infalibles. La garantía más fuerte de la infalibilidad es la de un Papa hablando ex cathedra, sin embargo, este concepto no fue definido formalmente por del catolicismo hasta 1870. Y, este poder del papa sólo se ha utilizado una vez desde entonces, en 1950, para declarar que María fue resucitada corporalmente y ascendió al cielo. Si tales declaraciones son poco frecuentes, no suelen tratar cuestiones fundamentales, y están en disputa incluso dentro del catolicismo, ¿cuál es el punto en afirmar la existencia de un magisterio infalible en absoluto?
La capacidad de excusar errores en el magisterio también hace que la doctrina sea problemática. Numerosos decretos de la Iglesia Católica se han cambiado, modificado o derogado abiertamente en los siglos desde Cristo. En todos los casos, hay razones -con distintos grados de fuerza- dadas para explicar por qué los pronunciamientos alterados no estaban realmente destinados a ser infalibles. Pero esto, de nuevo, plantea la pregunta de si la doctrina es significativa en absoluto. Si se utiliza muy poco, es rara vez defendible en la práctica, y es fácilmente descartada cuando se encuentran errores, entonces es poco práctico creer en la misma en primer lugar.
Hay un enfoque más razonable, escritural, y práctico a la Verdad que el magisterio católico. Este es la renovación de la mente de cada creyente (Romanos 12: 2), bajo sumisión al Espíritu Santo (Juan 14: 16-17), junto con una búsqueda honesta de la verdad (Juan 8:32; Mateo 7:7). Dios ha revelado lo que necesitamos saber por medio de su creación (Salmo 19:1; Romanos 1: 19-20) y en su Palabra (Juan 20:31; 2 Timoteo 3: 15-16), no en la autoridad de hombres falibles.