No se puede negar que Jesús sabía, creyó y advirtió sobre la realidad absoluta del infierno.
No lo niego, mi hermano.
El infierno es algo muy real. Lo cual no quiere decir que sus descripciones y metáforas (“gusano que no muere”), lo sean, pues Jesús usó muchas metáforas en sus explicaciones.
Recuerda que
la misericordia de Dios es también algo muy real, y que su propósito de que “nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” también es algo muy real.
“Tu reto no es intelectual sino de voluntad. Tu te reusas a creer en la palabra de Dios en las escrituras y has optado por una interpretacion del mundo y de tu manera de vivir que satisface tus necesidades filosoficas y existenciales”
Apreciado
@Leall:
Tales necesidades “filosóficas y existenciales” son las que el Espíritu Santo han puesto en mi conciencia y en la tuya.
Por supuesto que la sana doctrina debe satisfacer mis “necesidades filosóficas y existenciales”, como debe satisfacer las tuyas.
Como te he explicado en otros momentos, la noción natural del bien y del mal que Dios ha inscrito en nuestra conciencia a cada humano ANTECEDE y PRECEDE cualquier lectura de la Biblia.
No es mediante Sola Scriptura que sabes que está mal, por ejemplo, torturar a un judío por la eternidad solo por sus convicciones religiosas. Más bien, tanto el esquimal como el indígena del Amazonas SABEN que eso está mal, sin haber leído la Biblia.
Las Escrituras deben ser interpretadas a la luz de tales intuiciones morales, y no al revés.
De otra manera, ningún indígena precolombino podría ser juzgado.
Si te das cuenta, los autores de las Escrituras presuponen que sus lectores tienen una idea de la justicia y del bien, y por eso es que las Escrituras resultan MORALMENTE INTELIGIBLES. Es decir, no nos hablan en chino cuando se refieren a “justicia” o “amor”.
Más bien,
si algo de lo que leemos nos choca interiormente, lo más probable es que no estamos interpretándolo correctamente.
En cambio, si arde nuestro corazón, como ardió el de los discípulos camino a Emaús, es que Cristo nos habla.
sin tener que doblegar la rodilla ante Cristo Jesus el Hijo de Dios.
Yo doblo mi rodilla ante Cristo Jesús Hijo de Dios.