Me permito compartir la siguiente analogía, @Leall, para intentar ilustrar cómo concibo la soberanía y el amor divino, así como la libre elección.
Dos individuos, A y B, desobedecen la instrucción del Médico Divino y se alcoholizan durante años, hasta presentar cirrosis hepática. Ambos están sufriendo los resultados de su decisión: están muy débiles, vomitando sangre, sintiéndose aletargados, acumulando líquido en el vientre.
El Médico Divino acude personalmente a cada uno de ellos y los intenta de persuadir en dejar el alcohol y someterse a un tratamiento en su clínica.
El paciente A se burla y le pide que se aleje para seguir bebiendo a sus anchas.
El B lo escucha por unos minutos más. El Médico Divino lo toma del brazo y lo exhorta a dejarse llevar en la ambulancia a su clínica. B accede y en la clínica se restaura su salud.
Mientras tanto, "A", quien lo rechazó, sigue sufriendo, cada vez más y más. Ninguno de los remedios que intenta surte efecto.
El Médico Divino, sin embargo, tiene como propósito personal no dejar sufrir a ninguno de sus pacientes. Así que acude nuevamente con el paciente A, el rebelde, e intenta otro método, pone otros ejemplos, e insiste una y otra vez. Como parte de su nuevo método, le hace ver cómo su sufrimiento actual es resultado de su rechazo. Finalmente "A" accede a ser tomado por el brazo para que el Médico lo traslade a su clínica.
Con esta analogía, quiero poner en relevancia 4 cosas:
- Mientras el paciente rebelde se mantuvo en su rebeldía, estuvo perdido, sufriendo en su propio infierno las consecuencias de sus propias decisiones, mientras que el paciente que accedió primero estuvo disfrutando de salud, en el paraíso, bajo los cuidados del Médico Divino.
- El Médico Divino tiene la prerrogativa de decidir a quién tomar del brazo primero, y a quién dejar sufrir por más tiempo para que se convenza, mediante su sufrimiento, del origen de su problema y de la solución.
- El Médico Divino tiene un propósito: sanar. Por eso es Médico.
- El Médico Divino es infinitamente sabio: sabe curar, y sabe persuadir a sus pacientes.