Re: REFLEXIONES .....
Promesas hay muchas. Promesas de políticos, de religiosos o de filósofos. Pero las promesas más grandes que pueden llegar a nuestros oídos y a nuestro corazón son las promesas de Dios. Si, el Único y verdadero Dios, quién hizo los cielos y la tierra, nos hace promesas.
Nuestro corazón vibra como el corazón del niño que escucha de los labios de su Padre una buena y bonita promesa. La promesa que nos hace vivir en alegría hoy es esta: “Y me llamaras en el día de la turbación y yo te rescataré y te honraré”.
Tres cosas maravillosas se encuentran en este versículo. Primero, Dios nos oirá. Segundo nos rescatará y tercero nos honrará.
Porque esta promesa? Dios sabe que no solamente tendremos momentos difíciles en el mundo que vivimos, sino que también tenemos un enemigo que busca y quiere nuestra destrucción y él, tratara de crear confusión y turbación. Como cristianos debemos recordar que no solamente debos ser vencedores del mundo, sino vencederes del enemigo espiritual.
Se que una de las turbaciones que podemos tener hoy es que el enemigo nos querrá acusar de nuestro pasado y querrá quitarnos la visión del presente. Pero, hoy podemos clamar a Dios y él promete escucharnos…no solamente el nos escuchará sino que nos rescatará. Su mano se extenderá hacia nosotros como se extendió hacia Pedro cuando este se hundía en el mar.
El Señor promete hoy no solamente escucharnos y rescatarnos sino también honrarnos. El enemigo de nuestra alma quedará avergonzado, porque luego de el Señor rescatarnos el promete honrarnos. Si Dios promete honrarnos, ¿que nos queda sino es honrarlo también a Él. ?
Si hoy Dios promete , escucharnos, rescatarnos y honrarnos, esto implica que para que estas tres cosas sucedan en nosotros como una bendición y misericordia divina, nosotros necesitamos hacer tres cosas para que esto acontezca.
Una es clamar a Dios y clamar a Dios significa dependencia total…Segundo necesitamos abandonarnos en su mano en el momento del rescate. No ppdemos intentar salir solos de esto, lo mejor que podemos hacer es quedarnos quietos mientras él nos rescata, porque si no nos quedamos quietos podemos prolongar el momento de nuestro rescate y finalmente humillarnos, en el momento en el que nos honre, lo que debemos hacer es humillarnosy desalojar de nuestra vida el orgullo.
“Y me llamarás en el día de la turbación y yo te rescataré y te honraré” Salmo 50:15.
Promesas hay muchas. Promesas de políticos, de religiosos o de filósofos. Pero las promesas más grandes que pueden llegar a nuestros oídos y a nuestro corazón son las promesas de Dios. Si, el Único y verdadero Dios, quién hizo los cielos y la tierra, nos hace promesas.
Nuestro corazón vibra como el corazón del niño que escucha de los labios de su Padre una buena y bonita promesa. La promesa que nos hace vivir en alegría hoy es esta: “Y me llamaras en el día de la turbación y yo te rescataré y te honraré”.
Tres cosas maravillosas se encuentran en este versículo. Primero, Dios nos oirá. Segundo nos rescatará y tercero nos honrará.
Porque esta promesa? Dios sabe que no solamente tendremos momentos difíciles en el mundo que vivimos, sino que también tenemos un enemigo que busca y quiere nuestra destrucción y él, tratara de crear confusión y turbación. Como cristianos debemos recordar que no solamente debos ser vencedores del mundo, sino vencederes del enemigo espiritual.
Se que una de las turbaciones que podemos tener hoy es que el enemigo nos querrá acusar de nuestro pasado y querrá quitarnos la visión del presente. Pero, hoy podemos clamar a Dios y él promete escucharnos…no solamente el nos escuchará sino que nos rescatará. Su mano se extenderá hacia nosotros como se extendió hacia Pedro cuando este se hundía en el mar.
El Señor promete hoy no solamente escucharnos y rescatarnos sino también honrarnos. El enemigo de nuestra alma quedará avergonzado, porque luego de el Señor rescatarnos el promete honrarnos. Si Dios promete honrarnos, ¿que nos queda sino es honrarlo también a Él. ?
Si hoy Dios promete , escucharnos, rescatarnos y honrarnos, esto implica que para que estas tres cosas sucedan en nosotros como una bendición y misericordia divina, nosotros necesitamos hacer tres cosas para que esto acontezca.
Una es clamar a Dios y clamar a Dios significa dependencia total…Segundo necesitamos abandonarnos en su mano en el momento del rescate. No ppdemos intentar salir solos de esto, lo mejor que podemos hacer es quedarnos quietos mientras él nos rescata, porque si no nos quedamos quietos podemos prolongar el momento de nuestro rescate y finalmente humillarnos, en el momento en el que nos honre, lo que debemos hacer es humillarnosy desalojar de nuestra vida el orgullo.