Atanasio, Historia Arianorum, V, 35
Atanasio, Historia Arianorum, V, 35
Quisiera hacer notar la obvia falacia del título "¡La Iglesia Oriental Afirma la Primacía de Pedro y el Papado!"
Como suele ocurrir en la prensa amarilla, lo que dice en el título no se corresponde con lo que aparece en el texto.
Que los Padres orientales, al igual que los occidentales, considerasen a Pedro el principal de los Doce es cosa acerca de la cual mo hay (o no debiera haber) discusión.
No obstante, es un anacronismo que solamente la ignorancia culposa o la malicia puede explicar el tomar las afirmaciones de los antiguos acerca de la primacía de Pedro como evidencia en favor del papado tal como hoy lo entiende la Iglesia de Roma.
Si se examinan las citas aportadas, la mayoría carente de una extensión apropiada para determinar el contexto (hecho difícilmente accidental) se verá que hablan del Apóstol Pedro personalmente, no de sus presuntos sucesores romanos. La única cita lo suficientemente extensa, la de Cirilo, deja esto bien claro.
Pero, se dirá, la cita de Atanasio alude a Roma como "el trono apostólico".
Afortunadamente, la obra de Atanasio que se cita se encuentra en la colección Nicene and Post-Nicene Fathers(NPNF), 2nd Series. Esta obra de Atanasio es una historia del arrianismo y esta parte, titulada Persecución y caída de Liberio trata de los ataques de los arrianos contra el entonces obispo de Roma. He aquí el párrafo de Atanasio, obispo de Alejandría y defensor máximo de la fe nicena:
quote:
Así, desde el principio ellos no respetaron ni siquiera a Liberio, obispo de Roma, sino que extendieron su furia incluso hasta aquellas partes; no respetaron su obispado, aunque era un trono apostólico; no sintieron reverencia por Roma, aunque es la Metrópolis de Romania[el imperio]; no recordaron que anteriormente en sus cartas ellos habían hablado de sus obispos como de varones apostólicos. Sino que, confundiendo todas las cosas juntas, de pronto se olvidaron de todo y se ocuparon solamente de mostrar su celo por la causa de la impiedad.
Atanasio, Historia Arianorum, V, 35; negritas añadidas.
NPNF, 4:282
Puede verse entonces que, para Atanasio, Roma era un trono apostólico, no exclusivamente; al igual que sus obispos eran "varones apostólicos", tampoco exclusivamente.
Adicionalmente, el párrafo también indica que la reverencia por la sede romana no se debía sólo a la apostolicidad de sus obispos, sino al hecho de ser la capital imperial.
Hace falta algo más que esto para demostrar que la Iglesia Oriental afirmara el papado.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
Saludos para Jetonius:
En relación a tus afirmaciones, te diré que Atanasio dice que el obispado de Liberio, no Roma (imperial), es ese trono apostólico. Cuando habla del trono apostólico, se refiere claramente al obispado. Cuando habla de la Metrópolis de Romania, se refiere claramente a Roma (imperial) , por causa de que el Emperador ya había caído bajo la influencia hereje arrianista
Mira lo que sigue después de tú aportación, teniendo en mente que el Emperador romano ya estaba bajo la influencia de los herejes, y sólo faltaba que el Papa les dejara el camino libre. El Papa, a pesar de que escuchaba a la parte contraria, no era nada dócil en cuestiones de doctrina, ni era significantemente intimidado por el Emperador y sus ayudantes, amenazándolos que si no se sacudían de esa tradición impía, ya no podrían estar presentes en ningún concilio (es significativo notar que los herejes suponían correctamente que si el Papa caía, con él caía toda la Iglesia, lógica que ha sobrevivido hasta el día de hoy) :
35) …<<Cuando ellos (los herejes) percibieron que él (el Papa Liberio) era un hombre ortodoxo y que aborrecía la herejía arriana, y que seriamente se dedicó a persuadir a todas las personas a que renunciaran y se alejaran de (la herejía), estos impíos razonaron de la siguiente manera entre ellos mismos:
“SI LOGRAMOS PERSUADIR A LIBERIO, PRONTO PREVALECEREMOS SOBRE TODOS.”
Acordemente, ellos lo acusaron falsamente ante el Emperador; y él, creyendo que fácilmente atraería a todos los hombres a su lado por medio de Liberio, le escribe, y envía a un tal eunuco, llamado Eusebio, con cartas y ofrendas, para manipularlo con las ofrendas y amenazarlo con las cartas.
El eunuco efectivamente fue a Roma, y primero le propuso a Liberio a que se pronunciara en contra de Atanasio, y que tuviera comunión con los arrianos, diciendo: “El Emperador lo desea, y te da mandato que así lo hagas.” Entonces, mostrándole las ofrendas, lo tomó a él de la mano, y una vez más le suplicó diciendo: “Obedece al Emperador, y recibe todo esto.”
36) Pero el obispo se esforzó en convencerlo, razonando con él de la siguiente manera:
”¿Cómo es posible para mí hacer eso en contra de Atanasio? ¿Cómo podemos condenar a un hombre a quien, no un Concilio solamente, sino un segundo reunido de todas las partes del mundo, lo ha absuelto con justicia, y a quien la Iglesia de los romanos permitió que partiera en paz? ¿Quién aprobará nuestra conducta si rechazamos en su ausencia a aquel cuya presencia entre nosotros gustosamente recibimos y admitimos en nuestra comunión?
Este no es un Canon Eclesiástico; ni semejante tradición nos han TRANSMITIDO A NOSOTROS LOS PADRES, QUIENES A SU VEZ LO HUBIERAN RECIBIDO DEL GRAN Y BENDITO APÓSTOL PEDRO.
Pero si el Emperador está seriamente preocupado por la paz de la Iglesia, si él necesita que nuestras cartas con respecto a Atanasio sean revocadas, que sus procedimientos tanto en contra de él y en contra de los demás también sean revocadas; y entonces que UN CONCILIO ECLESIÁSTICO SE REALICE a una distancia de la Corte, EN EL CUAL EL EMPERADOR NO ESTARÁ PRESENTE, y que ninguna corte sea admitida, y que ningún magistrado nos amenace, sino donde sólo el temor a Dios y la ley Apostólica prevalecerá; que en primer lugar, la fe de la Iglesia esté asegurada, como los Padres la definieron en el Concilio de Nicea, y que los simpatizantes de las doctrinas arrianas sean expulsados, y que su herejía sea anatemizada. Y entonces, después de eso, que se haga una investigación a las acusaciones en contra de Anastasio, y otros, así como de aquellas cosas de las cuales se acusa al otro bando, que los culpables sean expulsados, y que los inocentes reciban ánimo y apoyo. PORQUE ES IMPOSIBLE QUE AQUELLOS QUE MANTIENEN UN CREDO IMPÍO PUEDAN SER ADMITIDOS COMO MIEMBROS DE UN CONCILIO: tampoco es adecuado que una investigación en materias de conducta deberían preceder la investigación con respecto a la fe; pero toda diversidad de opiniones sobre puntos de fe debiera primero ser erradicada, y entonces que se haga la investigación en materias de conducta. Nuestro Señor Jesucristo no sanaba a los afligidos sino hasta que ellos mostraran y declararan la fe que tenían en Él. Estas cosas las hemos recibido de los Padres, y reportadas al Emperador; porque son tan útiles para él como edificantes para la Iglesia.>>
(Atanasio, Historia Arianorum, V, 35-36; mayúsculas añadidas)