Barrendero,
Escucha bien esto.
Ya se lo dije a Cayetano, y ahora te lo digo a ti.
Si tienes un Nuevo Testamento a mano, leete la historia de El Jóven Rico. Pero por favor, no acabes donde todo el mundo acaba. Lee el diálogo entre el Mesías y sus discípulos.
Ahora razona, escucha a tu espíritu.
Si la riqueza es algo material, y el reino de los cielos es de los pobres (como vosotros predicáis), entonces por demás se asombraron los discípulos de Cristo. ¿No?
Renunciar a las riquezas materiales es algo posible por medios humanos, eso no es algo de lo cual asombrarse. Muchos han renunciado a sus bienes y han cambiado de modo de vida incluso aparte de Cristo. Mas aceptar ser pobre de espíritu, a ESO es lo que Cristo se refería cuando les dijo que “para Dios todo es posible”. Pobre EN ESPÍRITU, como ya mencionó en el Sermón del Monte. Para ser Pobre de Espíritu hace falta más agallas que ideas y teorías religiosas, amigo mío.
Una cosa es ser pobre externamente, y otra muy distinta es serlo internamente. Dios nos dé sabiduría en cuanto a esto.
El pobre externo no se diferencia en nada del rico. Es como el que vive en un palacio o en una cueva. ¿Son diferentes? No, son iguales. Son seres humanos ambos que tienen que comer y tienen que desarrollar unas funciones corporales.
Pero el corazón, ese lugar recóndito donde sólo Dios mira, ese lugar es el que puede ser pobre o rico (te acuerdas de la ofrenda de la viuda...) , y de hecho el único que ha predicado su empobrecimiento es el Mesías. El único que vino a empobrecerlo, el único que vino a decir “a no ser que os neguéis a vosotros mismos, no tendréis parte conmigo”, "a no ser que lo dejéis absolutamente todo por el camino, no sois dignos de mí", el único que dijo que para llenarlo de las riquezas del Reino, las imperecederas, (esas tan extrañas y ajenas para nosotros), las incorruptibles, nosotros HEMOS de menguar. Ese es el resultado del Evangelio. El Evangelio es fuego destructor, y su resultado es un gran incendio que nadie puede apagar o mitigar.
Ustedes han fundado otra religión más, la que predica la pobreza física y niega la resurrección corporal de Cristo. Los Franciscanos ya hicieron lo primero, y la Nueva Era no cree en la resurrección de entre los muertos. Curiosa mezcolanza.
Mas, como indicó algún forista, ya dijo un tal Pablo que seguís en vuestros pecados. En nada os aprovecha Cristo.
No obstante, esto también debe llegar a ser revelación interior, no sólo basta leerlo, estoy de acuerdo con tus comentarios al respecto. Tener al Cristo físicamente dentro de uno mismo AHORA NO es posible, pero sí su Espíritu, como ya dijo Él “os enviaré al Espíritu Santo, Él os guiará a toda verdad”. Y donde está Su Espíritu, Él está ahí.
Pero hay un lugar preparado para nosotros para morar en un cuerpo glorioso, el Suyo (“os preparo morada”), Aquel que resucitó de Su Cruz, y con el cual comieron, bebieron, y al cual tocaron sus discípulos. “Toca aquí, que no soy Espíritu. YO SOY.”
Dios nos ilumine con su gracia, y nos adereze mesa ante el Rey de Reyes.
Esa ha de ser nuestra recompensa, el comer en la mesa del Rey en compañía de Amado.
Samu
Escucha bien esto.
Ya se lo dije a Cayetano, y ahora te lo digo a ti.
Si tienes un Nuevo Testamento a mano, leete la historia de El Jóven Rico. Pero por favor, no acabes donde todo el mundo acaba. Lee el diálogo entre el Mesías y sus discípulos.
Ahora razona, escucha a tu espíritu.
Si la riqueza es algo material, y el reino de los cielos es de los pobres (como vosotros predicáis), entonces por demás se asombraron los discípulos de Cristo. ¿No?
Renunciar a las riquezas materiales es algo posible por medios humanos, eso no es algo de lo cual asombrarse. Muchos han renunciado a sus bienes y han cambiado de modo de vida incluso aparte de Cristo. Mas aceptar ser pobre de espíritu, a ESO es lo que Cristo se refería cuando les dijo que “para Dios todo es posible”. Pobre EN ESPÍRITU, como ya mencionó en el Sermón del Monte. Para ser Pobre de Espíritu hace falta más agallas que ideas y teorías religiosas, amigo mío.
Una cosa es ser pobre externamente, y otra muy distinta es serlo internamente. Dios nos dé sabiduría en cuanto a esto.
El pobre externo no se diferencia en nada del rico. Es como el que vive en un palacio o en una cueva. ¿Son diferentes? No, son iguales. Son seres humanos ambos que tienen que comer y tienen que desarrollar unas funciones corporales.
Pero el corazón, ese lugar recóndito donde sólo Dios mira, ese lugar es el que puede ser pobre o rico (te acuerdas de la ofrenda de la viuda...) , y de hecho el único que ha predicado su empobrecimiento es el Mesías. El único que vino a empobrecerlo, el único que vino a decir “a no ser que os neguéis a vosotros mismos, no tendréis parte conmigo”, "a no ser que lo dejéis absolutamente todo por el camino, no sois dignos de mí", el único que dijo que para llenarlo de las riquezas del Reino, las imperecederas, (esas tan extrañas y ajenas para nosotros), las incorruptibles, nosotros HEMOS de menguar. Ese es el resultado del Evangelio. El Evangelio es fuego destructor, y su resultado es un gran incendio que nadie puede apagar o mitigar.
Ustedes han fundado otra religión más, la que predica la pobreza física y niega la resurrección corporal de Cristo. Los Franciscanos ya hicieron lo primero, y la Nueva Era no cree en la resurrección de entre los muertos. Curiosa mezcolanza.
Mas, como indicó algún forista, ya dijo un tal Pablo que seguís en vuestros pecados. En nada os aprovecha Cristo.
No obstante, esto también debe llegar a ser revelación interior, no sólo basta leerlo, estoy de acuerdo con tus comentarios al respecto. Tener al Cristo físicamente dentro de uno mismo AHORA NO es posible, pero sí su Espíritu, como ya dijo Él “os enviaré al Espíritu Santo, Él os guiará a toda verdad”. Y donde está Su Espíritu, Él está ahí.
Pero hay un lugar preparado para nosotros para morar en un cuerpo glorioso, el Suyo (“os preparo morada”), Aquel que resucitó de Su Cruz, y con el cual comieron, bebieron, y al cual tocaron sus discípulos. “Toca aquí, que no soy Espíritu. YO SOY.”
Dios nos ilumine con su gracia, y nos adereze mesa ante el Rey de Reyes.
Esa ha de ser nuestra recompensa, el comer en la mesa del Rey en compañía de Amado.
Samu