Para mí, lo que mejor resume las condiciones para entrar en el reino de Dios son estas palabras de Jesús:
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23)
Lo que Jesús dice es que, aunque muchos pueden profesar su fe en él, en realidad son hacedores de maldad. Por tanto, no basta que se nos llene la boca con alabanzas, si queremos entrar en el reino de Dios lo único que cuenta es hacer la voluntad de Dios. Algunos rasgos de la maldad que practican los falsos cristianos son descritos por Pablo en estos pasajes:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11)
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21)
“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.” (Efesios 5:5)
Todas estas conductas descritas como obras de la carne tienen como castigo no heredar el reino de Dios; por lo tanto, se han de ver como claros mandamientos de Dios. Hacer la voluntad de Dios incluye evitar las prácticas pecaminosas; pero también desarrollar cualidades espirituales como las que cita Pedro:
“poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:5-11)
Pedro presenta una serie de cualidades que parecen estar en orden espiritualmente progresivo, donde la línea de salida es la fe y la meta es el amor. Así que para entrar en el reino de Dios no sólo se trata de evitar lo que Él desaprueba, sino de mantenerse ocupados en un constante progreso en cooperación con la gracia de Dios. Como dice Pablo: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el Que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad” (Filipenses 2:12-13). Solo así podemos tener amplia y generosa entrada en el reino de Dios.