Humbertito;n3128072 dijo:
Hay otra interrogativa en este evento de Adán y Eva comiendo del fruto prohibido.
Dios es misericordioso, y en la primera falta Dios no le perdonó a Adán y a Eva por lo que hicieron.
Y de esta parte que Dios no les perdona y les niega una segunda oportunidad a estos dos personajes, no así a la posteridad, sino a estos dos personajes en particular, es que la pregunta es, ¿por qué Dios no les perdonó?
Hola Humbertito. Tenemos el texto veterotestamentario. Es muy rico en su contenido, imagenes y expresiones.
Entiendo que Adan y Eva, después de comer el fruto prohibido pecaron. Ese pecado fue desobediencia. No creo que Dios no quisiera perdonarlos. Es más, los perdonó en la medida que les conservó el don de la vida. El gran castigo que les sobrevino fue el "abrir los ojos" al mal, perdieron lo que en teología se conoce como la gracia preternatural, su castigo fue su propio pecado que les desfiguró completamente porque el mal les hirió de modo tal que ya no podían ver, ni sentir, ni pensar con la bondad y la rectitud, la lucidez e inteligencia propia del amor.
Podría alguien preguntar: Y si Dios les perdonó ¿por qué los expulsó del jardín del paraiso...?
Sabemos que en el Edén habían dos árboles: el árbol del conocimiento del bien y del mal y, por otro lado, el árbol de la vida.
Al comer el fruto prohibido, Adan y Eva abrieron sus ojos a un conocimiento contaminado con mal. Por eso el sufrimiento, el dolor, la verguenza, la enfermedad, los celos, todo lo que se llama mal entró en nuestro ser de hombres. ¿Qué hubiera pasado si Dios los deja en el Edén?... hubieran podido comer el fruto del árbol de la vida y si eso hubiera ocurrido nuestra condición de muerte sería irreversible, porque el árbol de la vida es de vida eterna.
Es como si un papá o una mamá ve que su pequeño niño se acerca a un peligro. Entonces toma la decisión de sacarlo a ese lugar, no para castigarlo, es para protegerlo de un daño mayor.
Por otro lado creo que se puede decir: LOS PERDONÓ, PERO LAS CONSECUENCIAS DE SU ACTO SE APLICÓ A SUS VIDAS.
Personalmente hago esa experiencia. Cuando yo cometo un pecado, ciertamente la Gracia me mueve a arrepentimiento, confieso mi pecado con la intención de no repetir ese mal. Estoy seguro que Dios me perdona. Pero.... pero las consecuencias de mis actos están allí, tengo que asumirlas. Es más, ese dolor, esa adversidad son para mí una memoria que me ayudará a aborrecer mi pecado.