JESUS...SIENDO EN FORMA DE DIOS............SE DESPOJÓ A SI MISMO
«UP ARKHON». - Existiendo, preexistiendo, subsistiendo. Es el participio presente del verbo «uparkho», un participio activo en el que la noción del tiempo no interviene.
Y aunque, en efecto, en su sentido primario quiere decir«comenzar o «empezar, aquí adquiere un significado
secundario, pues el uso del participio presente indica continuidad perpetua, expresando la idea de «ser o existir, o sea: «SIENDO O EXISTIENDO EN ESENCIA Y EN MANIFESTACION DE DIOS», sin ninguna idea de empezar o terminar, ya que si se quisiera señalar que tuvo principio, se hubiera usado el pretérito o aoristo griego.
Literalmente, pues: existo, estoy presente, soy desde el principio tal esencia por naturaleza, como en Hechos 17:24:
«El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en élhay, siendo (UP ARKHON) Señor del cielo y de la tierra.»
De hecho esta expresión de Filipenses 2:6 es el equivalente del «kai Theos en h() Lagos», «y Dios era el Verbo»,de Juan 1:1, donde «era», «en», también implica continuidad, sin principio ni fin. Pablo aqui está hablando como «un momento» de la eternidad, Y nos dice que en el momento de llevar a cabo la redención y su humillación, Cristo no quiso mantener la externa manifestación majestuosa del Dios del Sinaí, sino que en vez de retener su posición -no su naturaleza- se desprendió de ella. Así, «os en morphe Theou uparkhon», quiere decir: «SIENDO ESENCIALMENTE Y MANIFIESTAMENTE DIOS.»
«MORPHE». - Todo gira alrededor de esta palabra Y de su significado, palabra que se traduce «forma», pero cuyo uso aquí tiene un sentido más amplio. Según Thayer en su Léxico del Nuevo Testamento Griego-Inglés, significa: «la forma por la cual una persona o cosa afecta la visión óptica; es decir, la apariencia externa de dicha persona o cosa». Esto es cierto. Pero no agota toda la interpretación.
Porque en griego el vocablo «morphe» no significa solamente el parecido externo de una cosa, sino que dicho término indica también la naturaleza o el carácter que describe o presenta el ser a quien pertenece dicha apariencia; es decir: la esencia de la vida interior de la apariencia externa de esa misma cosa, lo que hace que
un objeto tenga su esencia específica «húle»: «morphe», de donde procede la palabra «Hilemorphismo»).
Por lo tanto, siendo la palabra «forma» en griego equivalente a «naturaleza», se usaba en el sentido de expresar una realidad interna, y de ahí que, sinónimamente, los padres de la Iglesia identificaban «morphe» con el vocablo «ousia», término que también significa «esencia».
De todo esto se saca en claro que Cristo es Dios porque El existía eternamente en su forma de Dios. Su existencia en la forma divina es el hecho que prueba que El era y es la Deidad misma por esencia y naturaleza, por cuanto literalmente la expresión griega «morphe», «forma», en la pluma de Pablo, tiene el sentido de «esencia en manifestación», lo que es algo; por esto quiere decir: «ver a Dios manifestado en Cristo en la carne», indicando su uso aquí que ambos eran verdaderamente iguales en esencia y en manifestación, es decir, que CRISTO ERA DIOS VERDADERAMENTE Y MANIFIESTAMENTE.
Por ejemplo: sabemos que cualquier artículo se nombra según su forma. Especificando un poco más: un reloj es un reloj porque tiene la forma estructural de un reloj. El mismo material pudo ser empleado para formar otro objeto. Si éste hubiese sido el caso, la forma hubiera sido otro objeto y no un reloj; por lo que cuando se afirma que una cosa tiene la forma de cierto objeto, se afirma que es el objeto mismo.
En consecuencia, pues, cuando Pablo afirma que Cristo estaba en la forma de Dios, afirma, sin dar lugar a duda alguna, que El era y es Dios. En efecto: si al decir que Cristo tomó «forma (MORPHE) de siervo, hecho semejante a los hombres'!> (Filipenses 2:7), se quiere indicar que Jesús era realmente siervo y verdadero hombre, entonces también la expresión «forma» (MORPHE) de Dios» equivale, de la misma manera, a declarar que Cristo es Dios.
_Por lo tanto, cuando el gran apóstol de los gentiles enseña que Cristo Jesús existió en la forma de Dios, la idea de deidad está implícita intrínsecamente en el término «morphe», porque observamos que «la forma de una cosa es el modo en que se revela, yeso está determinado por su naturaleza». Hace muchos siglos que Juan Crisóstomo, uno de los padres de la Iglesia, dijo que «no es posible ser de una esencia y tener la forma de otra persona u objeto». Cristo existió en la forma de Dios porque El es Dios; Pablo está afirmando, pues, claramente que Jesús era y es el igual de Dios (2).
«ARP AGMON». - Una cosa retenida con avaricia y ansia, con rapiña, de que se aproveche con celo y avidez. Algo que se ha robado injustamente o la acción de arrebatar con rapiña una cosa, robar algo ajeno por la fuerza (Mateo 11:23; 13:19). Es decir: que el ser igual a Dios no lo consideró un robo o una usurpación.
¿ Y por qué Cristo no tuvo por usurpación ser igual a Dios? Pues por la sencilla razón de que El no usurpaba nada de Dios. Todo lo que tenía y tiene Dios lo tiene Cristo, porque El es Dios. Sí, efectivamente: Cristo es divino. No era un ángel ni un hombre que aprovechándose de las circunstancias pretendió ser Dios, engañando a los hombres y usurpando a Dios su divinidad. Por tanto, este hecho de ser igual a Dios no lo consideró como cosa que debía de «retener» o «aferrarse a ella», no era un robo, un acto de rapiña lo que hacía, porque El era y es en verdad como una de las Personas de la Trinidad.
Literalmente la idea teológica de Pablo es que Cristo, «teniendo la naturaleza de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse en su posición de Deidad majestuosa, no lo consideró como una presa arrebatada, no fue por usurpación, sino por esencia, el ser igual a Dios». Tal vez la estructura gramatical del texto permitiera traducirlo mejor así: «EL CUAL, SUBSISTIENDO EN LA ESENCIA DE DIOS, NO SE AFERRO AL SER IGUAL A DIOS; NO QUISO RETENERSE A RECIBIR LOS HONORES PROPIOS DE SU DIVINIDAD EN BENEFICIO PROPIO.»
«EKENOSEN». - Ahora bien: leemos en el versículos que Cristo «se anonadó», «se humilló», «se vació», «se despojó», «se desprendió», «se negó a sí mismo» (la expresión original griega es: «euaton ekénosen»). O sea, que en
su humillación o anonadamiento, Cristo no quiso conservar su igualdad divina, sino que se despojó de ella y asumió la forma humilde de un siervo.
En efecto, nosotros preguntamos: ¿De qué se anonadó? ¿Por qué lo hizo Jesús? Pues precisamente porque eradivino. De lo contrario, ¿de qué se vaciaba? ¿De qué se despojaba? Es evidente, pues, que su humillación presuponía desprenderse de su gloria, dignidad y grandeza que tenía antes de su encarnación. ¿No es verdad que si el Señor hubiese sido una criatura creada, ángel u hombre, no hubiera tenido que anonadarse' a sí mismo ni le habría sido necesario desprenderse de nada? Pero, en cambio, sí necesitaba hacerlo el Ser divino que iba a aparecer entre los hombres como un ser humano.
Por otra parte, si Cristo no hubiese sido infinitamente más que un ser creado, no hubiera sido un acto de renunciamiento haber llegado a ser siervo, porque según la falsa doctrina russellista, El ya lo era. Nunca podría haber sur
gido de semejante condición. El más elevado ángel del cielo, no sólo no puede abajarse hasta llegar a ser siervo, sino que ya es un servidor y no puede llegar a ser otra cosa. Sin embargo, el hecho de que el Señor Jesús se humillara a Sí mismo, y hasta la muerte de cruz, es prueba evidente y positiva de que El no es un ser creado; de que no es un mero hombre, sino Dios sobre todas las cosas, bendito para siempre (Romanos 9:5).
(2) «Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la APARIENCIA de Jehová» (Números 12:8). La versión griega de los Setenta traduce: «... y verá la FORMA -"morphe"de Jehová». Por tanto, ¿qué quiso significar Pablo cuando escribióque Cristo existía ya en FORMA de Dios? Cuando Moisés habló con Dios, vio la FORMA de Jehová. Pero si Cristo ya existía en FORMA de Dios, preguntamos: «Cuál fue la FORMA que vio Moisés? ¿La de Jehová Dios o la de Cristo Dios? Apelamos al buen sentido interpretativo del lector, confiando en que no le será demasiado difícil hallar la verdadera respuesta.
La palabra que en griego se usa para indicar forma en el sentido de aspecto exterior y accidental es «skema».
Pero, aun en SU maravillosa humillación, El no renunció a sus atributos gloriosos como Persona Divina: El los escondió debajo de su vestidura humana y los exhibió cuando la ocasión lo demandó.
El lenguaje divino de Cristo
Es cierto que algunas veces Jesús expresó limitaciones de carácter humano, como cuando dijo: «El Padre mayor
es que yo» (Juan 14:28); o bien: «Del día ni la hora nadie lo sabe; ni aun el Hijo, sino el Padre (Mateo 24:36), o cuando exclamó en Getsemaní: «Si es posible pase de mí este vaso»; y en la cruz: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?» Pero todos comprendemos que Jesús estaba hablando desde un punto de vista humano (durante su temporal kenosis vohmtariamente asumida por amor a nosotros), pero no porque El no poseyera, como Verbo divino, la omnipotencia, la omnipresencia y la omnisciencia, aun durante su temporaria manifestación carnal.
Así, leemos aun en los mismos sinóptico s (donde algunos piensan hallar menos pruebas de la divinidad de Cristo que en el Evangelio de Juan) frases tan eminentemente divinas como: «Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mate o 18:20). No «yo estaré», sino «estoy», en tiempo presente. ¡Qué extraña debería sonar esta palabra a oídos de sus primeros discípulos!; pero nosotros comprendemos bien su profundísimo significado. También leemos en Juan 2:25
«y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues El sabía lo qu había en el hombre.»
La conversación de Jesús con Nicodemo está repleta de autoridad, majestad y omnisciencia divina. Basta con notar la declaración: «De cierto de cierto te digo que lo que sabemos (plural que nos recuerda el de Génesis 1:26) hablamos, y lo que hemos visto testificamos Y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo» (1). Ciertamente, Jesús hizo claras alusiones a su omnipotencia, omnipresencia y omnisciencia mientras estuvo aquí .en la tierra, y varias veces las reveló ante los hombres.
(1) Aun cuando esta última frase, «que está en el cielo:\), no se encuentra en algunos manuscritos, es interesante observar que, desde el punto de vista gramatical, al decir Jesús «subió:\) antes que «descendió:\), y teniendo en cuenta que habla así con anterioridad a su ascensión al cielo, es evidente la implicación de que aquí no se trata de un ascenso físico, no se refiere a su ascensión corporal; y, por tanto, no cabe más que la idea de una presencia actual en los cielos mediante la cual podía Cristo dar testimonio de primera fuente de los misterios celestiales que estaba revelando a Nicodemo.
En todos los pocos casos de omisión del texto evangélico en manuscritos antiguos cabe siempre preguntarse si ello significa ausencia del texto en los originales, y por tanto interpolación, o bien una omisión de algún copista transmitida por los sucesivos. Tal omisión puede ser debida a un olvido involuntario, o bien voluntario, debido a ideas heréticas del copista o por parecerle demasiado misteriosa e incomprensible para los lectores el párrafo o palabra en cuestión. Es mucho más fácil, empero, la omisión involuntaria de alguna palabra o frase (y esto lo saben muy bien los actuales linotipistas que sustituyen a los pacientes escritores manuales de la antigüedad) que la interpolación, siempre voluntaria, por parte de aquellos escritores que tanto respeto tenían por los preciosos volúmenes que con veneración llamaban «Memorias de los Apóstoles:\), que hasta algunos daban sus vidas para conservar tales manuscritos.
Por tales razones, ninguna omisión es argumento decisivo mientras el texto se halle en otros manuscritos, o en la mayoría: y por esto los editores bíblicos de todas las iglesias cristianas, sin. excepción, no dudan en publicarlos, aun cuando hagan la observación de ausencia en ciertos manuscritos en nota al margen.
Esta consideración se aplica, al igual que a la citada frase, a 1.a Juan 5:8, que los «Testigos de Jehová» aducen como prueba en contra de la doctrina de la Trinidad; así como a Marcos 16:9-19, a Juan 5:4, a Mateo 16:18-19, etc.
Lo cierto es que la omisión de una frase o porción, en algunos manuscritos, no es ninguna prueba concluyente de doctrina. El sentido general del contexto, las referencias paralelas, o sea el conjunto de enseñanza de la Sagrada Escritura, es lo que tiene autoridad para fijar el sentido del pasaje, y en este caso la expresión «que está en el cielo:\) es bien lógica y parece desprenderse de todo el contexto. La expresión paralela: «Allí estoy yo en medio de ellos», de Mateo 18:20, que indica igualmente omnipresencia, no se halla omitida en ningún manuscrito.