Jesús ordenó en la noche en que fue traicionado y arrestado al discípulo que sacó la espada para defenderlo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mateo 26:52).
A la mañana siguiente Jesús le dijo a Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente” (Juan 18:36).
Y textos como los siguientes no dejan lugar a la interpretación de que el cristiano deba hacer servicio militar para una nación o país con propósitos contrarios a la voluntad de Dios:
2 Corintios 10:3,4: “Aunque andamos en la carne, no guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son es, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas.”
Luc. 6:27,28: “[Yo, Jesucristo,] les digo a ustedes que escuchan: Continúen amando a sus enemigos, haciendo bien a los que los odian, bendiciendo a los que los maldicen, orando por los que los insultan.”
En vista de estos pasajes de las Escrituras, y otros más, nos preguntamos, ¿Cuenta con la aprobación de Dios y la del Señor Jesús el que el cristiano se enliste en las fuerzas armadas para rendir servivio militar? Respecto a servir en las fuerzas armadas, ¿qué revela la historia seglar en cuanto a la actitud de los cristianos primitivos?
El libro The Early Christian Attitude to War comenta:
“Dado que en [las enseñanzas de Jesús] no había cabida para la violencia ni para hacer daño a los demás, se sobrentendía claramente la ilegitimidad de participar en la guerra....Los primeros cristianos siguieron las palabras de Jesús al pie de la letra y tomaron en sentido literal sus enseñanzas acerca de la amabilidad y de no resistirse. Relacionaban estrechamente su religión con la paz y condenaban con contundencia la guerra debido al derramamiento de sangre que conllevaba”.
El profesor de Historia Eclesiástica Geoffrey F. Nuttall observó un interesante paralelo e hizo el siguiente comentario:
“La actitud de los primeros cristianos con respecto a la guerra era más parecida a la de los llamados testigos de Jehová de lo que nos gustaría admitir”.
Un artículo de la revista The Christian Century tambien comenta:
“Los primeros cristianos no sirvieron en las fuerzas armadas” Explica que hasta la década de 170-180 E.C., no hay ninguna prueba de que estos sirvieran en el ejército, y pasa a decir: “Fue gradualmente que los cristianos dejaron de oponerse al servicio militar”.
E. W. Barnes en su libro The Rise of Christianity: “Un repaso cuidadoso de toda la información disponible demuestra que, hasta el tiempo de Marco Aurelio [emperador de Roma de 161 a 180 E.C.], ningún cristiano se hizo soldado; y ningún soldado, después de hacerse cristiano, permaneció en el servicio militar”.
La obra History of Christianity comenta:
“Rehusaban participar de toda manera activa en el ramo civil de la administración pública o en la defensa militar del imperio.... era imposible que los cristianos, sin renunciar a un deber más sagrado, asumieran el carácter de soldados, de magistrados o de príncipes.” (Nueva York, 1891, Edward Gibbon, páginas 162, 163.)
El periódico Catholic Herald, de Londres, declaró:
“Los primeros cristianos.....aceptaban la palabra de Jesús y rechazaban el reclutamiento en el ejército romano aunque la pena por ello fuera muerte. ¿Habría sido diferente toda la historia si la Iglesia se hubiera adherido a su postura original?...Si las iglesias de hoy pudieran emitir una condenación conjunta de la guerra..., lo que significaría que todo miembro estaría obligado por conciencia a ser —como los cristianos— objetor de conciencia, ciertamente podría asegurarse la paz. Pero sabemos que eso nunca sucederá”.
Está claro que, para su mal, las religiones cristianas de este mundo que avalan el servicio militar han transigido respecto a las leyes de Dios. Como resultado de eso, Dios las ha abandonado tan de seguro como abandonó a la religión judía hipócrita del primer siglo. (Mateo 15:9,14.)
A la mañana siguiente Jesús le dijo a Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente” (Juan 18:36).
Y textos como los siguientes no dejan lugar a la interpretación de que el cristiano deba hacer servicio militar para una nación o país con propósitos contrarios a la voluntad de Dios:
2 Corintios 10:3,4: “Aunque andamos en la carne, no guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son es, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas.”
Luc. 6:27,28: “[Yo, Jesucristo,] les digo a ustedes que escuchan: Continúen amando a sus enemigos, haciendo bien a los que los odian, bendiciendo a los que los maldicen, orando por los que los insultan.”
En vista de estos pasajes de las Escrituras, y otros más, nos preguntamos, ¿Cuenta con la aprobación de Dios y la del Señor Jesús el que el cristiano se enliste en las fuerzas armadas para rendir servivio militar? Respecto a servir en las fuerzas armadas, ¿qué revela la historia seglar en cuanto a la actitud de los cristianos primitivos?
El libro The Early Christian Attitude to War comenta:
“Dado que en [las enseñanzas de Jesús] no había cabida para la violencia ni para hacer daño a los demás, se sobrentendía claramente la ilegitimidad de participar en la guerra....Los primeros cristianos siguieron las palabras de Jesús al pie de la letra y tomaron en sentido literal sus enseñanzas acerca de la amabilidad y de no resistirse. Relacionaban estrechamente su religión con la paz y condenaban con contundencia la guerra debido al derramamiento de sangre que conllevaba”.
El profesor de Historia Eclesiástica Geoffrey F. Nuttall observó un interesante paralelo e hizo el siguiente comentario:
“La actitud de los primeros cristianos con respecto a la guerra era más parecida a la de los llamados testigos de Jehová de lo que nos gustaría admitir”.
Un artículo de la revista The Christian Century tambien comenta:
“Los primeros cristianos no sirvieron en las fuerzas armadas” Explica que hasta la década de 170-180 E.C., no hay ninguna prueba de que estos sirvieran en el ejército, y pasa a decir: “Fue gradualmente que los cristianos dejaron de oponerse al servicio militar”.
E. W. Barnes en su libro The Rise of Christianity: “Un repaso cuidadoso de toda la información disponible demuestra que, hasta el tiempo de Marco Aurelio [emperador de Roma de 161 a 180 E.C.], ningún cristiano se hizo soldado; y ningún soldado, después de hacerse cristiano, permaneció en el servicio militar”.
La obra History of Christianity comenta:
“Rehusaban participar de toda manera activa en el ramo civil de la administración pública o en la defensa militar del imperio.... era imposible que los cristianos, sin renunciar a un deber más sagrado, asumieran el carácter de soldados, de magistrados o de príncipes.” (Nueva York, 1891, Edward Gibbon, páginas 162, 163.)
El periódico Catholic Herald, de Londres, declaró:
“Los primeros cristianos.....aceptaban la palabra de Jesús y rechazaban el reclutamiento en el ejército romano aunque la pena por ello fuera muerte. ¿Habría sido diferente toda la historia si la Iglesia se hubiera adherido a su postura original?...Si las iglesias de hoy pudieran emitir una condenación conjunta de la guerra..., lo que significaría que todo miembro estaría obligado por conciencia a ser —como los cristianos— objetor de conciencia, ciertamente podría asegurarse la paz. Pero sabemos que eso nunca sucederá”.
Está claro que, para su mal, las religiones cristianas de este mundo que avalan el servicio militar han transigido respecto a las leyes de Dios. Como resultado de eso, Dios las ha abandonado tan de seguro como abandonó a la religión judía hipócrita del primer siglo. (Mateo 15:9,14.)