Re: ¿Por que los ateos son ateos?
JOLO:
Para quienes creen que el Génesis es una historia real, el pecado original (el comerse el fruto prohibido) causó la vivencia de la muerte en seres que eran en realidad inmortales.
Yo en lo personal pienso que al referirse a "muerte" no lo hacen en el sentido literal (dejar de vivir) sino a una muerte metaforizada. Adán y Eva, al comportarse con orgullo, deciden reflejar algo que no son (la vanidad es una sobrecompensación) en lugar de conocer sus sentimientos a fondo. Al no saber quienes somos, al no conocernos, al no aceptar nuestras capacidades e incapacidades, tomamos en vida un montón de decisiones equivocadas, erramos en nuestras relaciones, no somos honestos ni con nosotros ni con los demás y ello nos llena de sufrimientos, penurias y desencantos.
La muerte metafórica. No vivimos felices por ende no estamos viviendo de manera completa e intensa. Para mí esa es la muerte a la que se refieren las metáforas religiosas y literarias. El más grande ejemplo de esta problemática del orgullo, la vanidad y la rebeldía la podemos ver, en mi profesión, en los pacientes narcisistas. Ellos dicen ser más que los demás pero en realidad se sienten menos (no necesariamente lo son).
Adán y Eva, inconformes con quienes eran, prefirieron ser como Dios. Pero no a través de transformarse en Dios a partir del autoconocimiento y la entrega honesta a la relación con los demás y consigo mismo, sino de manera "tramposa", falsa, vacía. Comer la manzana para ser como Dios es análogo a decir: "soy el más guapo del mundo". Decirlo no es serlo. Y quien lo diga irá por el mundo sufriendo cada desatino que lo haga sentirse imperfecto o menos hermoso. Dejará de vivir la vida por actuar su necesidad de hacerse mayor ante los ojos de los demás. Las relaciones serán para él un medio de autoestima en lugar de un vínculo honesto con otro ser humano. Se le irá la vida en ello.
El problema es que todos tenemos un poco de este orgullo, de esta vanidad, de esta necesidad de perfección por el camino corto, por el camino deshonesto e irreal. Creo que de eso habla el mito del Génesis, entre otras cosas. Yo no creo que sea cierto de forma literal, concuerdo con usted, pero bien decía el buen Campbell que todas las religiones nos hablan de verdades internas, sólo que ellas son metaforizadas. "El problema", decía, "es cuando estas verdades simbólicas son tomadas de modo literal".
Un abrazo,
Karina.
Saludos.
JOLO:
Pues sí, todo está muy bien Karina y coincido con ello, pero me parece que olvidas el punto central de la cuestión: el resultado de desobedecer y su solución no es deshacerse del orgullo y todo lo que conlleva sino deshacerse de la muerte eterna que este causó.
Para quienes creen que el Génesis es una historia real, el pecado original (el comerse el fruto prohibido) causó la vivencia de la muerte en seres que eran en realidad inmortales.
Yo en lo personal pienso que al referirse a "muerte" no lo hacen en el sentido literal (dejar de vivir) sino a una muerte metaforizada. Adán y Eva, al comportarse con orgullo, deciden reflejar algo que no son (la vanidad es una sobrecompensación) en lugar de conocer sus sentimientos a fondo. Al no saber quienes somos, al no conocernos, al no aceptar nuestras capacidades e incapacidades, tomamos en vida un montón de decisiones equivocadas, erramos en nuestras relaciones, no somos honestos ni con nosotros ni con los demás y ello nos llena de sufrimientos, penurias y desencantos.
La muerte metafórica. No vivimos felices por ende no estamos viviendo de manera completa e intensa. Para mí esa es la muerte a la que se refieren las metáforas religiosas y literarias. El más grande ejemplo de esta problemática del orgullo, la vanidad y la rebeldía la podemos ver, en mi profesión, en los pacientes narcisistas. Ellos dicen ser más que los demás pero en realidad se sienten menos (no necesariamente lo son).
Adán y Eva, inconformes con quienes eran, prefirieron ser como Dios. Pero no a través de transformarse en Dios a partir del autoconocimiento y la entrega honesta a la relación con los demás y consigo mismo, sino de manera "tramposa", falsa, vacía. Comer la manzana para ser como Dios es análogo a decir: "soy el más guapo del mundo". Decirlo no es serlo. Y quien lo diga irá por el mundo sufriendo cada desatino que lo haga sentirse imperfecto o menos hermoso. Dejará de vivir la vida por actuar su necesidad de hacerse mayor ante los ojos de los demás. Las relaciones serán para él un medio de autoestima en lugar de un vínculo honesto con otro ser humano. Se le irá la vida en ello.
El problema es que todos tenemos un poco de este orgullo, de esta vanidad, de esta necesidad de perfección por el camino corto, por el camino deshonesto e irreal. Creo que de eso habla el mito del Génesis, entre otras cosas. Yo no creo que sea cierto de forma literal, concuerdo con usted, pero bien decía el buen Campbell que todas las religiones nos hablan de verdades internas, sólo que ellas son metaforizadas. "El problema", decía, "es cuando estas verdades simbólicas son tomadas de modo literal".
Un abrazo,
Karina.
Saludos.