Miguel Loayza F;n3134909 dijo:Además que sería un Dios incapaz de terminar con el pecado y ni con el mismo diablo, el cual se burlaría en la cara de Dios cuando proclame que dijo su verdad; "No moriréis"; si ni a mi me puede matar ni destruir, así que tranquilos, viviirán eternamente conmigo, eso si, friéndose en el infierno, pero sin morir, ¡el fuego de Dios no es tan fuerte para ello, no puede eliminar el mal del universo!
-Este argumento tuyo ya te fue contestado varias veces, por lo que una más seguramente no te hará cambiar de opinión pero quizás pueda ilustrar a nuestros lectores:
-Tras el juicio final, que suba el humo del tormento de los condenados en el lago de fuego y azufre por siempre jamás, no presume la supervivencia del diablo, el Anticristo, el Falso Profeta y los miles de millones que allí padecen castigo eterno, pues ¿qué clase de vida sería esa? La vida eterna que gozan los redimidos en la Jerusalem celestial ¡esa sí que es vida! La otra, la muerte segunda, es muerte eterna, porque muriendo nunca muere. Esa es la horrenda expectación de los perdidos: no hay un acabose para ellos.
-El fuego de aquel lago ¡vaya que es intenso! pero los cuerpos de resurrección de los condenados resiste sus ardores porque no hay extinción ni aniquilación que ponga punto final a sus tormentos.
-El mal del universo no solamente queda eliminado sino que aquel lago será un testimonio perpetuo que contra el único y verdadero Dios nadie se alza.