Bueno, como tú no eres católico, lo que voy a compartir puede ni siquiera interesarte... pero en fin, se puede hacer
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
La formulación de esta petición es un escándalo para muchos: ciertamente, Dios no nos tienta. De hecho, Santiago nos dice: «Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie» (1, 13).
Nos ayuda a dar un paso adelante el recuerdo de las palabras del Evangelio: «Entonces, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo» (Mt 4, 1). La tentación viene del diablo,
pero la misión mesiánica de Jesús incluye la superación de las grandes tentaciones que han alejado a los hombres de Dios y los siguen alejando.
Como ya hemos visto, debe experimentar en sí mismo estas tentaciones hasta la muerte en la cruz y abrirnos de este modo el camino de la salvación. Así, no sólo después de su muerte, sino en ella y a lo largo de toda su vida, debe en cierto modo «descender a los infiernos»,
al ámbito de nuestras tentaciones y fracasos, para tomarnos de la mano y llevarnos hacia arriba. La Carta a los Hebreos da una gran importancia a este aspecto, destacándolo como parte fundamental del camino de Jesús:
«Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella» (2, 18). «No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado» (4, 15).
Joseph Ratzinger
El Papa Benedicto XVI no lo dice con las palabras que nosotros empleamos en este tema al plantear la posibilidad de Jesús de pecar, pero si nos habla del comportamiento de Jesús y el motivo de esta actitud al no caer en tentación
Dice el Papa, que la misión de Jesús incluye el superar las grandes tentaciones
Para superarlas debía, necesariamente, encontrarse en las mismas condiciones que cualquier ser humano
Dice que Jesús descendió al ámbito de nuestras tentaciones, para poder abrirnos el camino a nuestra salvación
Jesús fue probado en todo como nosotros, con la diferencia que Él NO PECÓ
Para hacer todo esto, debía encontrase como cualquier ser humano susceptible al pecado
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