Jesucristo no podía pecar por tener a Dios en Él. La naturaleza divina de Jesús corregía los defectos de la naturaleza humana. Su naturaleza humana estaba perfeccionada y sometida a la naturaleza divina. A pesar de esto; en el huerto de los olivos su naturaleza humana pareció predominar por unos instantes hasta que se sometió a la voluntad de Dios (como no podía ser de otra manera). Jesús podía sufrir y tener miedo. Pero no podía pecar. Jesús era igual en casi todo a los humanos; excepto en el pecado.
Jesucristo podía ser tentado; pero no podía caer en la tentación, ni podía pecar. No tendría sentido que quien vino al mundo a personar los pecados de los demás también pudiera pecar.
Jesucristo podía ser tentado; pero no podía caer en la tentación, ni podía pecar. No tendría sentido que quien vino al mundo a personar los pecados de los demás también pudiera pecar.