¡¿Qué voz es la de una Iglesia sin Cristo?!
Queremos continuar dando respuesta a la crítica que el señor J.L. Fierro Córdova hace sobre nuestra revista ECR. En uno de sus apartados nos dice:
"En La Calle Recta, nunca se denuncian claramente las terribles diferencias doctrinales de las diversas denominaciones protestantes y las sectas que de estas corrientes surgen incesantemente. ¿Cuándo veremos ECR analizados temas como estos?
Creo que el planteamiento que ECR considera UNIFICADOR y señal de VERDAD es que aunque existan estas y muchas más diferencias doctrinales abismales, solamente con que estos grupos estén CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA, todo es correcto. El Ecumenismo que busca, es semejante a la amistad accidental de Herodes y Pilatos cuando se unieron para destruir a Jesús.
Me parece una incongruencia que los Editores de ECR hayan titulado su revista oficial con el nombre "EN LA CALLE RECTA" para difundir su principal doctrina o arma de diálogo "La Sola Escritura"; siendo que precisamente es esa calle del Damasco de los tiempos bíblicos, así llamada, donde encontramos el testimonio de que Jesús nos remite en busca de la luz divina a su Iglesia, no a un libro sin respaldo, como los protestantes tienen a la Biblia. Cristo no le pidió a S. Pablo y a Ananías que recurrieran a la Sagrada Escritura o a algún escrito sagrado, para la Obra que el Apóstol de los gentiles iniciaría pronto, sino lo puso en contacto con un miembro de su Iglesia, utilizó para el crecimiento espiritual de S. Pablo a otro hombre: Ananías. Se valió de un intermediario, lo que tanto critica ECR a los católicos, porque recurrimos a nuestros sacerdotes. En México donde resido, como en el resto de Latinoamérica estamos sufriendo una invasión terrible de sectas con planteamientos doctrinales muy acordes a los que proclama ECR. Si Cristo nunca escribió libro alguno, ni ordenó que sus discípulos lo hicieran para formar el Nuevo Testamento, sino que se "escuchara la voz de su Iglesia" Mat. 18,17 y ahora hay quien dice que LA SOLA ESCRITURA ES REGLA DE FE, éste ya no creyó el 100% en el Cristo de la Biblia.
Se nos acusa a los católicos de que identificamos el plan de salvación con "la Santa Iglesia", anotándolo con comillas despectivas y no con Cristo. Esto es mentira. Sabemos que Cristo es el camino, la verdad y la vida y fuera de Él no hay salvación; pero también aceptamos que esta salvación se nos provee, según su mismo plan, dentro de la Iglesia, no fuera de Ella. De otra manera no tendría caso ni sentido que Él hubiera dicho "EDIFICARÉ MI IGLESIA" Mat. 16.18.
La doctrina que plasma en sus páginas ECR muestra un Dios malo, que permitió por casi 16 siglos, hasta que vinieron los reformadores, con doctrinas nunca antes proclamadas, el que millones de almas estuvieran atrapadas sin esperanza de salvación en la Iglesia Católica.
Uds. que son exsacerdotes en su ministerio podrán comprender más profundamente lo que este indigno laico les comenta. Cuando vean cada día sus manos consagradas con el óleo santo, recuerden esto y rueguen al Señor por Uds. y un servidor".
J.L. Fierro Córdova
NUESTRO COMENTARIO:
Nos resulta un tanto difícil aceptar que el señor Fierro haya entendido algo del mensaje de nuestra revista. Porque nuestra meta no es ir en contra de la iglesia católica ni analizar las diferencias doctrinales de ninguna otra iglesia, y mucho menos hacer un catálogo de sectas.
¿Y por qué? Porque siguiendo el ejemplo de Pablo, nos propusimos no saber, entre toda esa maraña de denominaciones o iglesias, cosa alguna sino a Jesucristo, y a ÉSTE CRUCIFICADO. Y para ello no nos apoyamos en nuestra humana sabiduría ni en la de ninguna denominación, para que la fe de los creyentes no esté fundamentada en la sabiduría de los hombres sino en Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios (1 Corintios 2:1-5).
Tampoco nos propusimos ningún principio unificador o signo de verdad. Porque ese principio unificador radica en la mismísima persona de Jesucristo. Éste nos ha sido dado por el Padre y Dios nuestro. No es un capricho de la filosofía o teología del hombre religioso. La Verdad para nosotros también está establecida por Dios en la persona de Cristo. Qué nos queda , pues, sino aceptar a Jesús como el que nos une al Padre y entre nosotros en su Iglesia; y creer en la Verdad revelada por Dios en Su Hijo que es la imagen del Dios invisible.
Si la Biblia nos presentara principios o conceptos adaptables a los tiempos sería lógico un magisterio de concordancia, pero la Palabra de Dios nos presenta a una Persona, al Hijo Amado de Dios como realizador y ejecutor de nuestra propia salvación, "en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de Su gracia" (Efesios 1:7). Por eso el mismo Pablo nos grita: "Por gracia sois salvos, por medio de la fe". Este no es un grito de guerra contra ninguna iglesia, sino contra el poder de las tinieblas, al que el hombre, sin Cristo, rinde servidumbre con sus propias obras durante toda la vida (Hebr. 2:15).
Sobre el ecumenismo del que usted nos habla, le diré que muchas veces hemos dado nuestra opinión sobre el ecumenismo basado en la adaptación de sistemas teológicos y litúrgicos. Para nosotros esas son alianzas humanas que no van a ninguna parte. Lo que necesita el hombre de hoy y las iglesias de hoy es: VOLVERSE AL CRISTO VIVIENTE. Este ha de ser el grito de todo auténtico ecuménico cristiano: para que todos seamos UNO en CRISTO.
Le parece una incongruencia el nombre de nuestra revista ECR, al coincidir con el nombre de la calle llamada Derecha (Recta) de Damasco, a donde el Señor Jesús envió a Ananías para encontrarse con Saulo de Tarso. ¿Sabe por qué hemos escogido ese nombre para nuestra revista?, porque en esa misma calle el señor Jesús nos demuestra que sólo Él es el que tiene la iniciativa y la ejecución de la salvación del hombre; y eso mismo, nosotros como Pablo, lo hemos experimentado en nuestras propias vidas cuando Jesús echó por tierra nuestro sacerdocio con el resplandor de la Luz de la Palabra de Dios.
Usted dice: "el Señor Jesús nos remite en busca de la luz a su Iglesia, no a un libro sin respaldo, como los protestantes tienen la Biblia... Cristo no le pidió a S. Pablo ni a Ananías que recurriesen a las Sagradas Escrituras o a algún otro escrito sagrado... sino lo puso en contacto con un miembro de la Iglesia. Se valió de un intermediario, lo que tanto critica ECR a los católicos, porque recurrimos a nuestros sacerdotes".
Si usted lee el libro de los Hechos de los Apóstoles con total imparcialidad, descubrirá que usted con sus planteamientos contradice rotundamente al mismo apóstol Pablo. Porque ni fue el discípulo Ananías con la iglesia de Damasco ni la iglesia de Antioquia, los que eligieron o enviaron a Pablo, sino el mismo Señor Jesús y el Espíritu Santo. Es el Señor Jesús el que tiene la iniciativa e ilumina las tinieblas en las que Pablo caminaba para ponerle por "ministro y testigo de las cosas que ha visto... enviándolo a los gentiles para que se conviertan de las tinieblas a la luz, de la potestad de satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en Mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados" (Hechos 26:16-18).
Tampoco fue la Iglesia de Damasco la que envió a Ananías a la casa de un tal Judas, sino el Señor Jesús a pesar de las reticencias de Ananías, y el Señor le dice: "Vé, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles" (Hechos 9:10-19).
Y el Evangelio que Pablo anuncia no lo recibió ni lo aprendió de hombre alguno (ni de la Iglesia), sino por revelación de Jesucristo" (Gálatas 1:12). Ese es el Evangelio de Jesucristo según estaba profetizado en las Escrituras. Y a eso nos referimos nosotros con la expresión: "La Sola Escritura". Y esto no es doctrina nuestra sino la Palabra de Dios. El Señor Jesús dice a sus discípulos:"La Palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió". Y en su oración al Padre dice: "Yo les he dado tu Palabra; santifícalos en tu verdad, tu Palabra es verdad" (Juan 14:24; 17:14,17). El libro de Hechos pone en boca de Pablo frases como estas: "anunciaban la Palabra de Dios, a vosotros es enviada la Palabra de esta salvación, os anunciamos el Evangelio de aquella promesa, se juntó casi toda la ciudad para oír la Palabra de Dios, se os hablase primero la Palabra de Dios, los gentiles glorificaban la Palabra del Señor (Cap.13); y hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa, (16:32); declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos, recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así (17:3,11); judíos y griegos oyeron la Palabra del Señor Jesús (19:10); el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios, la Palabra de su gracia que tiene poder para sobreedificaros (20:24,31); dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder" (26:22).
Perdone ,amigo mío, pero está totalmente equivocado, si piensa que el hombre tiene que buscar la luz en la Iglesia, y no en la "Sola Palabra de Dios". Pues Pablo no remite a nadie a ninguna iglesia sino sólo a la Palabra de Dios. Así el Señor Jesús nos dice: "Si vosotros permanecéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres" (Juan 8:31-32).
Por eso Pablo recomienda con tanto ahínco a sus jóvenes colaboradores como Timoteo y Tito: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y el amor que es en Cristo Jesús; usa bien la Palabra de verdad; toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Tim. 1:13; 2:15; 3:16); retenedor de la Palabra fiel tal como ha sido enseñada" (Tito 1:9).
Sin embargo, para usted, ser retenedor de la Palabra fiel y usar bien la Palabra de verdad, es una incongruencia, como hacen los editores de ECR. ¡Oh, si los que se llaman protestantes, como usted dice, fuesen retenedores de la Palabra fiel tal como está en La Biblia! Y si su santa madre Iglesia Católica conformara su enseñanza a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, las naciones en que ella es mayoría absoluta serían naciones llenas de amor, gozo, paz y bendición. Pero la realidad es muy distinta.
Si, en su México querido, están sufriendo una invasión de sectas –como usted dice- con planteamientos doctrinales muy acordes a los que proclama ECR, entonces no se preocupe por esas sectas, ya que serán portadoras fieles de la Palabra de Dios, y no causarán ningún daño a su querido México, sino que serán una gran bendición para ese país.
Si usted parte del principio de que es más de fiar la voz de la Iglesia que el Nuevo Testamento, ya que Cristo no escribió ni mandó escribir ningún libro; entonces debo remitirle al Evangelio según Juan 20:30-31, que dice: "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre".
¿Por qué los discípulos de Jesús pusieron por escrito, lo que ellos habían visto y oído? Para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y en su nombre tengamos vida eterna. Porque ellos son los testigos oculares de lo que Cristo dijo e hizo para la salvación de los pecadores. Es la misma Palabra de Dios salida de la boca del Hijo. Por eso se nos dice que Dios habló muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo por los profetas, pero "en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo" (Hebreos 1:2). El apóstol Pedro nos dice: "No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.... Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:16,21).
Jamás la voz de una Iglesia puede suplantar ni alterar la Palabra de Dios salida de la boca del Hijo, y que nos anunciaron los que le vieron y oyeron, e incluso palparon sus manos: el Verbo de vida (1 Juan 1:1-3).
Por eso es muy comprensible la reacción de Pablo contra los que falsificaban la Palabra de Dios, al decir: "Pues no somos como muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo" (2 Corintios 2:17).
Es imposible que alguien diga hablar en nombre de Cristo, y al mismo tiempo falsifique, o no permanezca, en la Palabra de Dios. La VOZ de la Iglesia de Cristo está articulada y modulada siempre por la pura Palabra de Dios.
El Señor a través de los siglos siempre se ha provisto de un "resto", que ha permanecido fiel a su Palabra y a sus promesas en Cristo. Los reformadores del siglo dieciséis, como otros muchos antes, lo único que hicieron fue obedecer a Dios antes que a los hombres: "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 Pedro 1:23).
Fco. Rodríguez
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