lofripa;n3126913 dijo:
Estoy de acuerdo con Humberto, amigo. Es tan explícita y descriptiva la referencia de su Santidad Jesucristo a los tres días con sus noches que difícilmente se puede matizar so pena de ser incongruente o ser declarado improcedente.
Nosotros pensamos que la resurrección en el episodio de la pasión es referente al resurgir triunfante, después de la aparente declinación y desolación por el desacato ante DIOS (el jueves), de la Fe cristiana y el inicio de su era (el domingo).
Aquí te expongo un discurso completo en la transcripción de una entrevista al maestro para que puedas conocer nuestra visión (Página 133 del libro: http://www.halconreal.com/textos/ebe...0PREGUNTAS.pdf):
PREGUNTA: ¿Qué significa la resurrección de Cristo después de tres días?
RESPUESTA: La resurrección de las Manifestaciones Divinas no es la del cuerpo. Todos sus estados, sus condiciones, sus actos, cuanto han establecido, sus enseñanzas, sus expresiones, sus parábolas y sus instrucciones, poseen un significado espiritual y divino que no está relacionado con las cosas materiales. Por ejemplo, en el caso de la venida de Cristo del cielo, en muchas partes de los evangelios se dice claramente que el Hijo del Hombre vino del cielo, que está en el cielo y que irá al cielo. Así, el capítulo 6, versículo 38 del evangelio de Juan, dice: "porque he descendido del cielo"; y también en el versículo 42 encontramos: "Y decían: '¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?'" También se dice en el evangelio de Juan, capítulo 3, versículo 13: "Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo".
Observa que dice: "El Hijo del Hombre está en el cielo "siendo así que en ese momento Cristo estaba en la tierra. Fíjate también que dice que Cristo vino del cielo, aunque provenía de la matriz de María, de cuyo cuerpo nació. Es claro, entonces, que cuando afirma que el Hijo del hombre ha venido del cielo, tal expresión no tiene un significado exterior sino un significado interior. Se trata de un hecho espiritual, no de un hecho material. El significado es que aunque Cristo aparentemente nació de la matriz de María, en realidad vino del cielo, del centro del Sol de la Realidad, del Mundo Divino y del Reino Espiritual. Puesto que es evidente que Cristo vino del cielo espiritual del Reino Divino, su desaparición bajo la tierra durante tres días no es un hecho exterior, sino que debe tener una significación oculta. Del mismo modo, su resurrección de las entrañas de la tierra es también simbólica, un hecho espiritual y divino, y no material. Igualmente, la ascensión al cielo es una ascensión espiritual y no material.
Aparte de estas consideraciones, ha quedado probado por la ciencia que el cielo visible es una extensión ilimitada, vacua y vacía, donde se mueven planetas y estrellas innumerables.
Por ello, decimos que el significado de la resurrección de Cristo es el siguiente: los discípulos quedaron perturbados y agitados después del martirio de Cristo. La Realidad de Cristo, representada por sus enseñanzas, su munificencia, sus perfecciones y su poder espiritual, quedó oculta y velada por dos o tres días después de su martirio, tiempo durante el cual no resplandeció ni se manifestó. No, más bien se hallaba perdida. Los creyentes eran pocos en número y estaban sobrecogidos y agitados. La Causa de Cristo era como un cuerpo sin vida. Y cuando, pasados tres días, los discípulos volvieron a sentirse seguros y firmes, comenzaron a servir a la Causa de Cristo, resolvieron difundir las enseñanzas divinas, poniendo en práctica sus consejos y levantándose para servirle. Fue entonces cuando la Realidad de Cristo se volvió resplandeciente y se manifestó su munificencia. Su religión cobró vida; sus enseñanzas y admoniciones se hicieron evidentes y visibles. En otras palabras, la Causa de Cristo permaneció entonces como un cuerpo sin vida, hasta que la vida y la gracia del Espíritu Santo la envolvieron.
Tal es el significado de la resurrección de Cristo. Esa sí fue una resurrección verdadera. Como el clero no ha entendido el significado de los evangelios, ni comprendido sus símbolos, se ha dicho que la religión está en contradicción con la ciencia, y que la ciencia se opone a la religión. Es el caso de la ascensión de Cristo al cielo visible en un cuerpo elemental, algo que es contrario a la ciencia matemática. Mas cuando la verdad del tema se aclara y el símbolo recibe su explicación, la ciencia no lo contradice en modo alguno, sino que, al contrario, tanto la ciencia como la inteligencia lo confirman.
Hola amigo , gracias por responder:
Ire respondiendo las cuestiones más importantes que planteaste
Reconosco amigos Humberto y Lofripa que cabe una interpretación textual de las palabras "tres días y tres noches". Me han hecho notar que mí argumentación anterior no es suficiente en este caso, lo que les agradezco mucho. Pero no hay excusa para dejar de ver el sentido profético que subyace en concordancia con toda la Escritura. No parece justo reducir la verdades de Dios a cuestiones de precisión cronométrica.
"Cristo resucitó al tercer día conforme a las Escrituras" trae a nuestra mente la profecía de Isaías (Isaías 53) y también el Salmo 16:10. El "tercer día" no es una fecha teológica preanunciada en el Antiguo Testamento, si no que adquiere sentido con el misterio de la Resurrección.
La Resurreción y la Ascensión es la primicia de la glorificación de toda la materia. Es un acontecimiento invisible y misterios simbolizado en la subida al cielo de Jesucristo sobre las nubes . No se debe entender en forma textual.
"La Ascensión significa la incorporación definitiva de la naturaleza humana de Cristo a la gloria oculta de la vida divina; fue la consecuencia de la glorificación realizada ya en la Resurrección. La Ascensión significa que Cristo no se aparecerá ya más hasta el día final que volverá en poder y gloria para acabarlo todo. La fe en la Ascensión es totalmente independiente de las antiguas concepciones del mundo.
El que ha subido al cielo, abandonando las formas perecederas de este mundo para entrar en el silencio de la gloria divina, está sentado a la diestra del Padre. Esto no quiere decir un descansar en un determinado lugar, sino el estado de dominio seguro y libre.
No tiene sentido preguntar dónde está Cristo, porque no está ya sometido a las leyes del espacio. Cristo ejerce su dominio; es el Señor de este mundo, de los hombres, de las cosas y de los ángeles. A El está sujeto lo visible y lo invisible (Col. 1, 16-17; Eph. 1, 19-23; Apoc. 3, 2). Lo que ocurrió con Cristo es prefiguración y anticipación de lo que sucederá a toda la creación. Todos los hombres acabados y perfectos participarán del dominio regio de Cristo (Apoc. 3, 21). Y también la materia está destinada a tener parte en la gloria del Resucitado. Su cuerpo es el modelo de la futura existencia del mundo. El hecho de que Dios creara al principio la materia de la nada, es un milagro de la creación. Un gran milagro, sin duda alguna, porque la materia lleva necesariamente en su estructura los gérmenes de la descomposición y de la nada; pero por la virtud divina se conserva en la existencia. Esta inestabilidad y zozobra entre el ser y no-ser, propia de todo ser que no lo es por sí mismo, propia de todo ser creado, en ninguno de los seres es tan grande como en la materia. Su misma existencia es ya un misterio. En la Ascensión del Señor se aumenta ese milagro tanto, que no cabe pensar más. Pues la materia, que sigue siéndolo por esencia, que sigue siendo compuesta y perecedera, ya no es inestable y zozobrante, sino que participa de la plenitud e indestructibilidad de lo eterno, al recibir en sí la gloria de Dios, su poder y energía; la vida divina se realiza en la pobre materia. Este es el triunfo más grande del Creador sobre la materia y la dignidad más sublime que puede alcanzar la materia.
Jamás podrá lograrse una concepción más alta y acabada de la materia, que la cristiana, según la cual reconocemos, que por la Ascensión al cielo, la carne, que Cristo tomó, está sentada a la derecha del Padre, es decir, que la carne participa de la gloria y poder originarios del Dios Trino (SCHMAUS - TEOLOGIA DOGMATICA III - DIOS REDENTOR
RIALP. MADRID ESPAÑA - 1959.Pág. 396 ss.)
Sigo los comentarios amigo, abrazo