En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Lucas 16-22,23,24
Nuestro Amado Señor y Salvador, con esta historia real (porque no es una parábola, como malinterpretan los enemigos de la inmortalidad del alma, ya que una parábola no contiene nombres propios de personas), no está enseñando espíritismo como Satanás engaña a sus discípulos.
Es una historia real, donde contemplamos un ruego hecho con angustia, con desesperación, por un hombre perverso, un hombre natural, que solo quiso disfrutar de los placeres temporales del pecado, y se hizo célebre por sus riquezas injustas.
La biblia menciona, el acto del mendigo Lázaro a la puerta de su mansión, y nos hace reflexionar sobre el contraste de ambos, cuando sus almas abandonaron el cuerpo, y los ángeles llevarón a Lázaro al seno de Abraham, y los demonios se encargaron de trasladar el alma del rico al lugar donde le contemplamos, rogando por una gota de agua, que es la cantidad que cabe en la punta de un dedo.
Luc 16:19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Luc 16:20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,
Luc 16:21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Lázaro no era un leproso, los tales debían mantenerse fuera del pueblo y gritando ¡Inmundo!! a todo el que estuviera a su vista, para evitar que se le acercara.
¿Ya le dieron la gota de agua al rico?
No se la darán, como tampoco se la darán a Marcelino si continúa en incredulidad, porque el Señor no está enseñándo espiritismo, sino lo que ocurre más allá de la muerte, y que Marcelino rechaza como algo que no es cierto, haciendo del Señor un mentiroso.
Ya se le ha dicho varias veces y no quiere atender a los ruegos nuestros porque le crea a Cristo sobre la enseñanza del infierno y del gusano que no muere, sobre la enseñanza del lago de fuego y las ALMAS atormentadas allí por los siglos de los siglos, PERO NO QUIERE HACER CASO.
¿Qué más podemos hacer? = Orar, y orar, por la salvación de su alma, porque la tiene perdida, el mero hecho de presentar un cristo mentiroso, es apostasía de la más vil.
Ojalá que recapacite, y entienda que es imposible que Cristo mienta.
Por lo tanto, el Castigo Eterno para los impíos es una realidad horrorosa, que el incrédulo rechaza para su propia perdición, es apostatar de Cristo y tratarlo de mentiroso.