A ver...
Vamos de nuevo.
Si no hubiera habido cruz, quiero decir que si Dios no hubiera enviado a su hijo para morir por nosotros, la vida bajo el sol terminaría con la muerte y esa muerte no sería algún tipo de vida en otra dimensión sino la propia extinción.
O sea que se nacería, se viviría y se moriría. Y eso sería todo.
Pero como esa vida no tiene el menor de los sentidos, bajo este esquema, Dios lo hubiera destruido a Adán al pie del mismo árbol.
Dicho esto entendemos que Adán no muere y es dejado con vida a causa de la descendencia humana que Dios quería tener, y en razón de que él pensaba vencer la muerte, o sea que la muerte no fuera terminar como polvito terrestre.
Aquella MUERTE que en principio, SIN CRISTO, sería EXTINSIÓN, por causa de la sangre preciosa de Jesús dejó de serlo y se volvió RESURRECCIÓN.
(Luego desde la muerte y hasta la resurrección verdadera cada quien puede guardar al muerto donde mejor le venga en gana. Algunos se lo pueden imaginar durmiendo la siesta y otros jugando al golf en alguna parte.)
O sea que gracias a Jesús ya no vamos a ser extinguidos con la muerte sino que vamos a resucitar.
Hay que entender que aunque la cruz sucede en nuestro tiempo sus efectos son completamente envolventes o sea que operan sobre el presente, el futuro y el pasado.
O sea que los beneficios de la muerte de Jesús me alcanzan a mi que nací 2000 años después de su muerte como a Adán que vivió mucho antes de que Jesús muriera.
Ahora convengamos que el juicio de la LEY y en base a OBRAS es la misma muerte o sea que era la extinción. O sea que por nuestros pecados fuimos merecedores de la primera muerte.
La GRACIA no nos resucita entonces para ser juzgados por la LEY y la OBRAS, porque ese JUICIO ya nos condenó a la muerte.
El juicio por los pecados ya fue y ya no hay mas juicio por el pecado, ni bajo la LEY, ni por OBRAS.
La GRACIA nos resucita para hacer un nuevo escaneo sobre la vida vivida y que fue condenada a muerte por OBRAS, pero este segundo escaneo ya no tiene relación con el pecado ni con la LEY ni con las OBRAS sino con la FE.
Y ya no es la LEY la que condena, porque la condenación que era por la LEY se canceló en CRISTO, sino que la que separa los resucitados para condenación o vida eterna es la GRACIA en función de ese segundo escaneo que es por FE.