Pastor José Luis Cinalli
4/8/2019
El evangelio del diablo
“Estoy horrorizado de que ustedes estén… siguiendo un evangelio diferente, que aparenta ser la Buena Noticia, pero no lo es en absoluto. Están siendo engañados…”, Gálatas 1:6-7 (NTV).
¿Dónde estarás dentro de cien años? De algo estamos seguros: muerto no estarás. Nadie de los que hoy viven estará muerto. ¿Entonces dónde estaremos? En el cielo con Dios o en el infierno con Satanás. Aunque la doctrina de la condenación eterna es tan bíblica como la salvación por gracia hay quienes se han esforzado para negarla. El diablo ha trabajado full time para pervertir, distorsionar o reemplazar el puro evangelio de Jesucristo. ¿Dónde podría haber nacido una doctrina que niega la existencia del infierno? En el mismo infierno. Los mensajeros de Satanás propagan esta mentira haciendo ‘amigable’ el evangelio para que la gente no tema a Dios. Sin embargo, quienes creen, predican y defienden el verdadero evangelio saben que la principal razón por la que Jesús vino a esta tierra es para salvarnos de la condenación eterna. Dios nos ofrece la grandiosa oportunidad de escapar del juicio venidero e ir al cielo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda (no perezca CJ),más tenga vida eterna”, Juan 3:16. Advierte el “para que” vino Jesús. ¡Para que nadie se pierda en el infierno! En su infinito amor Dios envió a su Hijo Jesús para que todo aquel que en Él crea sea librado de la condenación eterna. Como verás, el cielo existe. Y sí, el infierno también.
‘Lo que no se menciona no existe’, dice un popular adagio. Cuanto menos se predique del infierno menos se creará en él y menos temor a Dios la gente tendrá. ¿No lo crees? Deja que te lo pruebe. En su popular mensaje “Pecadores en las manos de un Dios airado”, Jonathan Edwars dijo que solo por la misericordia de Dios no estamos aún en el infierno. Pero estamos colgados de un hilo muy delgado sobre el infierno, y el ángel de la muerte está listo para cortar ese hilo. Como respuesta a su mensaje, Dios obró de tal manera que la gente cayó bajo convicción de pecado. Se aferraban a los bancos del templo y a los troncos de los árboles para no caer en el abismo. La predicación bíblica acerca del infierno hizo que todos comenzaran a temer a Dios. El mismo efecto produjo en quienes escucharon a Juan el Bautista: “¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”, Mateo 3:7. El primer mensaje registrado en el N.T. es una seria advertencia acerca de la ira de Dios y el castigo eterno. ¿Y qué efecto produjo? Temor a Dios. Las multitudes acudían arrepentidas para ser bautizadas en el Jordán. No solo eso, el primer mensaje predicado por Pedro en el día de Pentecostés aludía al día de la ira del Señor: “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto”, Hechos 2:20. Cuando las personas oyeron acerca de la condenación eterna se compungieron de corazón y preguntaron: “¿Qué haremos?”, Hechos 2:37. Entonces “Sobrevino temor a toda persona”, Hechos 2:43. ¿Lo ves? La falta de temor a Dios hoy en día bien podría asociarse a la escasa predicación de la doctrina del infierno.
¿Se refirió Jesús al infierno? Mucho más que los apóstoles: “…Témanle a Dios, quien después de matar el cuerpo, tiene el poder de mandarlo al infierno…”, Lucas 12:5 (PDT). “… Sólo teman a Dios, que es el único que puede destruir alma y cuerpo en el infierno”, Mateo 10:28 (NT-BAD). “Les diré a los malvados: “… Lo único que pueden esperar de Dios es castigo. Váyanse al fuego que nunca se apaga…”, Mateo 25:41 (TLA). “Los malos irán al castigo eterno; pero los que hacen la voluntad de Dios irán a la vida eterna”, Mateo 25:46 (PDT). “Si tu mano (tu ojo o tu pie) te hace pecar, córtala… Eso es mucho mejor que tener las dos manos e ir al infierno. En aquel lugar el fuego nunca termina… Allí los gusanos que se comen el cuerpo no mueren nunca y el fuego jamás se apaga”, Marcos 9:43-48 (PDT). Un fuego que no se apaga nunca y un gusano que no muere y que consume un cuerpo que no puede ser consumido. ¡Qué imágenes tan vívidas! De la misma manera que existe una película titulada El cielo es real, debería haber otra que diga El infierno es real. ¿Y por qué no se predica acerca del infierno como lo hizo Jesús? ¿Será porque resulta ofensivo, impopular y políticamente incorrecto? El evangelio de hoy es mucho más ‘amigable’, ‘adaptado’ a la sociedad egoísta y consumista en la que vivimos. En nuestro evangelio Dios es un proveedor de servicios. Está para atender nuestras necesidades y caprichos. Nada parecido al que predicaba Jesús. Él habló de renuncia, sacrificio y abnegación. El nuestro habla de salud, riqueza y prosperidad. Su evangelio enfatizaba el dar, el nuestro el recibir. El suyo incluía el morir por su causa el nuestro dice: “pare de sufrir”. Su evangelio provocaba transformación interior, el nuestro pretende mejorar el país. ¿No será por eso que nuestro evangelio no tiene ninguna penetración en la sociedad y que no constituimos ninguna amenaza para el infierno? Si nuestros nombres no están en la lista de los más buscados por el diablo es porque no somos ninguna amenaza para sus intereses. Ni nosotros, ni el trivializado, aguado, politizado y comercializado evangelio que predicamos. ¿Qué pasó con el evangelio que Jesucristo nos legara?
¿Te acuerdas de la parábola del rico y Lázaro?, Lucas 16:22-23. Al morir, uno fue al cielo y el otro al infierno. El hombre rico era consciente del tormento en el que estaba: “Estoy sufriendo en este fuego”, Lucas 16:24 (PDT). Además parece que se arrepintió y clamó por misericordia para su familia: “Te ruego… que mandes a Lázaro a la casa de mi familia. Que avise a mis cinco hermanos que, si no dejan de hacer lo malo, vendrán a este horrible lugar”, Lucas 16:27-28 (TLA). ¿Se puede orar desde el infierno? Pareciera que sí. Pero su oración no recibió respuesta porque su arrepentimiento fue demasiado tarde. El tiempo de gracia tiene un límite. El ladrón crucificado reconoció su maldad minutos antes de su muerte y Jesús lo recibió en el paraíso. Sin embargo, como nadie sabe cuándo la muerte tocará a la puerta de nuestra casa deberíamos estar preparados, no vaya a ser que un día despertemos en el infierno y ya sea demasiado tarde para escapar de allí. ¿Cuál será el sufrimiento más grande en el infierno? Tener consciencia de por qué estamos allí: “Abraham le dijo: “Hijo mío, recuerda que mientras estabas vivo…’”, Lucas 16:25 (PDT). El hombre rico podía recordar lo que había hecho cuando vivía en la tierra. Acordarse de aquello que lo llevó al infierno habrá sido un infierno en sí mismo. Además, saber que sufriría para siempre en ese horrible lugar debe haber sido aún más atormentador: “Quien baja al Seol… jamás regresa de allí…”, Job 7:9 (BTX y DHH). “El castigo… durará para siempre…”, 2ª Tesalonicenses 1:9 (PDT). “Serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”, Apocalipsis 20:10 (NT-BAD). ¡Qué trágico lamentarse toda la eternidad por haber rechazado la gracia de Dios! ¡Qué no nos suceda lo mismo!
Ahora bien, la doctrina del infierno no se originó con Juan el Bautista ni tampoco con Jesús. Los profetas de antaño ya lo predicaban, Isaías 66:16, 24; Daniel 12:2. Antiguo y Nuevo Testamento, profetas, apóstoles y hasta el Señor mismo nos advirtieron acerca del infierno. ¿No crees que deberíamos preocuparnos por nuestro destino final? Algunas personas dicen: “yo no me preocupo por el infierno”. ¡Pues deberían hacerlo! La prueba de que el infierno existe es la Biblia. Y la única manera de escapar de ese horroroso lugar es hacerse cristiano. Pablo dijo: “Jesús… nos salva del castigo que el mundo va a recibir por su pecado”, 1ª Tesalonicenses 1:10 (PDT). “…Seremos salvos de la ira de Dios…”, Romanos 5:9 (PDT). “Si alguien deliberadamente comete el pecado de rechazar al Salvador… lo único que le queda es esperar el terrible juicio y el fuego ardiente con que en su ira Dios ha de consumir a sus enemigos”, Hebreos 10:26-27 (NT-BAD). Necesitamos ser salvados para no irnos al infierno. Por supuesto que existen innumerables razones para hacerse cristiano pero la principal razón es porque la gente ‘perecerá’ si no cree en Cristo, Juan 3:16. Jesús dijo: “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios… tienen vida eterna. Nunca serán condenados… pues ya han pasado de la muerte a la vida”, Juan 5:24 (NTV). Amigos, el cristianismo no solo trata de esta vida: “Si el ser cristiano nos fuera de valor sólo en esta vida, somos los seres más desgraciados del mundo”, 1ª Corintios 15:19 (NT-BAD). La eternidad es mucho tiempo. ¿No crees que deberíamos asegurarnos un lugar en el cielo? ¿Y si de repente nos encontramos en el umbral de la muerte sin haber sido salvados del terrible castigo eterno?
Si se nos diera la oportunidad de estar solo un instante en el infierno, ¿qué crees que sucedería con nosotros? Supongo que no postergaríamos la decisión de rendir nuestra vida a Dios ni un solo segundo y; en segundo lugar, predicaríamos el evangelio con toda pasión. ¿Existe algo más importante que la vida eterna? ¿Dinero? ¿Un buen pasar? ¿Popularidad? “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?”, Mateo 16:26 (NTV). Corres un riesgo demasiado alto postergando un asunto tan serio. Entrega yatu vida a Dios y reconoce a Jesús como tu único y suficiente Señor y Salvador. El cielo será tuyo, y al infierno lo verás de lejos.