La falacia argumentativa de quien enarbola aquí el aniquilacioinismo adventista es la "falacia del hombre de paja", bastante burda, por cierto y que en este epígrafe opera bajo el siguiente modelo y bajo el siguiente razonamiento sectario:
Como yo no creo que las alamas de quienes fallecen en esta vida vayan a parar a un lugar de tormento, pues para que esto suceda deben estar vivos de lo contrario no pueden sufrir. Así que, pondré en la boca de mis interlocutores la palabra "estar vivo", como condición para sufrir el castigo eterno. A partir de esta falacia quienes creen en la subsistencia del alma creen en las palabras del diablo no morirán", por tanto, yo tengo la razón.
Pero,
¿Realmente se requiere "estar vivo" para poder sufrir?, bueno la palabra "vivo" tiene poco que ver con personas que ya cesaron sus funciones vitales y, es un error referirse en términos tales como "entonces estas diciendo que viven para siempre", "entonces lo que quieres decir es que vivirán eternamente" y cosas semejantes a ellas y que, han sido puestas artificialmente en boca de algunos foristas.
La historia del rico y Lázaro es muy ilustrativa al respecto.
¿Entonces como será posible que los muertos sufran si ya están muertos?, bueno la razón es que independientemente de lo que hagan o puedan hacer o sentir, judicialmente son llamados "muertos", pues no están inscritos en el Libro de la Vida y como tal, se refiere el Señor a ellos así (Mat 8:22).
La palabra "muerto" significa dormir, pero todos seremos despertados, justos e injustos. Unos para gozo eterno, estos son los "muertos al pecado" y otros para tormento eterno, estos son "muertos en sus pecados".
La mejor manera de lidiar con la mal sana doctrina del aniquilacionismo al ofrece la historia del rico y Lázaro que fuera descrita en detalle por Aquel que tiene las llaves de la muerte y del Hades (Ap 1:18): el Señor de señores.
Otro aspecto es que la Biblia jamás les llama "vivos", "tienen la vida", "tienen vida", "viven por al eternidad", "tienen signos vitales" ni cosas semejantes a esas, por el contrario. La Biblia es muy puntual respecto a su condición: "muertos en sus epcados y delitos", "muertos", "apartados", Dios no es Dios de ellos.
Lamentablemente, los aniquilacionistas han tratado de hacer apología de sus falsas enseñanzas a través de la descontextualización, la manipulación y la falacia argumentativa.