-Como cristiano verdadero -por gracia de Dios- yo no considero JUSTO que Dios pudiera perdonarme, recibirme, oír mi confesión y reconciliarme consigo mismo porque su Hijo cargó con mis pecados en la cruz. ¡No es justo que yo tuviera tan inocente y santo substituto! Sin embargo, menos justo -de mi parte-, sería que yo despreciase tanto amor, misericordia y gracia, optando por vivir "a mi manera", lejos de Dios, hundido en el pecado y perdido en el mundo.
-La paga del pecado a los humanos ha sido la muerte, pero que estos en vida no se arrepintieran y convirtieran de corazón a Dios, ocasiona que por ser incrédulos al Hijo mueran eternamente (Jn 11:26), es decir, muerte segunda, continua y eterna, sin acabar nunca con el atormentado en el lago de fuego y azufre. Ellos blasfemarán y buscarán la muerte sin encontrarla, pues condenados están a permanecer en ella, pero tampoco tratarán a Dios de cruel y despiadado. Saben que lo merecen.
