Dos aportes sobre el tema del NOMBRE:
PRIMERO.
En el lenguaje bíblico, cuando leemos la palabra "NOMBRE", muchas veces no se refiere al nombre literal, sino a la reputación o conocimiento que tienen los demás de esa persona. De hecho, los eruditos que hicieron la versión "Dios Habla Hoy" muchas veces eliminan la palabra "nombre"
Por ejemplo, Hechos 4:12, que en la Reina-Valera está así:
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
en la DHH se traduce así:
12 En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos.
Hechos 8:12, que en la Reina-Valera está así:
Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres
en la DHH se traduce así:
Pero cuando creyeron en la buena noticia que Felipe les anunciaba acerca del reino de Dios y de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron
Romanos 1:5, que en la Reina-Valera está así
y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;
en la DHH se traduce así:
Por medio de Jesucristo recibí el privilegio de ser apóstol, puesto a su servicio, para que en todas las naciones haya quienes crean en él y le obedezcan
SEGUNDO Y MÁS IMPORTANTE.
En el contexto de salvación, invocar el nombre de Dios no significa musitar ciertos sonidos.
Invocar el nombre de Dios significa buscar sinceramente hacer la voluntad de Dios en cualquier cosa en la que estemos involucrados.
Cuando Pablo dice en Romanos que "Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo" obviamente no quiere decir que la invocación literal, fonética, nos salva. Pero dejemos que sea Jesús mismo el que nos diga a qué se refiere:
21 »No todos los que me dicen: “Señor, Señor”, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. 22 Aquel día muchos me dirán: “Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.” 23 Pero entonces les contestaré: “Nunca los conocí; ¡aléjense de mí, malhechores!”
Así que el NOMBRE por el cual actuamos no es lo que nos salva, sino la alineación de nuestro ACTO con la VOLUNTAD DEL PADRE.