El pensamiento requiere del cerebro para expresarse, el alma no, el alma es la esencia humana.
Dudo que fallecido requieras la amígdala cerebral para anticipar la amenaza ni las funciones de termorregulación, ni funciones subcorticales para tu alma, que liberada de estas necesidades orgánicas reposa de todas sus obras en la presencia del Señor.
Eso es lo que pienso.
Sean las palabras de Rene Descartes "pienso luego existo" (“cogito ergo sum”).
¿Te parece que esa idea organicista y fatalista es la que nos presenta el evangelio de Cristo?, ¿te parece que si no piensas no existes?
Pues bien, este pensamiento de Descartes es la suma del pensamiento anquilacionista, esto es, todo deja de existir con base a esta primicia y a una pésima interpretación bíblica, ya que sí morimos, una sola vez, pero claro que todos los hombres morimos, pues muere nuestra carne, así que, nada de que "no moriréis, pero se preserva el espíritu y el alma y esto, no lo aclaró el diablo al hombre en Edén con su falacia expresada en una sola frase, sino el Señor mismo, con su resurrección y en todo su evangelio.