Re: Miguel no es Jesús ¿porque? porque no existe ningun pasaje para afirmarlo
Dios fija la norma. El helenista Kenneth S.*Wuest dice: “Dios es la norma objetiva que determina el significado de dikaios [justo], y al mismo tiempo mantiene ese significado constante e inmutable, ya que Él es el Inmutable”. Luego añade la siguiente cita de Cremer: “En el sentido bíblico, la justicia es una condición de rectitud de la que Dios es la norma, que se valora según la norma divina, que se conforma a Dios en comportamiento, y tiene que ver sobre todo con su relación con Dios y con el modo de andar ante Él. Es y se la llama dikaiosune theou (justicia de Dios) (Rom. 3:21,*1:17), justicia como la que pertenece a Dios, y es de valor ante Él, justicia divina, véase Ef. 4:24; con esta justicia así definida, el evangelio (Rom. 1:17) viene al mundo de las naciones, que estaba acostumbrado a medir con una norma diferente”. (Studies in the Vocabulary of the Greek New Testament, 1946, pág.*37.)
Lucas muestra lo que significa ser justo cuando dice que el sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet, los padres de Juan el Bautista, “eran justos delante de Dios porque andaban exentos de culpa de acuerdo con todos los mandamientos y requisitos legales de Jehová”. (Lu 1:6.) La justicia se mide en conformidad con la voluntad de Dios y sus mandatos. Sus mandatos específicos pueden variar de un tiempo a otro y de una persona a otra. Por ejemplo: su mandato a Noé de edificar un arca nunca se ha repetido, y el mandato sobre la circuncisión tampoco aplica a los cristianos. No*obstante, las normas personales de Dios, su personalidad, lo que Él es, según se expresa en sus palabras y en su modo de actuar, siempre permanecen constantes, por lo que suponen una norma perfecta, ‘como una roca’ en firmeza y estabilidad, con la que medir la conducta de todas sus criaturas. (Dt 32:4; Job 34:10; Sl 92:15; Eze 18:25-31; 33:17-20.)
La bondad y la justicia. Cuando el apóstol Pablo habla de la muerte en sacrificio de Cristo, hace una distinción entre la bondad y la justicia, diciendo: “Porque apenas muere alguien por un hombre justo; en realidad, por el hombre bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Ro 5:7,*8.) A un hombre se le puede considerar “justo” si cumple con sus obligaciones, es imparcial, honrado, no*es culpable de mala conducta o de inmoralidad, es decir, si se le conoce por su conducta íntegra y su rectitud. Sin embargo, en la declaración de Pablo se observa cierta superioridad en el caso del hombre “bueno”. Ser “bueno” implica ser “justo”; sin embargo, son otras las cualidades que distinguen al hombre bueno del que simplemente es justo. El uso del término griego indica que la persona que se destaca por su bondad es benévola (muestra buena voluntad o afecto a otros) y benefactora (hace bien a otros). Esta persona no*está interesada únicamente en hacer lo que es de justicia, sino que va más allá, se siente movida por un interés sincero hacia otros y por el deseo de beneficiarlos y ayudarlos. (Compárese con Mt 12:35; 20:10-15; Lu 6:9, 33, 35,*36; Jn 7:12; Hch 14:17; Ro 12:20,*21; 1Te 5:15.)
Por consiguiente, el argumento de Pablo es que aunque el hombre que se destaca por ser “justo” puede ganarse el respeto y hasta la admiración de otros, quizás no*haga una impresión tan fuerte en el corazón de los demás como para impulsar a alguien a morir por él. Sin embargo, el hombre que se destaca por su bondad, que es cariñoso, servicial, considerado, misericordioso y que se interesa activamente en beneficiar a otros, se gana su afecto, y su bondad puede tocar el corazón de otra persona lo suficiente como para que esté dispuesta a morir por*él.
Nótese que en las Escrituras se contrasta lo que es “bueno” con lo que es “vil” (Jn 5:29; Ro 9:11; 2Co 5:10), “inicuo” (Mt 5:45; Ro 12:9) y “malo” (Ro 16:19; 1Pe 3:11; 3Jn 11); y al “justo” se le contrasta con el “pecador” (o injusto) (Mr 2:17; Lu 15:7). Igual que alguien puede ser un pecador (porque no*cumple con las normas justas) y sin embargo no*ser llamado o clasificado necesariamente como “vil”, “inicuo” o “malo”, así también una persona puede ser “justa” y sin embargo no*ser llamada o clasificada necesariamente como “buena” en el sentido que acabamos de explicar.
Se conocía a José de Arimatea como un hombre “bueno y justo”, términos que siempre se utilizan en un sentido relativo cuando se aplican a seres humanos imperfectos. (Lu 23:50; compárese con Mt 19:16,*17; Mr 10:17,*18; véase BONDAD [La bondad de Jehová].) El mandamiento de la ley que Dios dio a Israel era “santo [por ser de Dios] y justo [por ser perfecto en justicia] y bueno [por ser provechoso en todo respecto para quien lo observaba]”. (Ro 7:12; compárese con Ef 5:9.)
Jehová el Justo. Las palabras hebreas tsé·dheq y tsedha·qáh y la griega di·kai·o·sý·nē aparecen frecuentemente con referencia a la rectitud de los caminos de Dios: como Soberano (Job 37:23; Sl 71:19; 89:14), al administrar y ejecutar juicio y justicia (Sl 9:8; 85:11; Isa 26:9; 2Co 3:9), al castigar al pueblo que profesaba ser suyo (Isa 10:22), al vindicarse a sí mismo en el juicio (Sl 51:4; Ro 3:4,*5) y al vindicar a su pueblo (Miq 7:9).
Jehová mismo se llama “el lugar de habitación de la justicia”. (Jer 50:7.) Por lo tanto, es el Justo, y la justicia de sus criaturas depende de su relación con Él. Jehová acata su propia norma de justicia sin desviarse. Jehová Dios, el Juez y Dador de Estatutos supremo (Isa 33:22), “es amador de justicia y derecho” (Sl 33:5). “El derecho y la abundancia de justicia él no*menosprecia.” (Job 37:23.) Esto garantiza que nunca abandonará a sus leales. (Sl 37:28.) Por lo tanto, sus criaturas pueden tener la máxima confianza en Él. De Él está escrito: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono”. (Sl 89:14.)
Mantiene la justicia mientras ejerce misericordia. Jehová no*muestra parcialidad al tener tratos con sus criaturas, sino que acepta a todos aquellos que le temen y practican la justicia, y les otorga su bendición. (Hch 10:34,*35.) Las personas o las naciones enteras reciben castigo o recompensa según sus actos. (Ro 2:3-11; Ef 6:7-9; Col 3:22–4:1.) La justicia, la equidad, la santidad y la pureza de Jehová son tales que no*puede minimizar ningún pecado. (Sl 5:4; Isa 6:3,*5; Hab 1:13; 1Pe 1:15.) Por consiguiente, no*podría perdonar los pecados de la humanidad sin satisfacer la justicia, es decir, sin una base legal. Sin embargo, gracias a su bondad inmerecida, hizo esta provisión justa al ofrecer a su Hijo en sacrificio, con el fin de propiciar o cubrir los pecados. De esta manera puede ejercer misericordia para con los pecadores que aceptan esta provisión sin pasar por alto la justicia. Pablo lo expresa de la siguiente manera: “Mas ahora, aparte de ley, la justicia de Dios ha sido puesta de manifiesto,*[...] sí, la justicia de Dios mediante la fe en Jesucristo*[...]. Porque todos han pecado y no*alcanzan a la gloria de Dios, y es como dádiva gratuita que por su bondad inmerecida se les está declarando justos mediante la liberación por el rescate pagado por Cristo Jesús.*[...] Para que [Dios] sea justo hasta al declarar justo al hombre [pecaminoso por herencia] que tiene fe en Jesús”. (Ro 3:21-26.) De modo que la justicia de Jehová está equilibrada con la misericordia, y da la oportunidad a hombres y naciones de volverse de sus caminos inicuos y escapar de la ejecución de sus juicios adversos. (Jer 18:7-10; Eze 33:14-16; véase DECLARAR JUSTO.)