Re: "MI NOMBRE ES JEHOVÁ"—Jeremías. 16:21
Saludos Edcentinela.
Según Pablo, una buena razón por la que el mundo en general está alejado de la vida que pertenece a Dios es por “la insensibilidad de su corazón”. (Efesios 4:18.) “Insensibilidad” aquí significa básicamente endurecimiento, como si hubiera un callo. Todos sabemos cómo se producen estos. Al principio la piel puede ser suave y sensible, pero si se la somete regularmente a cierta presión o fricción, se endurece y se hace más gruesa, formando un callo. Ya no siente la irritación. De igual manera, las personas no nacen con un corazón endurecido o insensible, de modo que su insensibilidad hacia Dios no se produce automáticamente. Pero debido a que vivimos en el mundo y estamos expuestos a su espíritu, el corazón no tarda en insensibilizarse o endurecerse si no lo protegemos como la constante “fricción” a algún “cuerpo extraño” que se produce, por ejemplo, en el pie humano cuando roza constantemente el zapato. Por eso Pablo advirtió: “Cuidado, [...] por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado”. (Hebreos 3:7-13; Salmo 95:8-10.) Por lo tanto, es urgente que nuestra mente permanezca transformada, y nuestro corazón, iluminado para evitar “callosidades” de nuestro corazón, como ocurrió con no pocos hombres de la historia bíblica.
En realidad, la elección que hagamos revelará qué hay en nuestro corazón. “Feliz es el hombre que siente pavor constantemente, pero el que endurece su corazón caerá en la calamidad”, dice Proverbios 28:14. Así le sucedió al antiguo Faraón egipcio. Con cada una de las diez plagas que azotaron Egipto, endureció su corazón en vez de mostrarse temeroso de Dios. La reacción de este orgulloso rey no se debió a que Jehová lo empujara a desobedecer; al contrario: él le dio libertad de elección. Pero, independientemente de la respuesta del Faraón, Jehová llevó a cabo lo que se proponía hacer. Pablo explicó así el punto de vista de Jehová con respecto al monarca egipcio: “Para esto mismo te he dejado permanecer, para que con respecto a ti muestre mi poder, y para que mi nombre sea declarado por toda la tierra” (Romanos 9:17).
Por otra parte, Jehová inspiró al profeta Ezequiel para que denunciara y condenara a la dinastía real de Tiro. El mensaje dirigido al “rey de Tiro” contiene expresiones aplicables tanto a la dinastía tiria como al primer traidor, Satanás, quien “no permaneció firme en la verdad” (Ezequiel 28:12; Juan 8:44). Al principio, Satanás era un espíritu leal que formaba parte de la organización de hijos celestiales de Dios. Mediante Ezequiel, Jehová Dios indicó la causa básica de la deslealtad de la dinastía tiria y de Satanás:
“En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura [...]. Tú eres el querubín ungido que cubre.... Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia, y empezaste a pecar. Y yo... te destruiré, oh querubín que cubre... Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor.” (Ezequiel 28:13-17.) En efecto, la altivez indujo a los reyes tirios a tratar con violencia al pueblo de Jehová. Tiro acumuló grandes riquezas como centro del comercio y fue famoso por la belleza de sus productos (Isaías 23:8, 9). Sus reyes se volvieron arrogantes y empezaron a oprimir al pueblo de Dios.
En cuanto a tu pregunta de si “YHWH” es el Padre de Jesucristo la respuesta es ¡SÍ! Es el mismo. No hay razón para pensar que no lo fuera. De hecho, una de las más conocidas profecías acerca de la venida de Jesús fue transmitida por el propio Moisés cuando expresó al pueblo: “Un profeta de en medio de ti mismo, de tus hermanos, semejante a mí, es lo que Jehová tu Dios levantará para ti —a él ustedes deben escuchar— en respuesta a todo lo que le pediste a Jehová tu Dios en Horeb, en el día de la congregación, diciendo: ‘No oiga yo de nuevo la voz de Jehová mi Dios, y no vea yo más este gran fuego, para que no muera’. Ante aquello, Jehová me dijo: ‘Ellos han hecho bien al hablar lo que hablaron. Les levantaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará todo lo que yo le mande. Y tiene que suceder que al hombre que no escuche mis palabras que él hablará en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.” (Deuteronomio 18:15-19).
Como bien sabrás, donde subrayé el texto, en los originales hebreos del libro de Deuteronomio está escrito, para el Nombre Divino, YHWH (Jehová) como el Dios que iba a “levantar” ese profeta “semejante a Moisés” en cuya boca estarían las Palabras del Altísimo. Este cumplimiento tuvo su desenlace en el “Mesías” prometido Jesucristo, cuando nació como hombre para la liberación de “Israel”.
En cuanto a todo lo demás que te inquieta Ed, Jehová Dios siempre actuó, primero, como el Soberano Absoluto y Fuente de la Vida y, como tal, tiene todo el derecho de decidir cómo actuar y qué hacer como el dueño que es de todo. Sin embargo, nunca actuó injustamente (desde su punto de vista, no del nuestro) por cuanto todo juicio destructor que llevó a cabo no fue de manera injusta, sino previa advertencia o plena evidencia de la maldad de los pueblos corrompidos alejados de su guía y de su “luz”. Siempre hubo un motivo poderoso para su actuar y nunca lo hizo sin advertir o bien, con pleno conocimiento de la realidad de la descomposición moral de ciertos pueblos que eran prácticamente incorregibles visto desde su Justicia Absoluta como el Todopoderoso.
Por lo tanto, la expresión "dejó que se pusiera terco el corazón" o bien, "deja que se endurezca nuestro corazón", no significa que Jehová es el causante de nuestra "callosidad espiritual"; más bien, es una expresión directa para indicar que el "permite" (porque no obliga a nadie a servirle) que nuestro corazón actúe según nuestro albedrío. Él advierte, Él amonesta, Él censura y previene nuestro incorrecto derrotero de "mil" maneras distintas que a veces, nosotros mismos ni siquiera las entendemos y, cuando ocurren, resulta que nuestro orgullo prevalece endureciendo más nuestro corazón.
Que Jehová te guíe por la tierra de la justicia.
Pregunta, por qué YHWH tenía que endurecer el corazón de sus diz que enemigos ?
Hay varios ejemplos de ello en el AT, el más notorio fué el del faraón que tenía esclavo a los israelíes en Egipto. Que hubiese pasado si no le hubiese endurecido el corazón, hubiese liberado a los israelíes? Por qué no le hablando el corazón tanto a faraón como a los otros y evitar así tanto derramamiento de sangre? No hubiese sido mejor ablandárselos? Pregunto porque el Padre que dió a conocer Jesucristo no cuadra con el YHWH varón de guerra que le gustaba destruir pueblos enteros. Donde está el balance si a propósito endurecía el corazón de sus enemigos, hacía esto para llevar a propósito a Israel a hacer la guerra matando tanto hombres, mujeres, niños, ganado, etc.
YHWH es el padre de Jesucristo?
Saludos Edcentinela.
Según Pablo, una buena razón por la que el mundo en general está alejado de la vida que pertenece a Dios es por “la insensibilidad de su corazón”. (Efesios 4:18.) “Insensibilidad” aquí significa básicamente endurecimiento, como si hubiera un callo. Todos sabemos cómo se producen estos. Al principio la piel puede ser suave y sensible, pero si se la somete regularmente a cierta presión o fricción, se endurece y se hace más gruesa, formando un callo. Ya no siente la irritación. De igual manera, las personas no nacen con un corazón endurecido o insensible, de modo que su insensibilidad hacia Dios no se produce automáticamente. Pero debido a que vivimos en el mundo y estamos expuestos a su espíritu, el corazón no tarda en insensibilizarse o endurecerse si no lo protegemos como la constante “fricción” a algún “cuerpo extraño” que se produce, por ejemplo, en el pie humano cuando roza constantemente el zapato. Por eso Pablo advirtió: “Cuidado, [...] por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado”. (Hebreos 3:7-13; Salmo 95:8-10.) Por lo tanto, es urgente que nuestra mente permanezca transformada, y nuestro corazón, iluminado para evitar “callosidades” de nuestro corazón, como ocurrió con no pocos hombres de la historia bíblica.
En realidad, la elección que hagamos revelará qué hay en nuestro corazón. “Feliz es el hombre que siente pavor constantemente, pero el que endurece su corazón caerá en la calamidad”, dice Proverbios 28:14. Así le sucedió al antiguo Faraón egipcio. Con cada una de las diez plagas que azotaron Egipto, endureció su corazón en vez de mostrarse temeroso de Dios. La reacción de este orgulloso rey no se debió a que Jehová lo empujara a desobedecer; al contrario: él le dio libertad de elección. Pero, independientemente de la respuesta del Faraón, Jehová llevó a cabo lo que se proponía hacer. Pablo explicó así el punto de vista de Jehová con respecto al monarca egipcio: “Para esto mismo te he dejado permanecer, para que con respecto a ti muestre mi poder, y para que mi nombre sea declarado por toda la tierra” (Romanos 9:17).
Por otra parte, Jehová inspiró al profeta Ezequiel para que denunciara y condenara a la dinastía real de Tiro. El mensaje dirigido al “rey de Tiro” contiene expresiones aplicables tanto a la dinastía tiria como al primer traidor, Satanás, quien “no permaneció firme en la verdad” (Ezequiel 28:12; Juan 8:44). Al principio, Satanás era un espíritu leal que formaba parte de la organización de hijos celestiales de Dios. Mediante Ezequiel, Jehová Dios indicó la causa básica de la deslealtad de la dinastía tiria y de Satanás:
“En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura [...]. Tú eres el querubín ungido que cubre.... Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia, y empezaste a pecar. Y yo... te destruiré, oh querubín que cubre... Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor.” (Ezequiel 28:13-17.) En efecto, la altivez indujo a los reyes tirios a tratar con violencia al pueblo de Jehová. Tiro acumuló grandes riquezas como centro del comercio y fue famoso por la belleza de sus productos (Isaías 23:8, 9). Sus reyes se volvieron arrogantes y empezaron a oprimir al pueblo de Dios.
En cuanto a tu pregunta de si “YHWH” es el Padre de Jesucristo la respuesta es ¡SÍ! Es el mismo. No hay razón para pensar que no lo fuera. De hecho, una de las más conocidas profecías acerca de la venida de Jesús fue transmitida por el propio Moisés cuando expresó al pueblo: “Un profeta de en medio de ti mismo, de tus hermanos, semejante a mí, es lo que Jehová tu Dios levantará para ti —a él ustedes deben escuchar— en respuesta a todo lo que le pediste a Jehová tu Dios en Horeb, en el día de la congregación, diciendo: ‘No oiga yo de nuevo la voz de Jehová mi Dios, y no vea yo más este gran fuego, para que no muera’. Ante aquello, Jehová me dijo: ‘Ellos han hecho bien al hablar lo que hablaron. Les levantaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará todo lo que yo le mande. Y tiene que suceder que al hombre que no escuche mis palabras que él hablará en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.” (Deuteronomio 18:15-19).
Como bien sabrás, donde subrayé el texto, en los originales hebreos del libro de Deuteronomio está escrito, para el Nombre Divino, YHWH (Jehová) como el Dios que iba a “levantar” ese profeta “semejante a Moisés” en cuya boca estarían las Palabras del Altísimo. Este cumplimiento tuvo su desenlace en el “Mesías” prometido Jesucristo, cuando nació como hombre para la liberación de “Israel”.
En cuanto a todo lo demás que te inquieta Ed, Jehová Dios siempre actuó, primero, como el Soberano Absoluto y Fuente de la Vida y, como tal, tiene todo el derecho de decidir cómo actuar y qué hacer como el dueño que es de todo. Sin embargo, nunca actuó injustamente (desde su punto de vista, no del nuestro) por cuanto todo juicio destructor que llevó a cabo no fue de manera injusta, sino previa advertencia o plena evidencia de la maldad de los pueblos corrompidos alejados de su guía y de su “luz”. Siempre hubo un motivo poderoso para su actuar y nunca lo hizo sin advertir o bien, con pleno conocimiento de la realidad de la descomposición moral de ciertos pueblos que eran prácticamente incorregibles visto desde su Justicia Absoluta como el Todopoderoso.
Por lo tanto, la expresión "dejó que se pusiera terco el corazón" o bien, "deja que se endurezca nuestro corazón", no significa que Jehová es el causante de nuestra "callosidad espiritual"; más bien, es una expresión directa para indicar que el "permite" (porque no obliga a nadie a servirle) que nuestro corazón actúe según nuestro albedrío. Él advierte, Él amonesta, Él censura y previene nuestro incorrecto derrotero de "mil" maneras distintas que a veces, nosotros mismos ni siquiera las entendemos y, cuando ocurren, resulta que nuestro orgullo prevalece endureciendo más nuestro corazón.
Que Jehová te guíe por la tierra de la justicia.