Re: Me empiezo a cuestionar la Trinidad y grandemente!!!!!!
LA SANTA TRINIDAD
por Dr. Luis G. Cajiga
Ninguna otra doctrina bíblica ha sido tan contradicha como la de la Trinidad. Desde fines del siglo 3ro. y comienzos del 4to. los arrianos emprendieron una verdadera guerra contra el concepto de un Dios trino. El concilio de Nicea condenó las doctrinas arrianas y confirmó la Trinidad.
Hoy los conceptos arrianos han vuelto, esta vez con más fuerza. Varias denominaciones cristianas niegan la Trinidad. Alegan estos que esa palabra no está en la Biblia y tienen razón. Sin embargo, sí se encuentra la palabra Deidad o Divinidad. Vea, por ejemplo, Hechos 17:29 y Colosenses 2:9. Este último verso dice: “Porque en él Jesucristo) habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente.” El texto es claro: de los seres que forman la Divinidad, sólo uno se encarnó: el Hijo, Cristo Jesús.
Cuando Cristo ordenó a sus discípulo bautizar les indicó que lo hicieran “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Él no dijo “los nombres”, sino “el nombre”, haciendo claro que hay una perfecta unidad en los tres.
Para ver las veces que se menciona la Trinidad, vea 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:13; 1 Pedro 1:2 y Apocalipsis 1:4,5. Estos textos, además el de Mateo 28:19, nos revelan que hay tres Seres que forman el concepto Dios. Porque Dios es un nombre colectivo. Decimos ejército, colmena, grupo, junta, gobierno, y, aunque son palabras en singular, denotan más de una persona. Si usted dice trío, son tres personas. Pues Trinidad son tres personas divinas. Son uno en propósitos, pero cada uno tiene su individualidad.
Es extraño y parece gramaticalmente errónea la frase de Génesis 1:26: “Y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen…” Debiera decir “Y dijo Dios hago o haré…” Pero Dios estaba hablando con alguien que, como Él, tenía poder creador. Juan aclara el misterio al decir en Juan 1:1-3: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas; y sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho.” ¿Quién es ese que el apóstol llama “el Verbo”? El verso 14 lo señala: “Y aquel Verbo fue hecho carne…” No hay duda, el Verbo es Cristo. Él existe desde la eternidad con el Padre y con el Espíritu y es tan Creador como el Padre mismo.
A veces decimos que el Padre es la primera persona de la Trinidad y que el Hijo es la segunda y el Espíritu Santo la tercera. Basados en Mateo 28:19 esto sería correcto. Pero si miramos 2 Corintios 13:13, encontramos que se menciona primero al Hijo, al igual que 1 Corintios 12. En Apocalipsis 1 el Espíritu queda en segundo lugar y Jesucristo en tercero. Así que ninguno de los tres es antes que los otros.
Lo más degradante de la doctrina que niega la Trinidad es que también niega la Divinidad de Cristo, relegándolo a una criatura. Lo primero es que si Cristo es criatura, no puede ser Creador, cosa que vimos meridianamente claro en Juan 1:1-3.
Tampoco podría ser adorado, cosa que está ampliamente establecido en la Biblia. Para citar sólo una prueba, veamos Filipenses 2:6-11, donde Pablo nos dice que Cristo, “siendo en forma de Dios, no tuvo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse: sin embargo se anonadó a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo ensalzó a lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el señor, a la gloria de Dios Padre.”
Los modernos arrianos dicen que Jesucristo, aunque es poderoso, no es el Dios Todopoderoso. Cierto que Jesús dijo: “el Padre mayor es que yo”. Como humano Cristo es inferior al Padre, pero como Dios es igual a Él. Jesús tomó la naturaleza humana para siempre, por lo tanto seguirá siendo inferior en ese sentido. En Apocalipsis 1:8, Dios dice que Él es “Alfa y Omega, el principio y el fin, el Todopoderoso.” Cuando Cristo se aparece a Juan, le dice: “Yo soy Alfa y Omega, el primero y el último.” (verso 11) Todas las características y los atributos del Padre, también los ostenta el Hijo y también el Espíritu Santo.
Para negar la doctrina de la Trinidad no sólo se niega la divinidad de Cristo, sino que, además, se niega la personalidad del Espíritu Santo. Tal como antaño, los que hoy niegan la Trinidad, dicen que el Espíritu Santo es “la fuerza activa del Padre”. Pero un estudio concienzudo de la Biblia nos lleva a otra conclusión.
En Juan 14:16 Jesús dice: “Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador…” En el verso 17 dice que ese Consolador es “el Espíritu de verdad”. Cristo hace claro que el que ha de venir es otro como Él. No puede estar hablando de una fuerza, ni de un atributo, sino de una persona. El verso 26 del mismo capítulo de Juan agrega que el Espíritu “os enseñará todas las cosas”. Si es un maestro que educa, luego es una persona. En Romanos 8:26 Pablo dice que el Espíritu llora “con gemidos indecibles”. El acto de llorar es de un ser, no de una fuerza. El texto más claro es Hechos 13:2: “Ministrando pues estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo, para la obra para la cual los he llamado.” Si habla u ordena, entonces no puede ser otra cosa que una persona.
El plan de salvación es una constante proclamación de la existencia de la Trinidad. Cuando en la mente sobrenatural de la Divinidad se formó la idea del hombre, en su sabiduría infinita surgió consigo la entrada del pecado. Una vez lo ideó, Dios estaba obligado a crearlo, pero antes de esto, ideó el plan de salvación. El plan contempló que uno de los tres habría de descender a la tierra, hacerse hombre, convivir con el hombre y morir en lugar del hombre. Uno de ellos se ofreció hacerlo. Se llamaría “el Hijo”. Otro se comprometió a ser el agente regenerador, aplicando en los hombres el sacrificio del Hijo, dar poder a sus seguidores para establecer el reino de Dios. El tercero quedaría a cargo de toda la creación y ser especial cuidador del Hijo. Delineada la parte de cada uno en el plan, procedieron a la tarea de la creación de nuestro sistema solar. Dios sabía que el hombre iba a pecar, pero el “consejo de paz” establecido por la Trinidad aseguraba la salvación de todos los que aceptaran el plan de Dios.
Aunque la Trinidad es llamada un “misterio”, los teólogos católicos y protestantes lo han hecho más misterioso. La mayoría dice que la Trinidad son tres manifestaciones de Dios. Pero veamos: cuando Cristo estaba en la tierra, Él consideraba que Alguien a quien llamaba “el Padre”, estaba en los cielos. Cristo oraba constantemente al Padre. No iba a orar a sí mismo. En el bautismo de Cristo en el Jordán se manifestó la Trinidad. El Padre: la voz que dijo “este es mi hijo amado”; el Hijo: la persona que recién fue bautizada por Juan y el Espíritu Santo: la forma de paloma que descendió sobre Jesús.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día enseña que la Santa Trinidad son tres seres distintos que forman una unidad perfecta. En literatura adventista se llama a la Trinidad “los tres grandes Poderes del cielo”.