Re: María, ¿Madre de Dios?
Hermano Macabeo; quisiera preguntar tu opinión sobre estas afirmaciones:
"El camino mas corto para llegar a Jesús es a través de la Virgen maría"
"La Virgen María es un puente que nos lleva a profundizar en el amor de Dios, ..."
"ACEPTAMOS A MARÍA COMO PUENTE ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES ..."
"A Jesús, por María"
En palabras de san Agustín diríamos, que el Verbo sin dejar de ser lo que era (Dios eterno con el Padre y el Espíritu Santo) comenzó a ser lo que no era (humano, igual en todo a nosotros, excepto en el pecado). Si alargamos un poco nuestra contemplación hasta el momento preciso de la encarnación podríamos gozarnos interiormente en este misterio por el cual el Eterno comienza a vivir y a crecer en el seno de María Santísima. Si todos los hombres, por el hecho de nuestra gestación quedamos unidos de manera inexplicable a nuestras madres, podemos en esta contemplación imaginar la unidad y trascendencia de la unión entre María y el Hijo de Dios que tomaba carne en su propia carne. El Vinculo entre María y el Verbo de Dios no es entonces únicamente corporal o espiritual, sino trascendente, de manera que si ella ya vivía y era una realidad en Dios, ahora Dios empieza a ser de manera sustancial, una realidad en ella. Este es uno de los misterios que fundamentan la fe cristiana, por eso es que ya desde los primeros credos la Iglesia proclamará la Encarnación del Verbo con las palabras: - Natus Ex María Virgine – Nacido de la Virgen María. Uno de los temas que se discutirán desde los primeros siglos es precisamente la relación que existe entre María y Jesús.
En muchos iconos podemos ver ilustrada esta idea, pues el autor, seguramente inspirado por Dios, presenta a María orando al centro de la Iglesia naciente formada por los apóstoles y los discípulos que oran junto con ella, y se aprecia sobre ella el fuego del espíritu que desciende sobre ella. Desde entonces la Iglesia reconoce que la continua intercesión de la Llena de Gracia, mantiene vivo el fuego del espíritu en los corazones de los que como ella, oran y buscan con todo su corazón hacer la voluntad de Dios.
Y esto no quiere decir que es de ella de donde procede el Espíritu, sino que por la relación tan íntima que existe entre ella y la tercera persona de la Trinidad, que hace posible no la creación o la donación del Espíritu, sino la vitalización de la efusión original del bautismo. Pero también, es creencia de la Iglesia que es por la intercesión de María que el fuego del Espíritu, el Buen Vino, continua derramándose y esparciéndose por todo el mundo. María, la primera Evangelizadora, la que llevó por primera vez la noticia de la salvación y el Espíritu a su prima Isabel, continua por su intercesión realizando esa obra misionera dentro de la Iglesia. Cuando nosotros pedimos algo a través de María y recibimos la gracia, de manera habitual decimos que nos la concedió la Virgen. Esto como decíamos,
en un sentido estricto sería un error pues todo viene de Dios, sin embargo no podemos negar que en una relación esponsal, en la cual se comparte no solo los vienes sino el ser de la persona, lo que hace una puede ser aplicado aunque sea de manera indirecta a la otra. Pues este es el caso entre María y el Espíritu, por ello aunque la gracia recibida ha sido concedida por Dios mismo, no existe contradicción en aceptar que fue recibida por María.
Esto tampoco quiere decir que María sea un puente entre El Padre y los hombres, lo cual es erróneo pues sabemos que tenemos un solo mediador que es Cristo. Esto solo significa que María es en Dios y Dios es en ella, en una relación que sobrepasa nuestro entendimiento, lo cual no hace sino confirmarnos cuan íntimos son el misterio de Dios y de María.
María se convierte en el punto de intersección entre la línea vertical divina y la línea horizontal de nuestra historia. En otras palabras María es el nodo que enlaza de manera definitiva la historia humana con la Santísima Trinidad, de ahí su relación única con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Para seguir el orden lógico expuesto principalmente por el Concilio Vaticano II en el capitulo VIII la Lumen Gentium, es necesario hablar primero de la relación que tiene María Santísima con El Verbo, ya que es por medio de la Encarnación como queda unida e integrada totalmente al misterio no solo de la salvación sino de la Santísima Trinidad. Por medio de la Encarnación del Verbo, misterio y milagro que escapa totalmente a nuestra comprensión, el Verbo, espiritual y eterno con el Padre, comienza a ser una realidad corpórea y humana gracias a la cooperación gratuita y amorosa de María.
Con mucho orgullo, María es nuestra Madre, la queremos y con ella rezamos el santo rosario para recibir gracia y bendiciones de Dios. Tenemos en ella una Madre maravillosa que intercede por nosotros. No es ninguna diosa y no la adoramos como dios. Pero la queremos como Madre, la persona que tuvo mayor influencia sobre Jesús mientras vivió en la tierra. Ahora, en el cielo junto a Dios, nuestra Madre María es la persona que tiene la mayor influencia para interceder por nosotros. ¡María Santísima es el puente por medio del cual Jesucristo nos bendice! Cristo Jesús nos dice que lo busquemos a Él, y la mejor manera de hacerlo es imitar a María que es nuestra Madre.