Re: Lugar Santo vs. Lugar Santísimo
Estimado ernesto gil. Saludos cordiales.
Tú dices:
¿De qué hablas gargolín #47?
"Vi dos compañías, la una postrada ante el trono, profundamente interesada mientras que la otra no manifestaba interés y permanecía de pie, indiferente.
¿Dónde, según EGW estaban las dos compañías?
"Vi al Padre levantarse del trono, y en un carro de llamas entró en el lugar santísimo, al interior del velo, y se sentó."
Obviamente estaban frente al trono y ese trono no estaba en el lugar santísimo... Entonces, ¿dónde estaba el trono?
"Entonces Jesús se levantó del trono, y la mayoría de los que estaban prosternados se levantó con él. No vi un solo rayo de luz pasar de Jesús a la multitud indiferente después que él se levantó, y esa multitud fue dejada en perfectas tinieblas."
Obviamente el trono estaba donde estaba Jesús. ¿Dónde, según tú, estaba Jesús desde Su ascensión hasta el 1844?
A ver "gargolín #47", anímate a responder...[/QUOTE]
Respondo: Ellen White vivió en pleno desarrollo de lo que la Biblia define como el período de Filadelfia, allí se muestra a nuestro Señor que dice: " Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre." Apoc. 3:7-8
¿Quién es el que tiene la llave de David?
El Santo y verdadero.
¿Qué hace ÉL?
"abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre"
¿Ha puesto Él una puerta abierta?
¡Claro que sí!
Fíjate lo que le sucede a los que dicen ser judíos y no lo son
"He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado." Apocalipsis 3: 9
Hay muchos que son cristianos solo de nombre, como es tu caso ernesto gil, y el de eduardo martínez rancaño, pero sus palabras y obras niegan que estén convertidos al Señor (por sus frutos los conoceréis).
"Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo." Apoc. 3: 12
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por doquiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios. Apoc. 14:4-5.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Fil. 3:20.
Por lo tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,; aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Sant. 5:7, 8.
El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Fil. 3:21.
Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Apoc. 14:14-17.
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Heb. 4:9.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Apoc. 21:2.
Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de él y el de su Padre, escrito en la frente. Apoc. 14:1.
Despues me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto, y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apoc. 22:1-5. 32
Como dije, te equivocaste de texto, este viene mejor a tu planteamiento acusador: "El sábado 24 de marzo de 1849 tuvimos con los hermanos de Topsham, Maine, una reunión muy agradable e interesante. El Espíritu Santo fue derramado sobre nosotros y fuí arrebatada en Espíritu a la ciudad del Dios viviente.
Luego se me mostró que los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo acerca de la puerta cerrada no pueden separarse, y que el tiempo en que los mandamientos de Dios habían de resplandecer en toda su importancia y cuando el pueblo de Dios había de ser probado acerca de la verdad del sábado era cuando se abriese la puerta en el lugar santísimo del santuario celestial, donde está el arca que contiene los diez mandamientos.
Esta puerta no se abrió hasta que hubo terminado la mediación de Jesús en el lugar santo del santuario en 1844. [/B]Entonces Jesús se levantó, cerró la puerta del lugar santo, abrió la que da al santísimo y pasó detrás del segundo velo, donde está ahora al lado del arca y adonde llega la fe de Israel ahora.
Vi que Jesús había cerrado la puerta del lugar santo, y nadie podía abrirla; y que había abierto la puerta que da acceso al lugar santísimo, y nadie puede cerrarla. (Apoc 3: 7, 8) 1; y que desde que Jesús abrió la puerta que da al lugar santísimo, que contiene el arca, los mandamientos han estado brillando hacia los hijos de Dios, y éstos son probados acerca de la cuestión del sábado.
Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de 43 medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió. Vi que Satanás estaba tentando acerca de este punto a algunos de los hijos de Dios. Debido a que tantos buenos cristianos se durmieron en los triunfos de la fe sin haber guardado el verdadero día de reposo, dudaban de que éste fuese una prueba para nosotros ahora.
Los enemigos de la verdad presente han estado tratando de abrir la puerta del lugar santo, que Jesús cerró, y de cerrar la puerta del lugar santísimo, que él abrió en 1844, donde está el arca que contiene las dos tablas de piedra en las cuales fueron escritos por el dedo de Jehová los diez mandamientos.
En este tiempo de sellamiento Satanás está valiéndose de todo artificio para desviar de la verdad presente el pensamiento del pueblo de Dios y para hacerlo vacilar. Vi una cubierta que Dios extendía sobre su pueblo para protegerlo en tiempo de aflicción; y toda alma que se hubiese decidido por la verdad y fuese de corazón puro había de ser cobijada por la cubierta del Todopoderoso." PE 43.
Consumado ya el gran sacrificio, Cristo subió al cielo, rehusando la adoración de los ángeles, mientras no hubiese presentado la petición: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo." (S. Juan 17:24.) Entonces, con amor y poder indecibles, el Padre respondió desde su trono: "Adórenle todos los ángeles de Dios." (Hebreos 1: 6.) No había ni una mancha en Jesús. Acabada su humillación, cumplido su sacrificio, le fue dado un nombre que está por encima de todo otro nombre.
Entonces fue cuando la culpabilidad de Satanás se destacó en toda su desnudez. Había dado a conocer su verdadero carácter de mentiroso y asesino. Se echó de ver que el mismo espíritu con el cual él gobernaba a los hijos de los hombres que estaban bajo su poder, lo habría manifestado en el cielo si hubiese podido gobernar a los habitantes de éste. Había aseverado que la transgresión de la ley de Dios traería consigo libertad y ensalzamiento; pero lo que trajo en realidad fue servidumbre y degradación.
Los falsos cargos de Satanás contra el carácter del gobierno divino aparecieron en su verdadera luz. El había acusado a Dios de buscar tan sólo su propia exaltación con las exigencias de sumisión y obediencia por parte de sus criaturas, y había declarado que mientras el Creador exigía que todos se negasen a sí mismos él mismo no practicaba la abnegación ni hacia sacrificio alguno. Entonces se vio que para salvar una raza caída y pecadora, el Legislador del universo había hecho el mayor
Poco después del chasco se vio que si bien algunos, por haber rechazado definitivamente la luz, habían clausurado la puerta que les daba acceso a la salvación, eran muchos los que no habían oído el mensaje ni lo habían rechazado. Los tales podían valerse de las medidas dispuestas por Dios para salvar a los hombres. Alrededor del año 1850, estos detalles se destacaban con claridad. También: en aquel entonces comenzó a haber oportunidades de presentar los mensajes de los tres ángeles. Los prejuicios se iban disipando. Elena de White, repasándolo que había sucedido después del chasco, escribió:
"Era entonces casi imposible acercarse a los incrédulos. El chasco de 1844 había confundido a muchos, y ellos no querían oír explicación alguna con respecto al asunto."-Review and Herald, 20 de noviembre de 1883. (Messenger to the Remnant, pág. 51.)
Pero en 1851 el pastor White pudo dar este informe: "Ahora la puerta está abierta casi por doquiera para presentar la verdad, y muchos de los que antes no tenían interés en investigar están ahora listos para leer las publicaciones."- Review and Herald, del 19 de agosto, 1851. (Messenger to the Remnant, pág. 51.)
Sin embargo, al presentarse esas nuevas oportunidades y al aceptar el mensaje un número mayor de personas, comenzaron a entrar juntamente con ellas ciertos elementos discordantes. Si no se hubiese puesto dique a esto, la obra habría sufrido gran prejuicio. Afortunadamente, con respecto a esto vemos nuevamente que la providencia de Dios guiaba a su pueblo, pues la misma Sra. de White nos dice acerca de una visión que le fue dada el 24 de diciembre de 1850:
"Vi cuán grande y santo es Dios. Dijo el ángel 'Andad cuidadosamente delante de él, porque es alto y sublime, y la estela de su gloria llena el templo.' Vi que en el cielo todo estaba en orden perfecto. Dijo el ángel: '¡Mirad! ¡Cristo es la cabeza; avanzad en orden! Haya sentido en todo.' Dijo el ángel: '¡Contemplad y conoced cuán perfecto y hermoso es el orden en el cielo! ¡Seguidlo!"-E. G. de White, manuscrito 11, 1850 (Messenger to the Remnant, pág 45)
Ahora vemos el cumplimiento del segundo mensaje angélico:
"Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación." Apoc. 14:8
Los que aceptaron la doctrina del advenimiento vieron la necesidad de arrepentirse y humillarse ante Dios. Muchos habían estado vacilando mucho tiempo entre Cristo y el mundo; entonces comprendieron que era tiempo de decidirse. "Las cosas eternas asumieron para ellos extraordinaria realidad. Acercóseles el cielo y se sintieron culpables ante Dios." — Bliss, pág. 146. Nueva vida espiritual se despertó en los creyentes. El mensaje les hizo sentir que el tiempo era corto, que debían hacer pronto cuanto habían de hacer por sus semejantes. La tierra retrocedía, la eternidad parecía abrirse ante ellos, y el alma, con todo lo que pertenece a su dicha o infortunio inmortal, eclipsaba por así decirlo todo objeto temporal. El Espíritu de Dios descansaba sobre ellos, y daba fuerza a los llamamientos ardientes que dirigían tanto a sus hermanos como a los pecadores a fin de que se preparasen para el día de Dios. El testimonio mudo de su conducta diaria equivalía a una censura constante para los miembros formalistas y no santificados de las iglesias. Estos no querían que se les molestara en su búsqueda de placeres, ni en su culto a Mamón ni en su ambición de honores mundanos. De ahí la enemistad y oposición despertadas contra la fe adventista y los que la proclamaban.
Como los argumentos basados en los períodos proféticos resultaban irrefutables, los adversarios trataron de prevenir la investigación de este asunto enseñando que las profecías estaban selladas. De este modo los protestantes seguían las huellas de los romanistas. Mientras que la iglesia papal le niega la Biblia al pueblo (véase el Apéndice), las iglesias protestantes aseguraban que parte importante de la Palabra Sagrada —o sea la que pone a la vista verdades de especial aplicación para nuestro tiempo— no podía ser entendida.
Los ministros y el pueblo declararon que las profecías de Daniel y del Apocalipsis eran misterios incomprensibles. Pero Cristo había llamado la atención de sus discípulos a las palabras del profeta Daniel relativas a los acontecimientos que debían desarrollarse en tiempo de ellos, y les había dicho: "El que lee, entienda. " Y la aseveración de que el Apocalipsis es un misterio que no se puede comprender es rebatida por el título mismo del libro: "Revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.... Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca." (Apocalipsis 1: 1-3.)
El profeta dice: "Bienaventurado el que lee" —hay quienes no quieren leer; la bendición no es para ellos. "Y los que oyen"— hay algunos, también, que se niegan a oír cualquier cosa relativa a las profecías; la bendición no es tampoco para esa clase de personas. "Y guardan las cosas en ella escritas"— muchos se niegan a tomar en cuenta las amonestaciones e instrucciones contenidas en el Apocalipsis. Ninguno de ellos tiene derecho a la bendición prometida. Todos los que ridiculizan los argumentos de la profecía y se mofan de los símbolos dados solemnemente en ella, todos los que se niegan a reformar sus vidas y a prepararse para la venida del Hijo del hombre, no serán bendecidos.
Ante semejante testimonio de la Inspiración, ¿cómo se atreven los hombres a enseñar que el Apocalipsis es un misterio fuera del alcance de la inteligencia humana? Es un misterio revelado, un libro abierto. El estudio del Apocalipsis nos lleva a las profecías de Daniel, y ambos libros contienen enseñanzas de suma importancia, dadas por Dios a los hombres, acerca de los acontecimientos que han de desarrollarse al fin de la historia de este mundo.
A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia de la iglesia que resultaban de interés profundo y conmovedor. Vio las circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de Dios. Consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de la tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial, o en manojos para los fuegos de la destrucción. Fuéronle revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los que se volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruídos con respecto a los peligros y luchas que les esperaban. Nadie necesita estar a obscuras en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la tierra.
¿Por qué existe, pues, esta ignorancia general acerca de tan importante porción de las Escrituras? ¿Por qué es tan universal la falta de voluntad para investigar sus enseñanzas? Es resultado de un esfuerzo del príncipe de las tinieblas para ocultar a los hombres lo que revela sus engaños. Por esto Cristo, el Revelador, previendo la guerra que se haría al estudio del Apocalipsis, pronunció una bendición sobre cuantos leyesen, oyesen y guardasen las palabras de la profecía. CS.390, 391
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.