Re: Los Testigos de Jehová y las 'transfusiones de sangre'
Bueno, Dieght lo que yo encuentro en tu argumento es que es incoherente y muy débil y reflejas desconocimiento total en ese campo. No todas las fracciones provienen de donaciones, la gente no hace donaciones de fracciones, sino que provienen de un proceso de laboratorio llamado "fraccionamiento" y se emplean en la elaboración de medicamentos frabricados de las fracciones como la albúmina en los expansores plasmáticos para casos de shock y quemaduras graves y las formulaciones de eritropoyetina para estimular la médula osea a producir glóbulos rojos naturalmente a un mayor ritmo; la henina para el tratamiento de porfirias; los interferones para combatir las infecciones virales y el cancer. Las fracciones sanguineas no se transfunden al cuerpo humano, entiendanlo bien amigos foristas. Las fracciones sanguines se usan para fabricar medicamentos para combatir infecciones y enfemedades.
Notamos una vez mas como Dieght manipula la información sacándolas de nuestras publicaciones de forma parcial para prensentarla en un contexto engañoso y contensioso. Vengo con eso ahora, pero primero me permito postear la parte que deliberadamente Dieght no quiso pegar y el final feliz de ese hermano:
Hay que hacer una aclaración en cuanto a la negativa del hermano en cuanto a donar su riñón a un paciente joven. La historia ocurrió a finales de los años 1960, y para esa época los trasplantes entre personas vivas estaban en etapa experimental. Las probalilidades de que los trasplantados sobrevivieran en esa época eran nulas puesto aunque sobrevivían unos días o meses finalmente todos morían. El principal problema que debate la bioética en aquella década era el de la mutilación que exige la donación por parte de un sujeto vivo. Era la época en que un sector de la ciencia médica se oponía a los trasplantes, y era la época en que TODAS las iglesias se oponían a los trasplantes.
Por ejemplo, la iglesia católica por considerar esa práctica de "la mutilación" contraria a la ética cristiana presentaron en el pasado serias objeciones a la técnica del homotrasplante, o trasplante entre seres de la misma especie en la obra E. Chiavacci, Morale della vita fisica, EDB, Bologna 1976, páginas 64-81.
En su libro "Problemas de ética sanitaria", 1992; Ancora, Milano, pág. 189, el jesuita Giacomo Perico reconoce que hasta no hace mucho tiempo, los trasplantes planteaban "todavía serias reservas de carácter moral” para los católicos. Lo mismo puede decirse de otras religiones. Por ejemplo, no ha sido hasta 1987-1988 que el judaísmo se ha expresado oficialmente de forma favorable respecto a los trasplantes.
No es cierto que la aceptación o no de un trasplante era cosa de vida o muerte, tampoco es cierto que morían testigos de Jehová en masa por negarse aceptar un trasplante. Todo esto es alegación de los apóstatas en sus páginas.
Antes de que aparaciera la polémica en cuanto a los trasplantes de seres vivos a seres vivos, la "mutilación", los testigos de Jehová no se oponían a las donaciones post-muerte de tegidos a una persona viva. La Atalaya de 1 de diciembre de 1961, en la sección de Preguntas de los Lectores se escribió lo siguiente:
Como vemos, la WT no presentó objeción a los transplantes de tejido, aunque no entra en la polémica prevaleciente en la época sobre la mutilación de donantes vivos para trasplantes de órganos. Pero la controversia en cuanto a la mutilación en los trasplantes de órganos entre personas vivas, se convirtió en una acalorada polémica en los medios de comunicación, con críticas de gran dureza y agresividad que La Atalaya del 15 de abril de 1968 abordó el tema y objetó los trasplantes de organos entre personas vivas. Pero, aunque la postura expresada en el artículo es claramente contraria a los trasplantes, se específica que se trata de una decisión personal y no se hace ninguna mención de medidas disciplinarias ni de expulsión.
La fase experimental de los trasplantes duró hasta 1975; y desde entonces, a medida que se resolvían los problemas éticos y sobre todo los problemas técnicos, los trasplantes entraron en una fase de progresos que duraría hasta 1983. La sustancia llamada "ciclosporina" se había descubierto en 1976, y entonces comenzaron una serie de experimentos para tratar de vencer el principal problema técnico de los trasplantes, el rechazo. Los experimentos fueron muy satisfactorios y finalmente se terminó aprobando oficialmente su uso médico en 1983.
Durante los primeros años de esa fase, no hay ninguna alusión a la técnica de los trasplantes en las publicaciones de los testigos de Jehová. Hasta que en el número del 15 de septiembre de 1980 de La Atalaya se publicó otro artículo en la sección de Preguntas de los Lectores, que decía:
Aunque es cierto que las publicaciones de los testigos de Jehová expresaron una postura negativa respecto a los trasplantes, hemos visto que no hay evidencia de ningún Testigo que muriese directamente por rechazar un trasplante ni mucho menos de “muchos Testigos”; hemos visto que no fue una postura fanática ni suicida, pues en aquellos años los trasplantes no eran sino experimentos científicos de alto riesgo; hemos visto que por entonces era una cuestión polémica y que otros grupos religiosos e incluso médicos estaban en contra; hemos visto que no se tomaba ninguna medida disciplinaria contra los Testigos que no rechazasen los trasplantes, sino que era una decisión personal.
En conclusión, la acusación lanzada por enemigos de los testigos de Jehová es una verdad, mezclada con varias mentiras y todo en un trasfondo engañoso, con una perspectiva histórica absolutamente distorsionada.
El paralelismo que se pretende crear entre aquella postura sobre los trasplantes y nuestra postura sobre las transfusiones es forzado.
En definitiva, la acusación tiene más de ficción que de realidad, pero una ficción que promueve la incomprensión y la intolerancia.
Por otra parte:
Los tj se niegan a hacer donaciones de sangre, de hecho es algo prohibido en la secta y se castiga el desacato con expulsión, pero en cambio aceptan fracciones de sangre que otras personas han donado, curan sus enfermedades gracias a las donaciones de sangre de personas que no cumplen con el mandamiento que impera en su secta, ¿esto es coherente?
Bueno, Dieght lo que yo encuentro en tu argumento es que es incoherente y muy débil y reflejas desconocimiento total en ese campo. No todas las fracciones provienen de donaciones, la gente no hace donaciones de fracciones, sino que provienen de un proceso de laboratorio llamado "fraccionamiento" y se emplean en la elaboración de medicamentos frabricados de las fracciones como la albúmina en los expansores plasmáticos para casos de shock y quemaduras graves y las formulaciones de eritropoyetina para estimular la médula osea a producir glóbulos rojos naturalmente a un mayor ritmo; la henina para el tratamiento de porfirias; los interferones para combatir las infecciones virales y el cancer. Las fracciones sanguineas no se transfunden al cuerpo humano, entiendanlo bien amigos foristas. Las fracciones sanguines se usan para fabricar medicamentos para combatir infecciones y enfemedades.
Un ejemplo más de a donde ha llevado a algunos wachtowerianos el seguir mandamientos de hombres, el siguiente es un casoen el que un tj niega uno de sus riñones que a el le sacaban para curar a una persona que lo necesitaba para continuar viviendo, leed esto con atención por favor y ved si esta es la actuación de cristianos o de fanaticos religiosos dos por hombres que no dudan en culpar a Dios de sus pecados:
w70 15/5 pág. 316 Apreciando la protección de Jehová
UNA DECISIÓN DIFÍCIL
Los médicos indicaron la intervención quirúrgica como el medio más prometedor de alivio. El urólogo residente en jefe me ofreció una alternativa: Podría reparar la arteria y salvar la mitad del riñón con la ayuda de transfusiones de sangre, o remover todo el riñón sin recurrir a la transfusión de sangre. La reparación de la arteria implicaría un alto grado de hemorragia posquirúrgica. Por otra parte, podría sobrevivir y pasarla bien con un solo riñón sano. Escogí la remoción del riñón.
El día antes de la intervención quirúrgica el presidente del equipo de trasplantes de riñones entró y me preguntó si estaría de acuerdo en hacer disponible el riñón al que yo estaba renunciando a un paciente joven cuyos riñones habían fallado. Parece que aunque la arteria que llegaba a mi riñón no*estaba funcionando, el riñón mismo estaba en buenas condiciones. El doctor estaba deseoso de obtener mi riñón, pero le expliqué que como testigo de Jehová tengo que cumplir con lo que la ley de Dios indica en tal asunto. Le dije que él recibiría una respuesta franca y cabal a su pregunta después que yo considerara con mi familia lo que la Palabra de Dios decía sobre aquella cuestión.
Más tarde ese mismo día le informamos nuestra posición bíblica tocante a la carne humana y su uso y citamos los pasajes pertinentes de la Palabra de Dios. Preguntó si yo podría quedar con una buena conciencia después de negarle mi riñón a su paciente joven. En contestación le indiqué que mi riñón no era mío de modo que yo pudiera darlo, y que era preciso usarlo en armonía con la voluntad de Aquel que lo había creado.
¿La voluntad de quien?; de Dios dicen ellos pero poco despues los iluminados del cuerpo gobernante decidieron que si se podia un cristiano trasplantar y surge la pregunta ¿de quien fue la voluntad en el caso de la negativa de este hermano engañado? ¿como se sentira el que nego el riñon para la vida de alguien cuando vio que en lugar de tirarlo podria haber ayudado a un necesitado? ¿como es posible que hombres se pongan el el lugar de Dios y digan sin verguenza alguna ni rubor que era la voluntad de Dios lo que les impedia donar el riñon? pues como este caso hay muchos dentro de la secta wachtoweriana.
Notamos una vez mas como Dieght manipula la información sacándolas de nuestras publicaciones de forma parcial para prensentarla en un contexto engañoso y contensioso. Vengo con eso ahora, pero primero me permito postear la parte que deliberadamente Dieght no quiso pegar y el final feliz de ese hermano:
Y se vio obligado a reconocer que aun con el riñón no podía garantizar la supervivencia de su paciente. Indiqué que la vida futura por medio de la resurrección prometida para mí mismo y para su paciente joven dependía de nuestra obediencia a los principios de Dios según se manifiestan en las Santas Escrituras.
APOYÁNDOME EN JEHOVÁ
Entonces vino a verme el anestesista. Entiendo que en este hospital el anestesista ejerce considerable autoridad. Puede ordenar una transfusión de sangre sin importar el acuerdo que exista entre el paciente y el cirujano. Me presentó un papel para que lo firmara. Incluía un párrafo en el cual él declaraba que mis convicciones religiosas estorbaban severamente lo que él podía hacer y, en su opinión, yo era, por lo tanto, un grave riesgo quirúrgico. Pedía quedar libre de toda responsabilidad en caso de que yo muriera. Ya era tarde y yo no tenía allí la guía de mis padres. En oración silenciosa me apoyé en Jehová para poder pasar esta crisis. Firmé su declaración.
Este hombre se resintió de que se le colocara en una posición inferior a Dios, y permitió que sus emociones estorbaran el apropiado servicio rutinario. Mientras yo aguardaba fuera de la sala de operaciones oí que él estaba persuadiendo a sus colegas a encararse con objeciones a mi cirujano. Otra vez me dirigí a Jehová pidiéndole ayuda. Entonces entró en escena el cirujano. ¿Qué haría él? Enfáticamente rehusó violar el acuerdo que había hecho conmigo, y declaró que ningún hombre tenía derecho a criticarme a mí ni a ninguna otra persona a causa de una sólida convicción religiosa.
El anestesista convino de mala gana en proseguir. Fue bastante brusco y grosero conmigo al prepararme. Comenzó a equivocarse en los procedimientos sencillos. Al aumentar su cólera, sus errores se hicieron más evidentes. Finalmente, después de siete errores serios en la preparación rutinaria, el profesor supervisor de anestesiología intervino y él mismo se encargó del trabajo.
El éxito de la operación fue dramático. Resultó que en el transcurso de dos minutos después de removerse el riñón la presión comenzó a bajar hasta que quedó estable en un nivel normal. Salí del hospital, pero tuve que regresar cuando pareció que la presión estaba aumentando peligrosamente de nuevo. Después de siete días comencé a mejorar. Evidentemente había sido una reacción posquirúrgica debido a que mi cuerpo tuvo que ajustarse después de haber tenido tan elevado abastecimiento de renina. Ahora que ha terminado todo, jamás en la vida me he sentido tan bien.
Desde mi recuperación, he tenido que aprender muchas cosas de nuevo. Parece que especialmente durante los pasados tres años mi memoria recibió mucho daño. Pero, ¡qué privilegio volver a tener funciones normales, y cuánto me alegra el que Jehová me haya protegido a través de una experiencia tan angustiosa! Espero poder arreglar mis asuntos para llegar a ser predicador de tiempo cabal del reino prometido de Dios que traerá salud y paz a los que cifran su confianza en Jehová.
Quedo de ti afectuosamente, querido cotestigo, alabando a Jehová,
D. B.
Hay que hacer una aclaración en cuanto a la negativa del hermano en cuanto a donar su riñón a un paciente joven. La historia ocurrió a finales de los años 1960, y para esa época los trasplantes entre personas vivas estaban en etapa experimental. Las probalilidades de que los trasplantados sobrevivieran en esa época eran nulas puesto aunque sobrevivían unos días o meses finalmente todos morían. El principal problema que debate la bioética en aquella década era el de la mutilación que exige la donación por parte de un sujeto vivo. Era la época en que un sector de la ciencia médica se oponía a los trasplantes, y era la época en que TODAS las iglesias se oponían a los trasplantes.
Por ejemplo, la iglesia católica por considerar esa práctica de "la mutilación" contraria a la ética cristiana presentaron en el pasado serias objeciones a la técnica del homotrasplante, o trasplante entre seres de la misma especie en la obra E. Chiavacci, Morale della vita fisica, EDB, Bologna 1976, páginas 64-81.
En su libro "Problemas de ética sanitaria", 1992; Ancora, Milano, pág. 189, el jesuita Giacomo Perico reconoce que hasta no hace mucho tiempo, los trasplantes planteaban "todavía serias reservas de carácter moral” para los católicos. Lo mismo puede decirse de otras religiones. Por ejemplo, no ha sido hasta 1987-1988 que el judaísmo se ha expresado oficialmente de forma favorable respecto a los trasplantes.
No es cierto que la aceptación o no de un trasplante era cosa de vida o muerte, tampoco es cierto que morían testigos de Jehová en masa por negarse aceptar un trasplante. Todo esto es alegación de los apóstatas en sus páginas.
Antes de que aparaciera la polémica en cuanto a los trasplantes de seres vivos a seres vivos, la "mutilación", los testigos de Jehová no se oponían a las donaciones post-muerte de tegidos a una persona viva. La Atalaya de 1 de diciembre de 1961, en la sección de Preguntas de los Lectores se escribió lo siguiente:
“¿Dice la Biblia algo en contra de donar uno sus ojos (después de morir) para que se los trasplanten a una persona viva?
No parece que esté envuelto en ello ningún principio ni ley bíblico. Por lo tanto es un asunto en que cada individuo tendrá que hacer su propia decisión.”
Como vemos, la WT no presentó objeción a los transplantes de tejido, aunque no entra en la polémica prevaleciente en la época sobre la mutilación de donantes vivos para trasplantes de órganos. Pero la controversia en cuanto a la mutilación en los trasplantes de órganos entre personas vivas, se convirtió en una acalorada polémica en los medios de comunicación, con críticas de gran dureza y agresividad que La Atalaya del 15 de abril de 1968 abordó el tema y objetó los trasplantes de organos entre personas vivas. Pero, aunque la postura expresada en el artículo es claramente contraria a los trasplantes, se específica que se trata de una decisión personal y no se hace ninguna mención de medidas disciplinarias ni de expulsión.
La fase experimental de los trasplantes duró hasta 1975; y desde entonces, a medida que se resolvían los problemas éticos y sobre todo los problemas técnicos, los trasplantes entraron en una fase de progresos que duraría hasta 1983. La sustancia llamada "ciclosporina" se había descubierto en 1976, y entonces comenzaron una serie de experimentos para tratar de vencer el principal problema técnico de los trasplantes, el rechazo. Los experimentos fueron muy satisfactorios y finalmente se terminó aprobando oficialmente su uso médico en 1983.
Durante los primeros años de esa fase, no hay ninguna alusión a la técnica de los trasplantes en las publicaciones de los testigos de Jehová. Hasta que en el número del 15 de septiembre de 1980 de La Atalaya se publicó otro artículo en la sección de Preguntas de los Lectores, que decía:
“¿Debería tomar acción la congregación si un cristiano bautizado aceptara el trasplante de un órgano humano, como el de una córnea o un riñón?
Con relación al trasplante de tejido o hueso humano de una persona a otra, éste es un asunto en el que cada testigo de Jehová debe tomar una decisión de conciencia.”
Aunque es cierto que las publicaciones de los testigos de Jehová expresaron una postura negativa respecto a los trasplantes, hemos visto que no hay evidencia de ningún Testigo que muriese directamente por rechazar un trasplante ni mucho menos de “muchos Testigos”; hemos visto que no fue una postura fanática ni suicida, pues en aquellos años los trasplantes no eran sino experimentos científicos de alto riesgo; hemos visto que por entonces era una cuestión polémica y que otros grupos religiosos e incluso médicos estaban en contra; hemos visto que no se tomaba ninguna medida disciplinaria contra los Testigos que no rechazasen los trasplantes, sino que era una decisión personal.
En conclusión, la acusación lanzada por enemigos de los testigos de Jehová es una verdad, mezclada con varias mentiras y todo en un trasfondo engañoso, con una perspectiva histórica absolutamente distorsionada.
El paralelismo que se pretende crear entre aquella postura sobre los trasplantes y nuestra postura sobre las transfusiones es forzado.
En definitiva, la acusación tiene más de ficción que de realidad, pero una ficción que promueve la incomprensión y la intolerancia.