Referente al texto de Mateo 15:18-20, aunque en un principio Jesucristo estaba hablando de una tradiciòn que tenìan los hebreos de lavarse las manos antes de comer, que los fariseos daban mucha importancia hasta el grado de lavarse hasta el codo; no obstante, Jesucristo usa esa situaciòn, el hecho de que sus discìpulos, al menos en esa ocasiòn, no se lavasen las manos antes de comer, para ilustrar algo màs importante que los fariseos omitìan, los cuales no entendieron lo mencionado por el Hijo de Dios en Mateo 15:11, al decir que lo que procede de la boca es lo que contamina al hombre, aunque el apòstol Pedro cogiò la idea de que el Mesìas estaba hablando alegòricamente, con una ilustraciòn (Mateo 15:15), como solìa enseñar Jesucristo (Marcos 4:10-12,33,34).
Asì pues, de algo sin relevancia, como era comer sin lavarse las manos, que entonces podìa tener menos importancia al no haber tanta contaminaciòn como existe hoy, Jesucristo lo utilizò para ilustrar algo mucho màs importante, como se describe en Mateo 15:18-20.
En cuanto a las palabras del apòstol Pablo, en 1ªCorintios 10:25-31, que tambièn estuvo cuando se tomò la resoluciòn descrita en Hechos 15:28,29 (Levìtico 17:14), que incluye el mandato de abstenerse de sangre pero no se hace referrencia a la circuncisiòn, es evidente que el apòstol Pablo da un margen a las prohibiciones que tienen que ver con alimentos, la sangre incluido, lo que no ocurre con la fornicaciòn, que està totalmente prohibida en la Biblia; de hecho, los que, impenitentemente, cometan fornicaciòn, ademàs de otros pecados graves, no entraràn en el Reino de Dios (1ªCorintios 6:9,10; 2ªTesalonicenses 1:6-10). Tampoco quiere decir que, porque el apòstol Pablo dè un margen para esas leyes relacionadas con los alimentos, pueda uno pasar impunemente esos mandatos, pues, como dijo el mismo apòstol, se debe vigilar tambièn la conciencia de los demàs sobre ese asunto (1ªCorintios 8:8-11; 10:25-31).
Por tanto, lo anterior no significa que alguien se pueda transfundir sangre en primera instancia, sino que son libres de aceptar o rechazar una transfusiòn de sangre, ya que todos los testigos cristianos de Jehovà sabemos lo mencionado en la Biblia sobre ese asunto que, despuès de que se informase a los cristianos judìos sobre la resoluciòn tomada por los apòstoles en el primer siglo, se informò despuès tambièn a los gentiles (Levìtico 17:14; Hechos 15:28,29; 21:25); por ende, la decisiòn la tiene que tomar cada uno, individualmente (Romanos 14:10-12; Gàlatas 6:5); pero si alguien decidiese, como ùltimo recurso, recurrir a fracciones de sangre o transfusiones sanguìneas (en los casos que no hubiese ninguna otra opciòn), no se le expulsarìa, ya que se entiende que anteriormente ha estudiado otros medios terapèuticos, en caso de que los hubiese en el paìs donde reside; otra cosa diferente serìa que uno abogase y defendiese las transfusiones de sangre como primer medio terapèutico, aunque, como dije, las transfusiones de sangre, hoy dìa, son innecesarias en la mayorìa de los casos.