Ricardo, yo siempre he creído que tus intervenciones son respetuosas y muy objetivas; pero así como objetivas, también son poco curiosas, por cuanto se hace patente que has pasado por alto algunos aportes de peso y que para nada fueron rebatidos al mismo nivel de conocimiento; otros ni siquiera fueron contestados (al menos de los míos) razonando a partir de las Escrituras. El espectáculo “de desatención” que indicas que “influirá indudablemente en los lectores de este epígrafe”, sobrepasa, por mucho, el equilibrio y sano juicio, así como el respeto por rebatir los argumentos presentados y no ensañarse con las personas que profesan una fe, indudablemente, no compartida por la mayoría.
En casi todos, si no en todos los “valientes” aportes de tu hermano OSO, ha sido patente y característico en él, su desprecio; sus insultos y los irónicos apelativos que al parecer disfruta hasta el paroxismo de su ego, al contagiarse de una buena dosis del histrionismo que adolecen las iglesias evangélicas, nominales o no, independientes o no; de ese núcleo organizado cuyo propósito es promocionar e incentivar la histeria colectiva “arengando a las tropas” en su galopante cabalgar que adolecen todos estos seguidores de cuanto movimiento religioso logre llenar sus expectativas espirituales que, en su mayoría, como “platos a la carta”, satisfacen los antojadizos deseos “culinarios”, de quienes desean darle rienda suelta –so pretexto de “obedecer” al Señor de Señores– a sus más bajos apetitos y ansias locas de buscarse una teología que cuadre y no contradiga sus predisposiciones y lo que ellos realmente creen, deberían indicar las Escrituras.
Así es como se introducen en laberintos incomprensibles de su propia teología mediocre que arremete contra toda lógica y sentido común de lo que una vez caracterizó el mensaje sin mácula de los primeros seguidores de Jesucristo. Indudablemente, una persona que siempre descalifica, arremete, insulta y denigra a las personas, so pretexto de estarse escudando en la “espada del espíritu”, jamás podrá manifestar el enfoque correcto de lo que pretende establecer como su verdad. Y todavía, con sorprendente cinismo, rasga sus vestiduras, cual fariseo resentido, terminando de reafirmar lo que, vez tras vez, ha sido su habitual forma de expresarse.
No sucede así en tu caso que respeto muchísimo, no solo por tu elocuencia y trato personal, sino por tus fuertes convicciones de lo que para ti representa la verdad revelada, sea cual sea en tu propio caso. Eso es normal en un debate. En fin, si no hubiera discrepancias, tampoco habría debate que observar. ¡De eso se trata!
Desde mi punto de vista, claro, no del tuyo, ninguno de nuestros detractores ha demostrado, bíblicamente, que la advertencia del Concilio de Jerusalén respecto a abstenerse de sangre, no se aplique a las transfusiones únicamente amparados a que dicha práctica no era una costumbre o, al menos, no se conocía. Han expresado sus opiniones y sus puntos de vista; eso sí. Han tratado de meterse por recovecos inimaginables con tal de hacernos perder el equilibrio de nuestro paso. Han tratado de socavar la fortaleza de lo que ustedes piensan es la más grande “debilidad” de nuestro “cuerpo gobernante”; han tratado de influir y traer a colación, presentándonos como “asesinos” gratuitos que seguimos aniquilando a nuestros amados jóvenes e hijos porque en sus mensajes, llenos de veneno mortífero, han sacado a flote lo peor que se puede lograr con el habla irracional y desprovisto de los criterios que hemos expuesto, en defensa de una advertencia que, a todas luces, al menos podría ser considerada como posible negativa para al menos sembrar algún tipo de duda que nos haga un poco cautelosos en precipitarnos solamente porque el “populacho cristocéntrico” de esta era moderna, así lo determina y lo entiende.
Aquí mi estimado Ricardo, creo que estás empleando un argumento circular sin frenos a la vista. Creo que esta argumentación no debería siquiera mencionarse. Aplica a ambos bandos por igual. Si nosotros los obligamos, ustedes pues repetirán, vez tras vez, los mismos argumentos que dan base y fundamento a su teología. Si ustedes nos obligan pues entonces seremos nosotros ahora los que presentaremos los mismos argumentos que nos dan base para interpretar lo que interpretemos. ¡Es un ciclo sin fin! ¡Es circular!
El que Pablo “aconseje con mayor apertura” no indica que lo que antes se dijo y que no se volvió a repetir, aunque anteriormente en Hechos 21:25 se refirió a los mismos principios que deberían guardar los gentiles, no significa que cayó en desuso o bien, aplicaba únicamente de manera temporal. El hecho que los discípulos gentiles eran una minoría con respecto a los judíos convertidos, para nada deja sin efecto el principio fundamental en igualdad de importancia junto al “abstenerse” de fornicación, de lo estrangulado y de los ídolos. En lo demás, creo que Justino se me adelantó al explicar, de una manera real, objetiva y perfectamente razonable, lo que al parecer tratas de plantear con respecto a lo aconsejado en Colosenses 2:16 y en Romanos 14:3 acerca del consejo del apóstol Pablo para evitar juzgar a quienes optaran por comer de “todo” (entiéndase como todo cualquier ALIMENTO normalmente digerible) tratando de justificar que ese “no juzgar” se dirige a quienes decidan consumir sangre a sus anchas, a como les plazca y satisfaga sus gustos culinarios.
No habría razón alguna de haber citado esta “orden” de Pablo con respecto a que no debemos permitir que seamos juzgados por llevar a cabo acciones normales de una dieta saludable, a no ser que tuviésemos la intención de presentarla como “prueba” que sustente nuestra tesis, como si en dicha orden el apóstol hubiese tenido en mente que podíamos “degustar” hasta la complacencia absoluta, una “buena bebida de sangre” como para festejar la liberación de aquella Ley “antigua” que fue dada so pena de muerte para el que la violara. Si eso no es torcer las Escrituras para nuestra propia destrucción, creo que aquí no vale la pena seguir con el “dime que yo te diré”, sólo por el hecho de que no se nos considere “desertores” del debate porque se nos “acabaron los argumentos” como, displicentemente, se dejaron decir por ahí.
Reitero lo dicho en el aporte 1265 en respuesta a otro tuyo que creo vale la pena enfatizar lo que está detrás de tanta controversia en torno a las interpretaciones que se hacen de los textos Sagrados. En esa oportunidad, expuse: “… en la Biblia hay muchas cosas que son simbolismos y cosas que son literales. No todo está “servido” en la mesa. Tenemos que “jodernos” un poquito para desentrañar o “desempolvar” algún tipo de enseñanza que, como dijo el Apóstol Pedro, son “difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen, como también lo hacen con las demás escrituras, para su propia destrucción”. ¡Existe tal posibilidad de no entender algo que, inclusive, está tan claro como el cristal! De otra manera, no tendrían sentido algunas enseñanzas de los apóstoles y profetas como, por ejemplo, Daniel: “En cuanto a mí (dijo Daniel) no pude entender…¿Qué será la parte final de estas cosas? … “muchos se emblanquecerán y discurrirán y el verdadero conocimiento se hará abundante”. Pablo aceptó que a pesar de contar con el respaldo del espíritu santo de Dios en su día, no lo conocía todo, diciendo que llegaría el tiempo en que iban a conocer con “exactitud”, porque por el momento, “profetizamos parcialmente y tenemos conocimiento parcial”. Ricardo, existen cosas en la Biblia que no son claras.
“Necesitamos de la ayuda del espíritu de Jehová para su pleno entendimiento y, dicho entendimiento, sólo SERÍA EXCLUSIVO DEL PUEBLO QUE ÉL ESCOGIERA PARA REPRESENTAR SU NOMBRE, que ocurriría en la PARTE FINAL DE LOS DÍAS, en donde la CASA DE LA MONTAÑA DE JEHOVA iba a estar POR ENCIMA DE LAS CUMBRES DE LAS MONTAÑAS y donde PUEBLOS TENDRÍAN QUE AFLUIR y ciertamente irán y dirán: “Vengan, subamos a la Montaña de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas”. El verdadero “entendimiento” que se adquiere acerca de todas estas cosas que dices que POR QUÉ NO NOS PONEMOS DE ACUERDO si están tan claras, es porque en el fondo, ¡NO ESTÁN TAN CLARAS DESPUÉS DE TODO MI ESTIMADO! ¡JEHOVA MISMO PROPORCIONA EL ENTENDIMIENTO CORRECTO POR MEDIO DE SU ESPÍRITU y este ESPIRITU LO RECIBE, ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE, EL PUEBLO ELEGIDO. ¡Esto ha sido así y siempre será así! ¡Esto sí está claro en las Santas Escrituras!”
Para mejor proveer también están los aportes 1321, 1326, 1329, 1331, 1369, 1370, 1371, 1379, 1565, 1549, 1552, 1560, 1563, 1569, 1685 entre otros, para que los repasen y vean realmente si nos falta argumentación para defender lo que evidentemente, a ustedes no se les ha permitido comprender desde la óptica de la revelación Divina. ¿Por qué razón? Pues por la razón que ha imperado en todos los foros en que participamos los TDJ: Somos considerados anticristos por los “cuatro” costados y dicha opinión empaña, definitivamente, el lente que se necesita para comprender adecuadamente las Escrituras.
Un caluroso saludo.