¿Entonces el evangelio del reino predicado por Jesús a los judíos? (Mt.4:23; 9:35; 24:14)
Usted mismo lo dice, predicado a los judíos, es más, a todas las naciones. ¿Qué otra manera de anunciar tenemos sino el mismo Evangelio?
En todo momento me baso en mis principios evangélicos más profundos:
- Dios "decide" encarnar el Verbo (el Verbo era Dios) en un ser plenamente humano, nace en medio nosotros, en un pueblo al que se había revelado.
- Su Hijo nos anuncia un Reino, es un Reino inmaterial, que reside en nuestros corazones.
- Su Hijo sale a predicar esa Buena Nueva a su pueblo, pero le rechazan ostensiblemente.
- Durante la predicación observa que los gentiles parecen tener mucha más fe que su propio pueblo, ese que se creía elegido.
- En sus predicaciones conocen sus enseñanzas judíos, helenos, romanos, gentiles de toda clase y condición, no rechaza a nadie.
- Estos descubren por la fe ese nuevo Reino, y salen a su vez a anunciarlo.
- El Reino nos muestra a un Padre y nos enseña una filiación humano-divina, si aceptamos naturalmente esa Buena Nueva, no se impone a nadie.
- El corazón será creyente y ese corazón cambiará su forma de ser y actuar, bajo la Gracia de Dios Padre.
Ese camino de "iluminación" lo han vivido muchos, y se evidencia a través de grandes profetas, pensadores, hijos de Dios que en definitiva nos revelan la Bondad y Sabiduría de Dios, verdadero Padre, verdadero Amor.
Usted sin embargo cree que el Evangelio son unas cuantas páginas que escribieron en el siglo I, pero ese Evangelio antes de ser siquiera escrito había sido anunciado de viva voz, había madurado en la experiencia trascendente de sus discípulos, y encaminó a todos ellos tras la Resurrección de su Maestro y recibir el Espíritu de la Verdad, a salir sin dudarlo a anunciarlo.
Posteriormente lo hicimos religión (que por cierto usted critica vehementemente) y muchos restringieron el Reino a un simple "mesianismo" o cristología, pero Cristo no se anuncia a sí mismo, ni se erige más que en servidor e intermediario, en capacitador de fe, de esperanza, ejemplo y Camino, pero nunca, nunca en nuestros términos mundanos, venció al mundo para liberarnos de yugos humanos (libros sagrados por ejemplo), y ser refugio de nuestras almas.
Usted todavía cree que Jesucristo es un ente. Pero Jesucristo es como su Padre (quién me ha visto, ha visto al Padre), es Espíritu de Vida y Amor, sostén de todo creyente que busca la Verdad.