CRISTO NOS HA LIBRADO DE LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE
Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Jua_5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.
Nosotros nacimos en pecado…. Nuestra naturaleza caída nos impulsa hacia abajo…hacia la tumba.
No existe poder humano para librarnos de la inclinación descendente de nuestra naturaleza caída.
Esto significa que no tenemos poder en nosotros mismos para librarnos de la ley del pecado y de la muerte que nos conduce directamente al infierno, a una eternidad de condenación en tormentos eternos (Mt.25:46; Ap.14:11).
Como aquel hombre atormentado en llamas que está esperando hace 20 siglos que le lleven una gota de agua para refrescar su lengua (Lc.16:24).
Es un estado muy triste en el cual el pecado del primer Adán sumió a toda la humanidad.
Pero hemos leído que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha librado de la condenación eterna (Jn.5:24).
¿Cómo puede Dios justificar a impío y al mismo tiempo seguir siendo Justo?
Cuando consultamos la Palabra de Dios, hallamos expresiones tales como:
1Pe 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1Pe 1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1Pe 1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
La Obra de la Redención no fue algo que se improvisó cuando el pecado entró en el mundo.
Las palabras dichas a Isaías bien pueden aplicarse a Cristo antes de la fundación del mundo, leemos:
Isa 6:8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Armonizan Espiritualmente con esta declaración:
Heb_10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Lo digo porque en este mismo contexto del libro a los Hebreos se nos aclara que la sangre de los sacrificios no podían quitar el pecado del ofrendante:
Heb 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
La sangre de su Hijo fue dada por el Padre para le expiación del pecado, de la cual, la de los toros y machos cabríos, solo eran figura o sombra de un Sacrificio futuro, la nación de Israel fue enseñada así:
Lev 17:11 Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.
Esta enseñanza, de la Justificación por medio de un sacrificio, planeada desde antes de la fundación del mundo, comienza en forma práctica desde el huerto del Edén luego de la caída, donde hubo derramamiento de sangre; víctimas inocentes fueron sacrificadas (Gén.3:21) para cubrir la desnudez, fruto del pecado, de Adán y Eva, recordemos que ambos disfrutaban del resplandor refulgente de la gloria de Dios, leemos en Gén.3:8:
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”.
Si entendemos correctamente Génesis 3:8, Adán y Eva se habían dado cuenta de la presencia personal de Dios entre ellos, no solamente por el sonido de su voz, sino también por la manifestación visual de su gloria.
Así también el pueblo de Israel cuando vio descender a Moisés del monte observó, por el resplandor de su rostro, que había estado en la presencia del Señor:
Éxo_34:35 Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.
Gén 3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Cuando ellos pecaron, se vieron desnudos, ya el resplandor de la gloria del Señor no los cubría
¿Cómo puede Dios justificar al impío y seguir siendo Justo?
El objeto del AMOR DE DIOS es su Hijo…él es el heredero de TODO y por quien así mismo hizo el universo.
Absolutamente puro, tres veces Santo, Santo, Santo, y en la Justicia de Dios, carga en él el pecado de todos nosotros y lo sacrifica… (Is. 53:6; Jn.3:16).
Esta es la Justicia de Dios:
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
¿Y QUE TIENE QUE DECIR LA LEY ANTE LA JUSTICIA DE DIOS?
¡Nada!!
Absolutamente nada.
Rom_10:4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
La ley no tiene ninguna jurisdicción sobre la Iglesia de Cristo.
¿Por qué?
Porque la ley fue hecha para transgresores y Cristo es tres veces santo.
No obstante, cumplió la ley de una manera perfecta, ni una tilde, ni una jota fue dejada sin cumplir.
Y lo hizo por su Iglesia, leemos:
Isa_53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Él cumplió todas las exigencias de la ley por el sacrificio de sí mismo.
Él estaba allí como nuestro sustituto, y en nuestro lugar pagó la pena, y nosotros morimos en él.
De manera que Cristo me ha librado del poder del pecado y de la muerte eterna.
No importa cuán grandes y horribles hayan sido mis pecados antes de conocerlo a él… la ley de Dios no me puede alcanzar y condenar.
¡CRISTO ME HA HECHO LIBRE! ¡LIBRE! ¡LIBRE!!
¿Libre para seguir en el pecado?
De ninguna manera… ya no me pertenezco…Cristo me ha comprado a un altísimo precio…y mi responsabilidad es andar como es digno de sus redimidos…agradándole en todo… porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
¿Quiere decir que no va a volver a pecar?
Bueno, el ideal es este:
1Ts_5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Pero la lucha contra el pecado no termina aquí en la tierra, sabemos que en nuestra carne no mora el bien.
Dios nos ha provisto de una ayuda maravillosa.
Porque ahora, en mi nueva vida en Cristo, he sido sellado con el Espíritu Santo, quién toma de lo de Cristo y nos lo hace saber… nos redarguye antes que la “carne” gane ventaja…
“Tu ejemplo es Cristo”
“Cristo no piensa así”
“Cristo no haría eso jamás”
“Tú eres de Cristo”
Que el Señor nos ayude cada día para vivir una vida agradable a él, en todo.
Flp_3:3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.
Qué el Señor bendiga su Palabra.