JAVAN reta a E.Land:
JAVAN no seas necio, e insensato:
Jua_7:19 ¿No os dio Moisés la ley,
y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?
Y esta imposibilidad de cumplir la ley fue dicha a hombres que conocían la ley, los judíos.
Y ahora viene JAVAN a decirnos que Cristo se equivocó porque JAVAN SI CUMPLE LA LEY.
Y no salgas a desmentirte, porque esto que le escribes a E.Land demuestra que para ti...si hay hombres que cumplen la ley y nadie mejor que tu para decirlo:
Dice el necio en su corazón:
"NO HAY LEY DE DIOS QUE EL HOMBRE NO PUEDA CUMPLIR"
Pero el dador de la ley dice claramente:
"ninguno de vosotros cumple la ley" (Jn.7:19)
Para la nación de Israel, desde el Sinaí, la condición de entrar en la bendición de la tierra prometida era la obediencia a la ley, a la cual estaban atados por la sangre que Moisés roció sobre el pueblo, leemos:
Éxo 24:6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.
Éxo 24:7
Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo:
Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
Éxo 24:8 Entonces Moisés
tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.
No obstante, aún así, por más que el hombre en la carne se esforzara en obedecer la ley, sus pecados no eran perdonados y por lo tanto, al morir, tenía necesariamente que ser confinado en el Seol o Hades.
Y allí, al Hades, fueron a parar todos los santos del AT con muy pocas excepciones...conforme a la Soberana Gracia de Dios...como por ejemplo Enoc y otro que arrebatado igualmente al cielo, leemos:
2 Reyes 2:11 Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo
EN UN TORBELLINO.
Los demás, como Noé, Abraham y su descendencia, los patriarcas, los profetas, todos ellos tenían un tremendo problema con el pecado...y este asunto lo aprovecha el emperador de la muerte (Heb.2:14) para reclamar sus almas en prisión; la sangre de los sacrificios bajo la ley, fue impotente para limpiar los pecados de los santos del AT, leemos:
Hebreos 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos
NO PUEDE QUITAR LOS PECADOS.
Y si a este impedimento le añadimos la completa depravación del hombre sin Cristo, realmente estamos ante la verdad que Cristo dijo: "ninguno de vosotros cumple la ley".
Por el lado que se mire, la ley solo sirvió como un espejo para mostrar lo pecadores que somos.
¿Acaso no fueron los defensores de la ley los asesinos de Cristo?
Entonces, JAVAN, usted lo que tiene que hacer primeramente es taparse la boca y postrarse en tierra cubierto de cilicio.
Porque en la Iglesia de Cristo, nosotros los cristianos, somos contrastados bajo la gracia por la obediencia de Jesucristo, para obedecer, como el obedeció al Padre, en una posición completamente nueva, no a la ley, que no perdona pecados...sino a El, a Cristo, quién magnificó la ley con su vida y con su muerte.
1 Pedro 1:2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,
para obedecer y ser
ROCIADOS con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
La sangre de Jesucristo, en lugar de establecer la autoridad de la ley mediante la pena de muerte sobre la desobediencia a los mandamientos, se convierte judicialmente en un recurso propio de la infinita gracia de Dios, en el poder de la obediencia cuando reconocemos que fue el AMOR que impulsó a Cristo a morir por nuestros pecados...
El Hijo obedeció en perfección al Padre:
Salmos 40:8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y
TU LEY está en medio de mi corazón.
Nosotros no pudimos hacerlo (hablo como si fuese judío siendo gentil) por cuanto el pecado se halla en la carne...y dependemos de la propiciación que es Cristo que jamás pecó ni hubo engaño en sus labios.
Romanos 8:3 Porque lo que era
IMPOSIBLE PARA LA LEY, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Esto es algo muy serio, no hay nada que condene al pecado como la Gracia.
Los enemigos de la Gracia jamás entendieron este punto.
Ellos malinterpretaron las palabras del apóstol:
Romanos 3:8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirma que nosotros decimos):
HAGAMOS MALES para que vengan bienes?
Es verdad que la ley condena el pecado, no hay duda, pero la ley en si misma nunca juzga la naturaleza del pecador por cuanto es débil por la carne.
Esto lo hace la Gracia de Dios.
Al tener una nueva naturaleza de Dios nos permite mortificar la vieja naturaleza porque tenemos una vida nueva y divina que la muerte y Satanás no pueden tocar.
Y por lo tanto, nosotros encontramos que en aquellas partes de la escritura, donde la gracia es más plenamente manifestada, allí tenemos las exhortaciones más cercanas a la santidad, leemos en Efesios 4:
22. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
23. y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24. y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
25. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
26. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
27. ni deis lugar al diablo.
28. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
29. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
31. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
32. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
En resumidas cuentas, no pecamos porque amamos a Cristo.
Natanael1