Tienen muchas ganas de conocer sobre la Noche de San Bartolome, esto fue lo que paso:
Varias guerras de religión habían sembrado de cadáveres el suelo de toda la nación francesa: sin embargo, una reconciliación, más aparente que real, ofrecía a los combatientes una tregua, que el almirante calvinista Coligny y otros cabecillas llamados a la corte aprovechaban para asegurarse el favor del rey Carlos IX, despertando al mismo tiempo en él aversión hacia la reina madre Catalina de Médicis. Desde 1571 la influencia de Coligny en los consejos de la corona era manifiesta; y para asegurar la paz interior se convino el matrimonio del calvinista Enrique de Navarra con Margarita de Valois, hermana del rey. Las bodas, que se celebraron el 18 de agosto de 1572, atrajeron a París gran número de hugonotes (fuertemente armados), cuyo jefe, Coligny, estaba ya a punto de ver cumplidos sus deseos de alejar por completo a Catalina de los negocios de Estado.
De los labios de Coligny se escaparon imprudentes amenazas y Catalina, que no era escrupulosa en la elección de los medios, trató de apelar al puñal para deshacerse del almirante. El crimen debió cometerse el 12 de agosto, pero fracasó; y temerosa Catalina de las represalias de los hugonotes, instigó al pueblo francés a que para vengar los ultrajes recibidos tantas veces de los calvinistas, pasasen a degüello en una noche a todos los hugonotes reunidos en París. Esta matanza general se llevó a cabo en la noche del 23 al 24 de agosto, fiesta de San Bartolomé, de donde tomó el nombre. Semejantes asesinatos tuvieron lugar desde el 25 de agosto hasta el 30 de octubre en otras ciudades del reino, ya sea por instigación de Catalina, o bien por seguir el ejemplo de París. Estos son los hechos, tal cual se desprenden de documentos irrefutables.
Número de víctimas
En cuanto al número de víctimas, es poco menos que imposible el precisarlo. Sin embargo, la cifra más exacta parece ser la del calvinista La Popelinière, quien la hace ascender a 2.000 y algo más para toda Francia, y a 1.000 solamente para París. Por lo demás, los protestantes han fantaseado a su gusto sobre el número de sus correligionarios muertos en esa época. Unos señalan 10.000, otros 15.000, otros 30.000, otros 40.000, otros 70.000 y no falta quien haga llegar esta cifra a 100.000. El Martirologio de los Calvinistas, impreso por la secta en 1582, habla de 15.168 víctimas, pero no nombra sino a 768, y, sin embargo, el autor tenía sumo interés en aumentar este número.
La religión es ajena a este asesinato
Sea, pues, cual fuere la cifra, más o menos exacta de las miserables víctimas de tan execrable asesinato, es lo cierto que la Religión está completamente exenta de responsabilidad en este hecho. El rey justificó el degüello de los hugonotes diciendo el día inmediato al Parlamento, que ese hecho de sangre obedecía al designio de ahogar una conjuración tramada contra la vida del rey y de su familia, que sólo pudo evitarse con la matanza de los conjurados. Esto es lo que se hizo saber a los gobiernos extranjeros y en la misma corte de Inglaterra, aliada con la de Francia, se prestó entero crédito a estos rumores. Como los mismos informes fueron suministrados a la corte de Roma por el embajador francés, Gregorio XIII ordenó la celebración en Roma de una fiesta de acción de gracias, por haber salido ilesa la real familia y por la conservación de la religión católica en Francia, pero mostróse profundamente disgustada no sólo por la sangre derramada, sino también por no haberse empleado los procedimientos jurídicos usuales con los rebeldes.
En los Consejos del Rey, intervinieron, según el duque de Anjou (después Enrique III), el rey, la reina, la señora de Nemours, el mariscal de Tavannes, el duque de Nevers, Birague, de Retz, etc., pero no figuran aquí ni un solo cardenal, ni un obispo, ni siquiera un sacerdote. Por donde se ve patente la mala fe de Voltaire, que introdujo en el Consejo a los cardenales Birague y Retz. El mariscal de Retz, Alberto de Gondy, consejero en 1572, vivió y murió seglar. Su hermano Pedro de Gondy, obispo de París, obtuvo la púrpura cardenalicia en 1587, pero éste no era del Consejo. Birague, guardasellos y consejero en 1572, era seglar y casado; y no obtuvo la púrpura cardenalicia sino seis años después, en 1578, a petición de Enrique III. Y ya que el cardenal de Lorena estaba en esa época en Roma, ¿cómo pudo bendecir en París los puñales destinados al degüello de los hugonotes, según la escena de Chenier en su Carlos IX y de Scribe en sus Hugonotes?
Lo que puede afirmarse con la historia verídica e imparcial es que el clero católico, durante las matanzas, cumplió el deber sagrado de su ministerio. Ahí está si no la noble conducta de Hennuyer, obispo de Lisieux, que salvó por su firmeza a todos los hugonotes de su diócesis. El martirologio de los protestantes, nada sospechoso de querer hacer el elogio de los católicos, cita varios hechos de este género: "En Toulouse, dice, los conventos sirvieron de asilo a los calvinistas; en Bourges algunos católicos pacíficos ocultaron a varios; en Romans, de sesenta que fueron presos, libraron cuarenta y de los otros veinte no murieron más que siete; en Troyes, en Bourdeaux, muchos fueron igualmente salvados por los sacerdotes". En París los hugonotes perseguidos hallaron igualmente protectores entre los católicos, y en Nimes, olvidando los vejámenes de San Miguel perpetrados por los protestantes, hubo corazones bastante generosos para defender a los calvinistas de una matanza autorizada por el ejemplo, pero de ninguna manera permitida por la Religión.
Finalmente, que este hecho, tan lamentable como se quiera, tuvo un carácter exclusivamente político, y por lo mismo del todo ajeno a la Religión, lo prueba un documento, descubierto en 1885 en los archivos del Vaticano, y que prueba de modo absoluto cuanto venimos diciendo sobre este enojoso asunto. Es una relación manuscrita de una asamblea de justicia celebrada por el Parlamento, con asistencia del rey, el 26 de agosto de 1572, o sea dos días después de la matanza. Esa relación contiene un pasaje que da una luz definitiva sobre el alcance del degüello de la noche de San Bartolomé. He aquí la traducción: "En esta asamblea el rey Carlos declaró que, gracias a Dios, había descubierto las celadas que el almirante Gaspar de Coligny tendía al gobierno del rey, yendo hasta amenazar con una catástrofe y con la muerte a toda la familia real; y que habiendo tratado como se merecían tanto a él como a sus cómplices, quería que en lo porvenir no se imputase este hecho como un crimen a aquellos que habían sido los ministros fidelísimos de una venganza tan justa, puesto que no habían obrado sino por la pura voluntad, mandato y orden del rey".
Este mismo documento refiere que las ejecuciones realizadas el 24 de agosto no han sido sino justas represalias contra las maquinaciones de la facción hugonote que dos horas más tardes habían de hacer víctimas a los miembros de la familia real. Establecía en segundo lugar que las ejecuciones ordenadas por Carlos IX no tomaron el carácter de degüello sino por el pueblo de París irritado contra las facciones. Menciona, en fin, la prohibición formal hecha por el rey a este mismo pueblo de París, "de homicidios, hechos de sangre, pillaje y saqueo de los bienes de los hugonotes" sin la intervención del Parlamento y de los magistrados públicos.
Tales fueron las notificaciones que se llevaron a Roma, de donde resulta que lo que Roma intentó celebrar no fue el asesinato de los herejes, sino el fin de la amenaza para la familia real, la liberación del reino y, sin duda, como consecuencia ulterior, el fin de una formidable guerra civil.
Cristiandad.
Sobre Alvaro Obregón, me temo Daniel que no conoces la historia mexicana, muchos historiadores, serios, claro, han declarado que todo indica que a Obregón lo mando matar Calles, los dos eran masones, Calles para apoderarse del poder lo manda matar e intenta descargar su culpa en muchas organizaciones entre ellas la de la Compañia de Jesus, pero era vox populi que Calles habia sido el autor intelectual, la gente en la calle decia: ¿Quien mato a Obregón? y en son de burla contestaban ¡CALLES...SE¡
Pero no se me haría raro que Daniel dijera que el Papa en turno vino y personalemnte mato a Obregon.
Claro que la imagen Jesuita en Mexico esta muy mal gracias a los gobiernos masones que habiamos tenido, antes del actual, claro, que es catolico, y esa mala imagen creada por la masoneria de los Jesuitas la han sabido aprovechar los protestates.
Que es lo que son los jesiutas, veamos lo que ellos dicen
"Somos la Compañía de Jesús (SJ son iniciales de Societatis Jesu, que en latín significa: de la Compañía de Jesús). Somos, pues, el conjunto de compañeros que intentamos seguir a Jesús de Nazaret, bajo la inspiración de nuestro fundador Ignacio de Loyola (1491-1556).
"La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de la reconciliación de los hombres exigida por la reconciliación de ellos mismos con Dios" Con estas palabras describe la Congregación General 32, o sea nuestra asamblea máxima (2 dic 74 - 7 mar 75), el empeño y la tarea de la Compañía de Jesús dispersa por el mundo.
Ser jesuita significa hoy "reconocer que uno es pecador y, sin embargo, llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue San Ignacio". Y ser compañero de Jesús significa hoy "comprometerse bajo el estandarte de la cruz en la lucha crucial de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige." La lucha por la fe no es el afán de indoctrinación. La lucha por la fe es el empeño porque todos los humanos vivamos según el proyecto amoroso de Dios de que todos seamos verdaderamente hermanos: que la primera relación humana anterior a todas las otras que son segundas, sea la de amarnos como hermanos.
La lucha por la justicia es el mismo empeño expresado como vivir la justicia interhumana como la justicia de Dios que no mira a las cualidades o defectos y pecados para amarnos a los humanos y que desde su mismo amor hace justicia al que en nuestra vida humana ha quedado desvalido, desprotegido o ha sido oprimido o explotado por sus no hermanos que deberían sí serlo.
La justicia hermandad nos interesa; La injusticia no hermandad nos interpela y motiva nuestras obras: Centros, Proyectos, Estudios, Acciones."
Los Jesuitas pertenecen a una Orden Religiosa de la Iglesia Católica que ha ofrecido su servicio apostólico de servicio a la fe cristiana durante 450 años. Los Jesuitas forman Comunidades de vida en todo el mundo, frecuentemente alrededor del apostolado educativo. Tienen también otros trabajos apostólicos ubicados en Parroquias, Centros de Investigación, Casas de Ejercicios Espirituales, Casas de Escritores, Centros de Servicio Social, Medios de Comunicación, Misiones, etc. y en donde un servicio más sobresaliente pueda prestarse a los hombres y mujeres necesitados de hoy. De una manera muy particular y recientemente los Jesuitas se orientan en su trabajo apostólico en la búsqueda y promoción de la justicia. En este sentido, han organizado un trabajo particular con los Refugiados del mundo y acompañan a aquellas personas que han sido forzadas a dejar sus tierras y su país.
San Ignacio de Loyola es el origen del tipo de espiritualidad cristiana que ilumina la vida y obra de los Jesuitas y por la cual son bien conocidos en el mundo.
La Compañía de Jesús está organizada en el mundo a través de Provincias o regiones que unifican el trabajo apostólico de los Jesuitas y están bajo la dirección de un Superior llamado Provincial.
A nivel mundial están dirigidos por un Superior llamado General. Periódicamente, los Jesuitas se reúnen en Roma, la sede central de la Orden, en un Cuerpo Legislativo, máximo organismo de dirección de la Institución, llamado Congregación General . En ella se estudian y se disponen políticas y opciones claras para el futuro apostólico de la Orden.
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Claro que son un grupo de catolicos entregados a Dios y al projimo el enemigo los tiene que atacar.