Amigos en y de CristoDios, Edil como has visitado la Santa Montaña Athos, y por tus dichos y experiencia has tenido las dos tipo de apocalipsis-revelaciones, la natural y sobre natural, en Espíritu Santo tercera Pesona-Hipóstasis de Dios, que es la única espiritualidad que existe (ya que hoy la palabra espiritual está muy mal tratada); he tomado y te pongo la parte sobre esto del texto de Logos según san Máximo, que seguro que creo que te identificarás, ya que Oriente Ortodoxo no tuvo inquisiciones papistas y nunca problemas con la bella ciencia al contrario, muchas veces se asocian según qué cosas y con discernimiento cada uno a lo suyo: la ciencia sobre la gnosis espiritual divina increada y demostrada empíricamente y la gnosis creada la creada de la ciencia sobre las creaciones de Dios… y que gracias a ti y al hermano Miniyo, recuperé esta traducción que la tenía por ahí escondida y vuelvo a poner el PDF…Mi fe es espiritual y los conceptos de fe los tengo muy claros. Gracias de todos modos.
Edil
Jaris para ti y tu hermosa familia
Apocalipsis-revelación natural y sobrenatural
El valor positivo que da san Máximo a la creación puede verse también de su idea que la ley natural es igual que la ley escrita o que la apocálipsis, revelación de Dios mediante la naturaleza es igual que su apocálipsis por la Escritura.
Dentro de esta idea de san Máximo y otros Padres tenemos una percepción de la apocálipsis natural distinta de la que nos ha acostumbrado la teología occidental. La percepción occidental sobre la apocálipsis-revelación natural se manifiesta con un dualismo. Dios creó al mundo pero no habló y no habla mediante este. Pero sí vemos las creaciones como logos-verbos (dichos) de Dios y los cambios de las circunstancias como verbos-logos de continuación, la separación entre apocálipsis natural y sobrenatural ya no es tan brusca. La separación entre la ley natural y Dios que habla, entre el logos y el verbo, condujo la teología occidental en clara separación entre apocálipsis natural y sobrenatural. También ha conducido a Occidente en una plena separación entre filosofía y teología. La filosofía escogió exclusivamente las leyes naturales y la lógica impersonal de la naturaleza, es decir, esto que la teología entendía más o menos como apocálipsis-revelación natural, negando al supremo Logos personal que habla. En cambio la teología y más la protestante escogió exclusivamente la Persona divina que utiliza logos-verbos inmediatos, ya no viendo a Dios que habla dentro de la naturaleza y la historia. La teología occidental separó excesivamente el mundo de Dios – la protestante casi de modo origénico (de Orígenes)-, y la filosofía con esta separación ha llegado a la negación de Dios.
En realidad uno debe ver dentro de todos los fenómenos (apariencias) visibles de la naturaleza y la historia, no sólo el factor naturaleza y el factor hombre, sino también el supremo Logos que conduce y juzga, haciendo lógicos los hombres y hablando a los hombres con este tropo (modo, manera) real. Uno debe ver en todas las cosas y los fenómenos del mundo la expresión de la Persona suprema que utiliza los logos del mundo adaptándolos siempre diversamente de acuerdo con las necesidades espirituales de los hombres y de acuerdo con el plan que se desarrolla con finalidad la zéosis o glorificación. (Zéosis término patrístico consagrado que se utiliza por los Padres en vez del término agiográfico “perfección”, “santidad” o “como semejanza”). Es una omnipotencia personal y lógica a la vez que conduce todo hacia una meta o propósito, al marco de un diálogo que interpreta y da a entender toda la existencia. Todo emana de la voluntad de las personas y se conduce de la voluntad de las personas lógicas. En todas partes está la persona o la relación interpersonal o la señal de esta relación y por eso en todo está el logos. Todo se marca de un poder personal lógico (lógica personalizada) o de un logos personal. Sólo una continua renovación de la persona puede explicar el dinamismo de siempre del logos y del movimiento del mundo.
San Máximo el Confesor hace un esfuerzo interesante en superar la filosofía racionalista helénica de la usía (esencia, sustancia) y con la personificación del Logos que lo ha creado todo y está presente y energizante en todas partes, colocar el racionalismo de ella dentro en la teoría personal de la Santa Escritura, cosa que se había empezado por san Juan el Evangelista. Con esto superó la percepción que veía al logos como atributo (acusativo) de la ουσία (usía, sustancia, esencia). Ha hecho al logos atributo de la persona y así explicó la esencia del mundo también mediante la Persona. Es la única explicación de la existencia lógica y esencial.
Pero generalmente el pensamiento humano no teológico se ha quedado avasallado, subyugado en una teoría de usía-esencia, sustancia racionalista y tampoco la teología hizo un esfuerzo serio en colocar su racionalismo dentro en el prósopo-persona junto con la usía. El Jalkidonismo o caledonismo (de Caledonia) con todas sus consecuencias no se ha desarrollado dentro en el pensamiento de la humanidad.
Tal como hemos dicho anteriormente Dios habla dentro de los fenómenos (visibles) de la naturaleza y en los acontecimientos de la historia. Pero para que captemos el logos de Dios dentro en la naturaleza y en la historia es indispensable una sensibilidad espiritual. Cuando existen personas con esta sensibilidad, las praxis de Dios dentro en la naturaleza y en la historia se revelan (apocaliptan) en ellas como logos-verbos de Dios, como llamadas hacia ellas para hacerlas a contestar con sus correspondientes energías y acciones. Estas conciencias siempre escuchan a Dios que habla en cada caso y corresponden análoga con lo que Aquel quiere pedir de un humano o de otro o de todos. Es la apocálipsis (revelación) natural en movimiento.
Pero sosteniendo que la voluntad de Dios, que se hace conocida por la apocálipsis natural, es equivalente con su voluntad que se da a conocer con la ley escrita, san Máximo a pesar de esto discierne entre las dos leyes o apocalipsis (revelaciones).
Como el pecado ha endurecido al corazón en un grado tal que ya no puede ver generalmente a Dios que habla con las leyes naturales y con incidentes acostumbrados, Dios interviene dentro en la naturaleza y en los incidentes de la vida individual e histórica con praxis menos acostumbradas que se acompañan o explican en algunas conciencias humanas con logos inmediatos y por lo tanto más claros.
Aquello que según nuestra opinión quiere recalcar san Máximo es que no debemos ver discontinuidad entre los incesantes logos de Dios que se manifiestan con los fenómenos de la naturaleza, los incidentes y la voz de la conciencia por un lado y por otro lado, los logos que Dios manifiesta de manera sobrenatural. Dios utiliza en sus praxis y sus logos, que se han revelado sobrenaturalmente, la naturaleza y el factor humano, cosas que pertenecen a la creación. Pero en estos casos hace más sensibles y claras sus obras y logos, porque no sólo combina las fuerzas naturales de diversos tropos (modos, maneras), sino que interviene con energías más relevantes que aquellas que se manifiestan en el desarrollo de las leyes naturales que son útiles en las acostumbradas y a pesar de eso siempre nuevas circunstancias de la vida. Las energías de la apocálipsis (revelación) sobrenatural no se oponen al natural desarrollo y los incidentes históricos, sino que iluminan y fortalecen más el fin definitivo y el movimiento que estos persiguen, dejándoles a manifestarse dentro de su continuidad. Entre los logos y las obras de la sobrenatural apocálipsis y en los acostumbrados logos y obras de Dios de la natural apocálipsis existe una continuidad del mismo plan general que sigue Dios.
Dios conduce a Moisés en toda su vida y acción para beneficio de Israel con acostumbrados fenómenos e incidentes de la naturaleza y la vida. Pero una vez aparece delante de él con la zarza ardiente y otra con oscuridades y truenos en el monte Sinaí, y semejante otras veces. Pero estos extraordinarios incidentes radian la luz de la incesante presencia de Dios a la vida y acción de Moisés.
También conduce siempre al profeta Elías, pero una vez aparece en él por el fuego que de manera paradójica quema y devora los sacrificios de los animales, otra como una ligera brisa y otra con el admirable acontecimiento de la arena y el aceite de la viuda.
Todos estos acontecimientos revelaban, acompañaban y removían la conciencia del Moisés y del Elías con inmediatos logos-verbos de un modo misterioso, distinto de aquel que se remueven y se revelan los incidentes que ocurren en un hombre fortuitamente con conciencia espiritual sensible durante la continua acción de la divina energía.
Entre la continua apocálipsis-revelación mediante la naturaleza o las circunstancias, las cuales sin ser repetidas, son inscritas en un plan que parece interpretarse por combinaciones de los factores naturales acostumbrados, y en la apocálipsis-revelación por circunstancias, obras y logos-verbos extraordinarios, existe en todo caso la continuidad del mismo plan que sigue Dios. La sobrenatural apocálipsis nos muestra el nivel más alto, hacia el cual el nivel inferior de la vida terrenal es conducida también por la apocálipsis natural diaria. La sobrenatural apocálipsis echa rayos más luminosos sobre la natural, la cual está cubierta por la nube del pecado, pero que esta tampoco está privada de una praxis de Dios, la cual constituye también una manifestación de Dios por obras y logos. Sin la sobrenatural apocálipsis no vemos limpiamente las obras y los logos naturales de Dios porque están ensombrecidos por el estado del pecado. Pero el estado del pecado no impide a Dios a energizar, operar y hablar en este nivel de la naturaleza. La luz ilumina a las tinieblas. Y la especial intervención de Dios con la sobrenatural apocálipsis crea una perfecta sensibilidad en la psique con especial jaris (gracia increada).
Según san Máximo, la sobrenatural apocálipsis provoca su aparición, a la luz fulminante de cortos momentos de la verdadera naturaleza, así tal como existía antes de la caída y tal como se restablecerá al final en estado puro, limpio de pecado. Al mismo tiempo ayuda la naturaleza subir gradualmente a la altura que ha previsto Dios. Si el hombre hubiese permanecido en su auténtica pureza, sensibilidad y fuerza espiritual, el mundo no habría caído al régimen de las leyes duras que reinan ahora, sino que tendría una mayor elasticidad debida a una mayor fuerza del espíritu. Lo mismo también la naturaleza del hombre. El espíritu podría conducir más fácil estas leyes para utilizarlas como medios de una comunicación y comunión sin dificultades entre Dios y los hombres y entre los mismos hombres.
La plenitud de estas leyes con el Espíritu Divino, que energiza y opera dentro en la naturaleza humana y mediante ella, se ha manifestado por el nacimiento del Hijo de Dios como hombre por la Virgen y su crucifixión como hombre. Estas praxis se encuentran en la cumbre de la sobrenatural apocálipsis y a la vez son praxis de plena apocatástasis (restablecimiento) de la naturaleza a su estado natural y su destino, como lugar donde el espíritu se manifiesta sin impedimentos. Por eso también presagian a la vez la apocatástasis de la naturaleza entera en su autenticidad en los esjatos (últimos) tiempos cuando el espíritu festejará su plena y eterna victoria. Todo esto se expone por san Máximo en muchos puntos y en capítulos enteros de su obra (P.G 91, 1280-1, 1305-1321, 1129, 1149.1151 etc.)
Así la apocálipsis-revelación sobrenatural es también de una manera natural y conduce a la apocatástasis de la naturaleza a su verdadero estado y la apocálipsis natural también es sobrenatural representando la continua energía de Dios con la que dirige continuamente al mundo hacia su estado sobrenatural. San Máximo dice a menudo que dentro de Cristo cada fiel triunfa sobre el mundo, le pone una condición que le conduce al final, pero a la vez le hace integro elevándole a otro nivel cumpliendo sus tendencias reales, conduciéndole por la virtud y la gnosis a su verdadero sentido y significado que se revelará totalmente dentro de Dios en su plena realización y en su energización de todas sus fuerzas dentro en Dios.
El pensamiento de san Máximo sobre la relación de la ley natural y la escrita merece un estudio más profundo. La consideramos adecuada para dar una ayuda valiosa para el futuro diálogo entre cristianos ortodoxos y otras confesiones cristianas y no cristianos, como también entre la Iglesia y el mundo. Porque nos da, por un lado, la fuerza y valor de reconocer que Dios energiza, opera y habla por todas partes y por otro lado, a mostrar que la praxis y los logos-verbos de Dios en toda la naturaleza no tienen su plena luminosidad y no cumplen su propósito o finalidad sino sólo cuando se completan por la praxis y el logos de la sobrenatural apocálipsis que se perfecciona y se hace integra dentro en Cristo.
El pensamiento de san Máximo aunque profundamente religioso, con su dimensión lógica y personal responde a los dos valores más amados del hombre actual: la persona humana y el logos. Además, con la luz positiva que ve al mundo en movimiento hacia la zéosis (glorificación) responde a la sed de absoluto que caracteriza al hombre de hoy y a su gran confianza al movimiento como camino hacia lo absoluto. Finalmente la idea de que la persona humana debe articular al mundo entero dentro de su elevación hacia Dios, responde a las tendencias de hoy hacia una comunicación universal y el conocimiento del mundo.
Protopresbítero y Maestro, Dimitri Staniloae.
http://www.logosortodoxo.com/experiencias-de-la-jaris/
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