]“aunque la Iglesia Romana no celebre la Concepción de la Bienaventurada Virgen, tolera, sin embargo, la costumbre de algunas iglesias, que celebran esa fiesta. Por lo tanto dicha celebración no debe ser totalmente reprobada. No obstante eso no significa que la concepción de la Virgen María haya sido santa. Pero, como el tiempo de su santificación se ignora, lo que se celebra en ese día de la Concepción es más bién la fiesta de la santificación [en el vientre materno] que la de la concepción”[/QUOTE]
Por lo tanto No hay que olvidar esto que tambien expuso este gran Catòlico Raul68:
'A los que Dios elige para una misión determinada, les prepara y dispone de suerte que la desempeñen idónea y convenientemente, según aquello de San Pablo: Nos hizo Dios ministros idóneos de la nueva alianza (2 Cor 3,6).
Ahora bien: la Santísima Virgen María fue elegida por Dios para ser Madre del Verbo encarnado y no puede dudarse de que la hizo por su gracia perfectamente idónea para semejante altísima misión. Pero no sería idónea Madre de Dios si alguna vez hubiera pecado, aunque fuera levemente, y ello por tres razones:
a) Porque el honor de los padres redunda en los hijos, según se dice en los Proverbios: Gloria de los hijos son sus padres (Prov 17,6); luego, por contraste y oposición, la ignominia de la Madre hubiera redundado en el Hijo.
b) Por su especialísima afinidad con Cristo, que de ella recibió la carne. Pero dice San Pablo a los Corintios: ¿Qué concordia puede haber entre Cristo y Belial? (1 Cor 1,24).
c) Porque el Hijo de Dios, que es la Sabiduría divina, habitó de un modo singular en el alma de María y en sus mismas entrañas virginales. Pero en el libro de la Sabiduría se nos dice: En el alma maliciosa no entrará la sabiduría, ni morará en cuerpo esclavo del pecado (Sab 1 ,4).
Hay que concluir, por consiguiente, de una manera absoluta, que la bienaventurada Virgen no cometió jamás ningún pecado, ni mortal ni venial, para que en ella se cumpla lo que se lee en el Cantar de los Cantares: Toda hermosa eres, amada mía, y no hay en ti mancha ninguna' (Cant 4,7).