Storni y la Virgen de San Nicolás LA OTRA CARA DE LA IGLESIA
por Carlos del Frade - Postalesselsur • Thursday October 02, 2003 at 05:14 AM
Storni y la Virgen de San Nicolás LA OTRA CARA DE LA IGLESIA Carlos del Frade (Desde Santa Fe)
Mientras el ex arzobispo santafesino, Edgardo Storni, era procesado por coacción contra un sacerdote de más de ochenta años, cientos de miles de personas confluían en San Nicolás para pedir una salvación individual. En ambos casos hay historias silenciadas: intereses económicos y necesidades sociales que fueron asumidos por una muy particular definición política de la iglesia argentina. Esta crónica habla de preguntas todavía sin responder y olvidos que siempre generan impunidad para pocos.
La soledad de Storni
-Quienes entregaron a Cristo no fueron los romanos sino los sacerdotes del sanedrín, Anás y Caifás. Fijate hasta qué punto pueden ser letales los poderes eclesiásticos cuando la maldad ha entrado en su almas -le dijo el sacerdote Edgardo Trucco al autor de esta nota en 1995.
Hablaba de la siempre perversa relación entre iglesia y poder económico político.
Hablaba de Edgardo Gabriel Storni, el reemplazante de Vicente Zazpe.
La semana pasada, Storni fue procesado por coacción contra otro sacerdote de más de ochenta años. Como si fuera un simple jefe de un grupo de tareas.
Hoy Storni ya no representa al poder que lo erigió como el responsable de deshacer la pastoral construida por el hombre que venía de Rafaela denunciando la existencia de una Argentina secreta y los temores de una creciente concentración de riquezas en pocas manos cuando nadie hablaba en estos términos.
Zazpe era un profeta y Storni, su sucesor, fue un príncipe puesto por Roma y los intereses de las minorías santafesinas.
Para el juez Eduardo Giovannini "los dichos defensivos -de Storni- lucen muy endebles..." y "no logran desvirtuar la contundencia de las pruebas objetivas en su contra. Sus débiles dichos y juegos de palabras nada aclaran, son confusos y resultan destruidos por las declaraciones prestadas y los careos realizados por los demás integrantes del grupo que actuó aquella noche", remarcó el magistrado.
En la reunión del 22 de agosto de 2002 estuvieron los sacerdotes Hugo Capello, Mario Grassi, Edgardo Stoffel, Marcelo Mateo y Carlos Scatizza, junto al escribano Ricardo Chaminaud. Por este hecho, Capello y Mateo están procesados por el delito de coacciones, mientras que Grassi y Stoffel se encuentran procesados por el presunto delito de coacciones en grado de partícipes necesarios. Giovannini intentó carear a estos sacerdotes con Storni, pero el ex arzobispo santafesino jamás aceptó.
En aquella noche Guntern, de más de ochenta años, fue subido a los empujones a un automóvil y trasladado a la sede del arzobispado santafesino en donde fue obligado a firmar una carta en la que desmentía haber presenciado un acto de acoso sexual de Storni contra un seminarista en un retiro en Santa Rosa de Calamuchita.
“Además, el padre Scatizza le dijo al juez que aquel día regresaba de Buenos Aires cuando Storni le ordenó convocar al Consejo Episcopal -conformado por este grupo de sacerdotes- para tratar el tema. A las 16 se encontraron y, siempre según los dichos de Scatizza, el arzobispo le ordenó: "Buscalo -a Guntern- y que venga ya". Por la noche localizaron a Guntern y lo obligaron a ir al Arzobispado”, relató el periodista José Curiotto en “El Litoral”.
Para Giovannini "la iniciativa sólo fue del obispo Storni, instigador de la reunión y de su modo de ejecución, porque sólo él necesitaba una declaración de Guntern". Incluso Scatizza reconoció que Storni le dictó dos cartas: una dirigida a Roma y otra que nunca salió a la luz, firmada por todos los vicarios episcopales, "para el caso de que Guntern no se hubiera rectificado de sus declaraciones" contrarias al arzobispo.
"No caben dudas de que, siendo el arzobispo la autoridad máxima, y teniendo en cuenta el rígido orden jerárquico del gobierno de la Iglesia, nunca sus vicarios episcopales pudieron actuar, como lo hicieron, por sí solos, sino por orden de su obispo para que así se hiciera... Esa noche, bajo cualquier medio y modo, debía obtener un acta -de rectificación de Guntern- dado que al día siguiente viajaba a Buenos Aires, en compañía de Mateo, con destino final a Roma y al Vaticano", sostuvo Giovannini.
La idea era "llevar en su valija el acta para demostrar ante las autoridades de la Iglesia en la Santa Sede la verdad de sus dichos y las mentiras de sus detractores, entre ellos el padre José Guntern".
Storni no quiso mirar ni observar aquella carta. El magistrado entiende que "la verdad que Storni pregona y pretende que el Juzgado acepte luce huérfana y sola, dado que los demás protagonistas de los sucesos afirman lo contrario. Pienso que toda persona que grita su verdad y declama su inocencia, la gritará en todos lados y enfrentará con toda la fuerza de su corazón y ante cualquiera, con tal de demostrar la verdad que pregona, más aún quien en su carácter de obispo de la Iglesia Católica predica la verdad y castiga y pena la mentira", escribió el juez para terminar con una frase de Thomas Jefferson: "El hombre que no teme a las verdades, nada tiene que temer de las mentiras".
Por su parte, la defensa de Edgardo Gabriel Storni apelará en estos días el
procesamiento dictado por el juez Eduardo Giovannini, quien considera que existen elementos suficientes como para suponer que fue el instigador de una reunión en la que el año pasado se presionó y maltrató al padre José Guntern, para que se retractara de sus dichos relacionados con el entonces arzobispo.
"La resolución carece de fundamentos porque se basa sólo en suposiciones, ya que no es
cierto que los sacerdotes que participaron de esa reunión hayan contradicho a Storni en sus declaraciones judiciales", dijo el abogado Eduardo Jauchen.
Storni niega haberle pedido a Scatizza que convocara a Guntern, pero, incluso si esto fuera cierto, "no es una orden ilícita, porque en todo caso en ningún momento ordenó que lo presionaran. Se limitó a pedir que lo convocaran y, además, él no participó en la reunión,
ni tiene conocimiento de cómo se desarrolló la misma. De manera tal que no puede haber instigación a cometer un delito", agregó el defensor de Storni.
La polémica surgió cuando tomó estado público una carta que Guntern había enviado a Storni hace algunos años, relacionada con el trato del ex arzobispo con un seminarista: "Ésta no es una carta, sino una confidencia de amigo. Tuviste un serio desliz que afectó a un grupo en plena formación espiritual y humana. No te juzgo ni te condeno, no me corresponde. Sí, te sugiero que reflexiones en Cristo y tomes conciencia de la gravedad de tus actos", decía la misiva.
Lo que todavía no se sabe porque no se quiere saber es quiénes hicieron de Storni un poder detrás del poder en Santa Fe.
Quiénes lo hicieron decidir sobre el futuro de la educación, sea pública o privada, y por qué había dinero que desde el presupuesto provincial iba dirigido al arzobispado santafesino durante muchos años.
Esa respuesta no fue dada ni por Moisés Blanchoud ni por José Arancedo.
Pareciera que Storni fue una simple anécdota individual en el complejo entramado político santafesino.
Es que la fe mueve montañas...
Montañas de muchas cosas y demasiados intereses.
Ahí están las imágenes de San Nicolás para verificarlo.
El milagro individual.
San Nicolás de los Arroyos formaba parte del centro industrial en la geografía que el poder económico diseñó entre los años cincuenta y sesenta.
Le tocó las generales de la ley del Gran Rosario.
A partir de los años setenta, la crisis del modelo fordiano hizo que las grandes plantas dejaran de ser funcionales.
En el mundo desarrollado se organizó una red estatal de seguros de desempleo y créditos a baja tasa de interés para que el proceso de reconversión industrial no fuera violento y no tenga costos sociales altos.
En América latina esto era impensable.
El estado fue cooptado a partir de 1955 en beneficio de diferentes grupos empresariales que hicieron que los créditos sirvieran para sus industrias, en forma paralela que se subsidiaba la producción o, en algunos casos, las empresas estatales se vaciaban en beneficio de los intereses particulares.
Ese tipo de estado no estaba configurado para invertir en la construcción de una red social.
La Sociedad Mixta Siderúgica Argentina, SOMISA, constiuida y pensada desde la década del cuarenta pero que recién en 1963 puso en funcionamiento a uno de sus hornos; que había dado ocupación a más de 14 mil personas y que hizo crecer a San Nicolás demográfica y económicamente; debía reconvertirse y eso significaba, privatización, ajuste y despidos.
Somisa hizo de San Nicolás una ciudad industrial.
Albergó en su seno a una de las delegaciones más poderosas de la Unión Obrera Metalúgica y, al mismo tiempo, barrios enteros de familias obreras.
En ese caldo de cultivo, surgió una pastoral que necesariamente debía acompañar el pensamiento, la vida cotidiana y los problemas de los obreros metalúrgicos.
Así lo entendió el obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, quien distribuyó a sus sacerdotes por los distintos barrios de la ciudad.
Aunque no estaba enrolado en el Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo, Ponce de León creía en un magisterio encarnado en la clase trabajadora.
Carlos Ponce de León nació el 17 de marzo de 1914 en Navarro, provincia de Buenos Aires, y en 1962, fue nombrado obispo auxiliar de Salta, acompañando a monseñor Roberto Tavella. Desde allí Ponce de León se hizo lugar para ser el asesor del Sindicato del Personal Doméstico y dar asistencia a los barrios de emergencia "donde es reconocida su obra en las villas General Belgrano, María Esther, Alto Molino, El Milagro, San Antonio, 20 de Junio, General Lavalle y San José", como indica una biografía oficial difundida por el arzobispado de San Nicolás.
Ponce de León participó del Concilio Vaticano II, en Roma, y se tomó en serio sus conclusiones acerca de la necesidad de reformar la institución.
Ponce de León y San Nicolás
Ponce de León fue identificado por los proveedores de la muerte como un obispo rojo, a pesar de no haber formado parte del Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo.
Su definida pastoral a favor de los sectores trabajadores y empobrecidos de San Nicolás lo convirtieron en un enemigo del sistema.
Por eso lo mataron.
Por eso alentaron la nueva forma de promover los valores cristianos a partir del desguace de la ciudad obrera a través del milagro individual que postula la imagen de la Virgen del Campito.
El 18 de junio de 1966 asumió como arzobispo de la ciudad siderúrgica.
Fundó Cáritas Diocesana y creó 16 nuevas parroquias y varias vicarías.
También inició "la escuela diocesana de Servicio Social que funciona con número cada vez mayor de alumnos, preparando asistentes sociales con una sólida formación de caridad cristiana" y aplicó el llamado "plan pastoral diocesano" que "ha tenido una marcada insistencia en la religiosidad popular".
"Para la atención de las clases más necesitadas, procuró la presencia de sacerdotes en las villas de emergencia, quienes acompañados por religiosas y laicos, llevan a cabo una tarea pastoral especializada", señala su biografía.
El “llamado del Señor”
"El Señor lo llamó junto a si, para premiar todo que trabajó por su reino, una mañana de gran neblina, mientras viajaba a Buenos Aires, por trámites pastorales y con motivo de visitar sus seminaristas que habían tenido un accidente sin mayores consecuencias, antes de llegar a la Rotonda de Ramallo, donde tuvo un accidente automovilístico, a las siete de la mañana aproximadamente, perdiendo el conocimiento y sin volver a recuperarlo. Fue el día once de julio de 1977. Trasladado del Hospital Municipal de Ramallo donde recibió las primeras atenciones, a la Clínica San Nicolás, estuvo en la sala de terapia intensiva hasta las 19 y 45 aproximadamente, en que su alma generosa y entregada al bien de sus hermanos, voló a la casa del Padre", escribió el vicario general monseñor Roberto Lorenzo Mancuso.
Aquel extraño accidente evitó que Ponce de León llegara hasta la Conferencia Episcopal Argentina llevando una serie de carpetas en donde se encontraba la documentación de los obreros desaparecidos desde la irrupción de la dictadura, no sólo en San Nicolás, sino también en la zona de la otra gran acería, Acindar, en Villa Constitución.
Eso transportaba Ponce de León aquella mañana, cuando era acompañado por el marinero de la Prefectura Naval Argentina, Víctor Martínez, quien se accidentó junto al obispo.
El diario "El Norte", de la ciudad nicoleña, tituló: "Trágicamente falleció nuestro obispo diocesano".
Señalaba que "en las primeras horas de la madrugada de la víspera y por causas aún no debidamente establecidas, presumiblemente debido a la intensa niebla y a los resbaladizo del pavimento, colisionaron a la altura del kilómetro 212, jurisdicción del partido de Ramallo dos automóviles, un Renault 4 L, propiedad del Obispo de San Nicolás y la pick up marca Ford conducida por Luis Antonio Martínez y acompañado por Carlos Bottini".
El diario también decía que el choque fue como consecuencia de un supuesto trompo de la camioneta que "embistió de lleno el lado izquierdo del Renault que conducía Ponce de León" y agregaba un elemento que nunca se explicó: "por determinación policial no fue posible a nuestro enviado gráfico tomar notas sobre el vehículo que se encontraba en la comisaría de villa Ramallo".
La despedida de Zazpe
Fue el arzobispo de Santa Fe, Vicente Faustino Zazpe, quien despidió los restos de Ponce de León, diciendo entre otras cosas que "su vida lleva la impronta de la afectividad y la emoción, la exultación y la depresión, la alegría pronta y el sufrimiento rápido".
Luego Zazpe deslizó su obsesión por aquellos años: el poder y sus ramificaciones.
"La experiencia de la historia ha demostrado siempre que las cúspides supremas del poder, vividas en responsabilidad de servicio, han sido difíciles, dolorosas y desgastadoras".
Más adelante Zazpe fustigó a la propia Iglesia. Y hablaba no solamente por lo que le pasaba a Ponce de León, sino también a él mismo. Dijo Zazpe que "la internidad de la Iglesia es difícil y el mundo circundante es complejo, las situaciones inéditas y el futuro oscuro".
"El Obispo debe evangelizar este mundo en medio de tensiones, impaciencias y a veces en clima de agresividad", dijo Zazpe quien ya había vivido el doloroso hecho del asesinato de su amigo Enrique Angelelli, el 4 de agosto de 1976, también en un "extraño accidente de ruta".
Zazpe sabía que sobre Ponce de León se había desatado una campaña de amenazas e intimidaciones y hasta el conocido mote de "obispo rojo".
Zazpe mismo lo estaba viviendo en carne propia.
Los recuerdos no oficiales
Para el hoy cura sanador Roberto Damico que atiende en el Colegio Don Bosco, de la ciudad nicoleña, Ponce de León "desarrolló una pastoral que le daba apoyo a los sectores que trabajaban junto a los obreros para que tengan una conciencia propia y que trabajen para su liberación".
Damico agregó que "cuando llegaron los militares y empezaron las desapariciones, Ponce de León comenzó a recibir a los familiares que intentaban encontrar a los detenidos. El obispo iba haciendo carpetas propias y las llevaba mensualmente a Buenos Aires, a la conferencia episcopal y también ante el jefe del ejército de la provincia, el general Suárez Mason, para interceder ante él y pedir por la suerte de los desaparecidos".
El ahora cura sanador, en aquellos años previos al golpe, era un fervoroso militante de las causas populares. Narró una anécdota que pinta de cuerpo entero la dimensión de la persecución que se desató contra los curas del "obispo rojo".
Recordó: "Una mañana nos encontrábamos trabajando con los alcohólicos acá en el colegio y de pronto vemos una serie de camiones del ejército del que bajan soldados. También había un helicóptero arriba de la escuela. Me buscaban a mi. La única que me quedaba era salir con los borrachos y así fue. Me hice pasar por uno de ellos y zafé. Era una locura", cuenta Damico.
Damico también contó que "los militares le tenían mucha bronca a Ponce de León. No lo querían en San Nicolás", agregó.
Por solicitud de distintos sectores que veían en Ponce de León a un comunista con sotana, el Vaticano ordenó investigar la Pastoral del obispo de San Nicolás, como en su momento lo hiciera con la de Angelelli.
El enviado papal fue monseñor Justo Laguna, el ahora progresista obispo de Morón.
Luego de la "muerte" de Ponce de León, Laguna fue designado obispo de San Nicolás y puesto en funciones el 22 de julio de 1977.
Nadie sabe dónde fueron a parar los archivos de Ponce de León ni qué ocurrió con aquellas carpetas sobre las cuales hablan la mayoría de los que hoy se encuentran en arzobispado de San Nicolás.
El caso en el Nunca Más
El caso Ponce de León forma parte del "Nunca Más".
"El prelado se dirigía a la Capital Federal en compañía de su colaborador Víctor Oscar Martínez, con el objeto de llevar documentación a la Nunciatura Apostólica, relativa a la represión ilegal (secuestros y torturas) implementada en la diócesis de San Nicolás y también en Villa Constitución. Esa documentación involucraba al entonces general Carlos Guillermo Suárez Mason (jefe del primer cuerpo de ejército), al coronel Camblor (jefe del regimiento de Junín) y más directamente al teniente coronel Saint Aman (jefe del regimiento con asiento en San Nicolás)...
“La documentación que el obispo de San Nicolás llevaba en su poder desapareció sin ser reclamada por el canciller de la diócesis, monseñor Roberto Mancuso, capellán de la unidad carcelaria. Víctor Martínez recuerda que el obispo después de asistir al entierro de monseñor Angelelli, obispo de La Rioja, había comentado en una reunión:"ahora me toca a mi".
A consecuencia del choque automovilístico, el obispo fue conducido a la clínica San Nicolás (en la misma estuvo internado Víctor Martínez) donde falleció horas más tarde como consecuencia de las heridas sufridas. Pudo establecerse que ni al médico de cabecera del prelado le fue permitido ingresar en la sala de terapia intensiva; sólo pudo verlo, antes de morir, su señora madre.
A los pocos días del accidente, Víctor Martínez ??que estaba haciendo el servicio militar en la Prefectura de San Nicolás?? fue arrestado por orden del Teniente Coronel Saint Aman sufriendo toda clase de vejaciones físicas y psíquicas durante su cautiverio. "En ese lugar me golpearon hasta desmayarme. Así durante horas. Luego comenzaron a preguntarme cuáles eran las actividades del obispo, qué personas lo visitaban, a cuántos extremistas había ocultado".
Hacía tiempo que monseñor Ponce de León era objeto de amenazas. "Las amenazas personales se las hacía el teniente coronel Saint Aman: "tenga cuidado, usted está considerado un obispo rojo".
El mismo jefe militar le había prohibido celebrar misas de campaña en el regimiento "porque allí no entraban los curas comunistas" (testimonio de Víctor Oscar Martínez)".
La visión de Osvaldo Bayer
“No es que uno sea suspicaz pero, ¿por qué los obispos de izquierda mueren en accidentes automovilísticos?. En Perú, entre 1982 y 1986, murieron cuatro obispos en misteriosas colisiones; aquí, uno de los contados obispos que enfrentó con todo coraje a la dictadura de Videla, monseñor Angelelli, perdió su vida en un extraño choque en la ruta; al obispo de San Nicolás, verdadero paladín en defensa de la gente perseguida durante ese tiempo, Ponce de León, también le tocó la misma suerte; a monseñor Devoto, obispo de Goya, defensor de los campesinos, le pasó lo mismo. Al obispo de Santa Fe, monseñor Zazpe, un camión lo chocó de atrás cuando estaba en su automóvil y salvó milagrosamente su vida. ¿Qué ocurre?. ¿Acaso nuestro buen Dios juega al choque de autitos a pila desde el cielo?. Obispos y de izquierda. Una mezcla detonante para establecidos y globalizados”, escribió Osvaldo Bayer, el autor de los cuatro tomos de “La Patagonia Rebelde”, luego de analizar las investigaciones periodísticas de Etel Capdevila y de este periodista en torno al caso Ponce de León.
Bayer incluyó esta nota titulada “Una historia muy argentina” en su libro “En camino al paraíso”, en la que hace mención a las declaraciones del sacerdote católico José Karaman, actualmente residente en Salto.
Ponce de León los recibió en San Nicolás en 1966. “Nos dijo: “Muchachos, acá hay que poner el concilio en marcha y hacer las reformas correspondientes. Que no sean sólo las reformas litúrgicas sino una presencia de la iglesia en la transformación de la sociedad. ¿Puedo contar con los curas y las monjas?. Fue así como él entregó la conducción a los curas jóvenes, cosa que a los curas viejos les revolvió las tripas. Eso trajo consecuencias, sobre todo a nivel del compromiso social. La diócesis de San Nicolás comenzó a acoger a sacerdotes que tenían enfrentamientos con los obispos conservadores”, sostuvo Karaman.
Luego vino la crónica contada en estas líneas, el asesinato de Ponce de León y el turismo espiritual hacia la virgen del campito.
De allí que Bayer haya terminado su artículo con una profunda ironía sobre los últimos treinta años de historia argentina.
“Somos todos cristianos. Somos todos argentinos. Agradezcamos a Dios su infinita sabiduría. Obediencia debida y punto final. Amén”.
De Ponce de León a la Virgen del Campito
La muerte de Ponce de León fue el final de una pastoral de promoción social de los sectores marginales y de la organización de las barriadas obreras de San Nicolás.
Sin Ponce de León y en medio de un acelerado proceso de ajuste dentro de Somisa, San Nicolás pasó de una pastoral comprometida, al milagro de exportación de la llamada "virgen del campito".
Según cuenta René Laurentin en su libro "María del Rosario de San Nicolás", uno de los tantos artículos que se venden en las decenas de comercios que rodean al predio donde supuestamente apareció la virgen, el primer contacto que tiene la madre de Cristo con la señora Gladys Quiroga de Motta, esposa de un ex obrero de Somisa, fue el 25 de setiembre de 1983.
A partir de ese momento, se sucedieron los mensajes y las órdenes de la virgen para que se construya un templo monumental diciendo "quiero estar en la ribera del Paraná".
Desde octubre de 1984 se comenzó a hablar de curaciones milagrosas y el recuerdo de la pastoral social y comprometida de Ponce de León ni siquiera formaba parte de los dichos oficiales de la iglesia nicoleña.
El 25 de agosto de 1985, la municipalidad de San Nicolás donó el terreno y el 25 de febrero de 1986, el vicario general Roberto Mancuso, el mismo que no reclamó las carpetas que llevaba Ponce de León en julio de 1977, encabezó la primera procesión hacia el campito.
El mismo lugar que hasta el día del asesinato de Ponce de León sirvió de escenario para la construcción de una bloquera llamada “A pulmón” y que contaba con el impulso del obispado y su pastoral.
En el mismo lugar del intento de la construcción del reino de los cielos a través del compromiso con el prójimo para crear una sociedad con justicia social, se instaló un templo para que la gente, en forma individual, rece por su salvación personal sin participar en ninguna lucha para oponerse a la flagrante exclusión social.
Todo un símbolo el “campito de la Virgen”.
En setiembre de 1985, el arzobispo nicoleño, Domingo Castagna fue el que se puso a la cabeza de la segunda procesión.
El 8 de octubre de 1987 se firmó el contrato con la empresa constructora "Gerlach & Campbell", al mismo tiempo que se difunden listas de curados milagrosamente.
El Vaticano prometió investigar los milagros y en contraposición, jamás emitió una sola línea con respecto a la muerte de Ponce de León.
En el año 1991, Somisa dejó de formar parte del estado argentino y pasó a integrar el patrimonio del poderoso grupo Techint.
Más de 8 mil despidos y 174 millones de dólares en indemnizaciones y retiros voluntarios que sirvieron de anestesia social para los obreros metalúrgicos.
El padre Damico pasó de ser un cura obrero a un sacerdote sanador que no da abasto para asistir a miles de casos individuales de todo el país.
La secuencia de los hechos en San Nicolás es una síntesis de la historia social del país y de la región: sacerdotes comprometidos ?movimiento obrero organizado ? terrorismo de estado ? ajuste ? milagros individuales ? anestesia social ? olvido y silencio promovidos desde la jerarquía misma.
De allí que la construcción de la verdad histórica, la búsqueda de justicia y la recuperación de los sueños colectivos servirán para un futuro mejor, en el que los mercaderes dejarán de violentar el templo de la vida cotidiana de los argentinos.
http://argentina.indymedia.org/news/2003/10/138158.php