Testimonio sobre los aportes que nos trae Inés de la Verdadera Vida en Dios
Hasta el 1996, viví a Ginebra (Suiza), a unos cincuenta kilómetros de la región de Lausana, en donde vivía Vassula en esa época. Soy católica de nacimiento y siempre quise vivir una vida fiel al Evangelio. Cuando vivía en Ginebra era muy activa en mi parroquia, en la cual era catequista benévola mientras terminaba mis estudios universitarios.
Entre los años 1993-94, mi director espiritual me presentó a la Sra. G., que apoyaba activamente a Vassula. La Sra. G. fue la primera persona que me habló de Vassula y me dio el primer libro de los mensajes. También me invitó a la conferencia que estaba por dar Vassula en el Consejo Ecuménico de las Iglesias (CEI) con sede a Ginebra.
Los mensajes de la
Verdadera Vida en Dios (VVD) me parecieron un poco extraños, pero como nunca había leído revelaciones privadas, mantuve un espíritu abierto. Después de la conferencia de Vassula en el CEI, me sentí entusiasmada y compré más libros. Leyendo los mensajes, por primera vez sentí que Dios me amaba verdaderamente (el principal tema del primer libro es el Amor de Dios).
Pedí a Dios que me diera una señal. Como había asistido a la conferencia con mi madre, le recé a Dios para que me confirmara la autenticidad de los mensajes a través de ella; y ella lo hizo. Inmediatamente después de la conferencia, mi madre se manifestó positivamente impresionada por Vassula. Sin embargo después de leer los libros se volvió escéptica. Pese a ello en ese momento, yo no consideré ese cambio de opinión como haciendo parte de la respuesta de Dios... (Ya no le pido más a Dios que me dé señales; no porque Dios no responda - siempre responde a las oraciones - sino porque tenemos tendencia a ver señales por todos lados y a interpretarlas como queremos...)
Me volví rápidamente dependiente de los mensajes. Por "dependiente" quiero decir que sentía la necesidad de leerlos todos los días. Empecé a creer que la voluntad de Dios era que leyera y difundiera los mensajes. La Sra. G. me había dado unos 20 libros para distribuir entre mis amigos. Inmediatamente me puse a difundir los mensajes. Nunca había hecho una cosa semejante. Los mensajes repiten constantemente que la única cosa que Dios nos pide es la difusión de los mensajes de la VVD, y a través de ellos, el mundo se salvará.
En esa época, también era miembro activo de una asociación de lucha contra la pornografía adulta e infantil. Siempre lo había considerado un deber cristiano, pero después de leer la VVD, me pareció un trabajo fútil, y empecé a faltar a las reuniones de la asociación para tener mas tiempo disponible para la difusión de los mensajes. Ya no leía el Evangelio porque había llegado a creer que los mensajes eran superiores a la Biblia ya que en ellos JESUS nos hablaba AHORA.
Como lo descubrí rápidamente, la mayoría de las personas que leían los mensajes sentían lo mismo. La Sra. G. me dijo en una ocasión que leía los mensajes todos los días, y cuando tenía un poco de tiempo libre a disposición, lo usaba para leer de nuevo el primer volumen de mensajes.
Después de 3-4 meses de leer la VVD, mi comportamiento había cambiado lo suficiente para que mis padres lo notaran. Me había vuelto incapaz de soportar la más mínima crítica de Vassula, y tenía frecuentes y terribles discusiones con mi madre. Me había vuelto también muy sensible a cualquier cosa y lloraba frecuentemente. Me sentía culpable cuando me faltaban las ganas de leer los mensajes. No miraba más la televisión, ni leía novelas como lo hacía antes. Cuando tenía la posibilidad de irme de vacaciones, trataba siempre de elegir un convento para un retiro espiritual (con mis libros de la VVD, por supuesto). Aceptaba las invitaciones de amigos, solo cuando pensaba tener la oportunidad de difundir los mensajes.
Al cabo de 8-9 meses de leer la VVD, mi madre me desafió a pasar un día entero sin leer los mensajes. Le contesté que podía pasar un mes entero sin leerlos. Y lo hice. Me sentí culpable y me parecía escuchar una voz interna que me decía que actuando de esa forma, estaba desobedeciendo a Dios. Pero pensaba que no lo hacía porque creyera que los mensajes eran falsos, sino porque amaba a mi madre y era una forma de convencerla que la VVD era una cosa buena.
De todas formas, continué sintiéndome culpable durante todo ese período, pero no cesé de pedirle a Dios que me ayudara. Empecé a leer la vida de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, y su profundo misticismo fue sorprendentemente refrescante. También sentía alivio al no tener que leer la VVD todos los días (aunque no me gustaba reconocerlo).
Ya en la tercera semana de "abstinencia" de los mensajes, Dios me dio la fuerza y la claridad de mente para observar lo que me había ocurrido durante los últimos meses. Por primera vez dudé SINCERAMENTE de la autenticidad de los mensajes y le pedí a Dios que me mostrara la Verdad sobre la VVD.
Al finalizar el mes de abstinencia, reanudé la lectura de los mensajes. Pero esta vez, las contradicciones entre la VVD y el Evangelio me saltaban a los ojos. Llegué a un punto en que dejé de leer la VVD. Menos de un año después la primera Notificación fue publicada.
Como consecuencia de mi adhesión a los mensajes, experimenté sentimientos de culpabilidad y de angustia durante casi dos años, ya que a pesar de no creer en la autenticidad de los mensajes, había sufrido un lavado de cerebro para pensar lo contrario. Tenía la impresión de no poder fiarme de Dios, ni de la Iglesia, ni de mi misma. Me sentía profundamente traicionada por los sacerdotes que no me habían advertido o - peor - me habían alentado a leer los mensajes sin haberlos leído ellos mismos! (Mi director espiritual era uno de esos...). Continuaba preguntándole a Dios por qué había permitido que se me engañara de esa forma, cuando Él era lo único que yo buscaba.
Durante un tiempo experimenté la imposibilidad de rezarle a Jesús, porque los mensajes de la VVD (como cualquier otra falsa revelación) cambian la percepción que el alma tiene de la imagen y personalidad de Jesús. Cuando pensaba en "Jesús", la imagen que evocaba era la del Jesús-autor-de-la-VVD, que condena a todos aquellos que no creen en la autenticidad de los mensajes (a pesar de que la Iglesia enseña que las revelaciones privadas que no han sido aprobadas, no deben ser consideradas como auténticas, ni leídas, ni difundidas). Pero a través de la oración, Dios-Padre reinstauró en mí la Imagen de Su Hijo.
Concluiré diciendo que, habiendo experimentado una creencia incondicional en una revelación privada no-reconocida como la VVD, estoy en grado de testimoniar hasta qué punto puede destruir el alma. La VVD parecía no contener ningún error (algunos teólogos y sacerdotes creen en estos mensajes). Todo parecía fiel al Evangelio, a la enseñanza de la Iglesia, al Papa. Me parecía haber desarrollado una fe y un espíritu de oración más profundos. Pero todo estaba construido sobre la arena. Si la revelación privada no es auténtica, y a pesar de ello uno elige creer en ella, termina por destruirnos espiritualmente.
Esta experiencia me enseñó la importancia de escuchar las advertencias y recomendaciones de nuestra Iglesia. Me mostró también como la búsqueda frenética de lo sobrenatural y del prodigio, puede poner en peligro el alma y transformarse en una insidiosa sepulturera de la Fe. También me ayudó a comprender de una forma nueva las palabras de Jesús a San Tomás: Felices aquellos que creen sin haber visto (Jn 20, 29).
Tardé más de seis años para recuperarme totalmente de esta experiencia, (y había leído los mensajes durante solo ocho meses...). Sin embargo no lo lamento. Esta terrible desilusión y el sufrimiento que experimenté, fueron utilizados por Dios para mostrarme Su verdadero Amor por nosotros - el cual es incondicional - y me llevó espiritualmente a tener una Fe más profunda y auténtica, basada sobre la simplicidad del Evangelio y la confianza en Dios y en Su Iglesia.
Deseo agradecer desde el fondo de mi corazón a todos aquellos - familia, amigos y sacerdotes - que se ofrecieron como instrumentos en las Manos de Dios para ayudarme a atravesar ese momento doloroso de mi vida. Qué Dios los bendiga y proteja siempre.
Maria
http://mypage.bluewin.ch/cafarus/tligmytestimony_sp.htm