HOLA A TODOS.
ESTIMADOS HERMANOS, PIENSO QUE DEBEMOS ECHARLE OTRA OJEADA, A LAS DECLARACIONES DEL FINADO ERUDITO adventista DR. RAYMOND COTTRELL:
"La interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14 fue formulada sobre la base de lo que se conoce comúnmente como el método de textos de prueba en estudios bíblicos e interpretación, que interpreta los pasajes bíblicos en términos de lo que un lector moderno cree que significan. Este método (1) es altamente subjetivo, (2) entiende la Biblia desde la perspectiva cultural, histórica, y de historia de la salvación del lector moderno, (3) acepta la Biblia traducida como autorizada, (4) convierte en normativas las presuposiciones personales y de grupo para evaluar información y para (5) arribar a conclusiones.
Este método no requiere adiestramiento o experiencia especiales, y es seguido por una mayoría de ignorantes lectores de la Biblia. Desde el principio, la mayoría de los adventistas ha seguido este método, pero ningún erudito bíblico de reputación lo sigue en la actualidad.
Cuando Daniel 8:14 es estudiado mediante el método histórico, se vuelven evidentes unas serias fallas en la interpretación tradicional porque el método histórico (1) aspira a ser tan objetivo como sea posible, (2) se esfuerza por entender la Biblia como los varios escritores se proponían que se entendiera lo que ellos escribieron y como los lectores originales la habrían entendido desde su perspectiva cultural, histórica, y de historia de la salvación; (3) considera como normativas las palabras, las formas literarias, y las afirmaciones según su significado en el idioma original; (4) se esfuerza por evaluar la información objetivamente, y (5) basa sus conclusiones en el peso de la evidencia. Este método requiere o bien adiestramiento especial en idiomas bíblicos y la historia y el entorno de la antigüedad o bien en la dependencia de material fuente preparado por personas que tengan tal adiestramiento.
Desde más o menos 1940, la mayoría de los eruditos adventistas han seguido este método.
Desde aproximadamente 1970, un híbrido de estos dos métodos, conocido como el método histórico-gramatical , ha alcanzado popularidad limitada entre eruditos Adventistas del Séptimo Día y el pueblo laico, y apoyo principal entre los administradores de la iglesia. ¿Por qué? Este método consiste de procedimientos históricos bajo el control de presuposiciones y principios de textos de prueba, que le permiten proporcionar un aparente apoyo erudito para conclusiones tradicionales. Es altamente subjetivo, aspira a dominar y a su tiempo controlar todo el estudio de la Biblia por parte de los Adventistas, y ha controlado más o menos la política doctrinal de la Conferencia General durante los pasados treinta años.
Emulemos la sinceridad y diligencia de nuestros antepasados espirituales en su estudio de la Palabra de Dios. No tenemos ninguna razón válida para criticarles a causa de las fallas que encontramos en su manera de entender la Biblia.
Recordemos que ellos hicieron lo mejor que pudieron al estudiar la Biblia con el método de textos de prueba, el método generalmente aceptado en aquel tiempo. Ellos no tenían acceso a los manuscritos antiguos más precisos que tenemos hoy día, ni nuestro conocimiento de los idiomas hebreo y griego antiguos, ni la historia de los tiempos antiguos.
Al tomar nota de las fallas en su interpretación tradicional de Daniel 8:14, podemos sentirnos agradecidos por su dedicación, construir sobre sus esfuerzos, y ser fieles en nuestro tiempo como ellos lo fueron en el suyo, de la mejor manera que es nuestro privilegio tener.
-Cuatro Equivocaciones en la Traducción de la Versión KJV Que Indujeron a Error a los Pioneros Adventistas:
Cuatro grandes errores de traducción en Daniel 8:14 y 9:25-26 en la versión KJV, de los cuales tanto William Miller como los pioneros adventistas obviamente no tenían conocimiento, les extraviaron inadvertidamente.99
En la versión KJV, Daniel 8:14 dice: "Hasta dos mil y trescientos días; luego el santuario será purificado". Aquí y en el capítulo 9, la KJV refleja erróneamente el texto hebreo de Daniel en cuatro puntos específicos. En el texto hebreo original y en la New Revised Standard Version (NRSV) dice: "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será restaurado a su estado legítimo".
La palabra hebrea para "días", yamim, no aparece en el texto hebreo de 8:14, que dice simplemente erev boquer, "tarde mañana". "Días" es la interpretación, no la traducción. Cuando Daniel quería decir "días", consistentemente escribía "días", yamim.
Dondequiera que aparecen las palabras erev y boquer en un contexto del santuario (como en 8:14), se refieren, sin excepción, a los servicios de culto de los sacrificios o a algún otro aspecto del santuario y sus servicios rituales.
Estos sacrificios se ofrecían tamid, "regularmente", al final de cada tarde antes de la puesta del sol, y temprano cada mañana, después de la salida del sol. Véase, por ejemplo, Éxodo 29:38-42 y Números 28:3-6. Algunas veces, erev precede a boquer en vista de la costumbre hebrea de iniciar cada día a la puesta del sol, refiriéndose erev específicamente a la luz menguante del día asociada con la puesta del sol, y boquer a la creciente luz del día asociada con la salida del sol, no a las porciones de oscuridad y de luz de un día de 24 horas.
La interpretación tradicional considera a erev boquer, "tarde mañana", un término compuesto que significa un día de 24 horas. Pero, según el versículo 26, haerev we haboquer, "la tarde y la mañana" son entidades separadas, como lo requiere el artículo definido repetido.
Tanto la pregunta del versículo 13 como la respuesta del versículo 14 se enfocan sobre el santuario y el tiempo durante el cual el continuo sacrificio (tamid) fue prohibido. En consecuencia, en el versículo 14, erev boquer debe entenderse, en un contexto de culto del santuario, específicamente con referencia al continuo sacrificio (tamid).
Nótese también que la pregunta del versículo 13, para la cual el versículo 14 es la inspirada respuesta, se refiere a por cuánto tiempo sería "pisoteado" el tamid, el "continuo sacrificio" ya mencionado en el versículo 11. En lugar de tamid en el versículo 13, sin embargo, el versículo 14 tiene la expresión erev boquer, llamando la atención, por lo tanto, al hecho de que ambos son términos sinónimos para la misma cosa, los servicios sacrificiales de tarde y mañana. En realidad, ambos términos ocurren juntos en los pasajes mencionados más arriba con respecto a los dos servicios diarios de culto.
(En 8:11 y 14, la NRSV añade - correctamente - "sacrificio" al tée;rmino "regular", tamid, en reconocimiento del hecho de que tamid se refiere a los sacrificios diarios o regulares).
La palabra tamid, "continuo (continuamente)", "diario (diariamente)" ocurre 104 veces en el Antiguo Testamento, 51 veces en relación con el ritual del santuario, 53 veces en otros contextos. Más de la mitad de las 51 ocurrencias relacionadas con el santuario se relacionan con el sacrificio continuo (32 de las 51 veces); y 19 veces con el pan de la proposición, la lámpara, la ofrenda de harina, y otros aspectos del santuario y su ritual.
La palabra hebrea nitsdaq nunca significa "purificado", como la traduce la KJV. Nitsdaq es la forma pasiva del verbo tsadaq, "estar recto", y significa "ser puesto recto", o como la traduce la NRSV, "ser restaurado a su legítimo estado". Si Daniel hubiese querido decir "purificado", habría usado la palabra taher, que sí significa "purificado" y siempre se refiere a la purificación ritual, en contraste con tsadaq, que siempre lleva la connotación de rectitud moral.
En la KJV, "el Mesías Príncipe" de Daniel 9:25 y el "Mesías" del versículo 26, respectivamente, constituyen una interpretación, no la traducción, del texto hebreo. El texto hebreo dice "un ungido, un príncipe" o "un príncipe ungido" en 9:25 y "un ungido" en el versículo 26. Al hacerlo, la KJV comete el doble error de: (1) traducir el hebreo indefinido como definido, y (2) identificar arbitrariamente al príncipe ungido como Cristo Jesús.
Este doble error automáticamente indujo a los pioneros adventistas a otro error, de más bulto, en el versículo 27, que consideramos más abajo.
Por supuesto, la palabra inglesa "messiah" translitera con exactitud el messias griego, que a su vez translitera la palabra hebrea mashhiach, y la palabra inglesa "Christ" traduce correctamente la palabra griega messias. Pero los traductores de la KJV no tenían ninguna razón legítima para traducir el indefinido hebreo como definido e identificar como Cristo Jesús al príncipe ungido de Daniel 9:25 y 26.
La traducción, en la KJV, de "siete semanas, y sesenta y dos semanas" de 9:25, que implicaban un total de sesenta y nueve "semanas" entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y la venida del Mesías Príncipe, falsifica bárbaramente la sintaxis hebrea del versículo 25.
La sintaxis hebrea requiere que el período de siete semanas sea el tiempo entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y el "príncipe ungido" al que se refiere, y que las "sesenta y dos semanas" se refieran a la duración de los "tiempos angustiosos" durante los cuales la "plaza" y el "muro" permanezcan levantados antes del malvado "príncipe que ha de venir" del versículo siguiente.
La NRSV traduce correctamente la sintaxis hebrea del versículo 25: "... habrá siete semanas; y por sesenta y dos semanas [Jerusalén] será reconstruida ...". El versículo 26 confirma el hecho de que las siete semanas y las sesenta y dos semanas son dos períodos de tiempo distintos, no un solo período de tiempo compuesto. El lenguaje hebreo a través del Antiguo Testamento confirma esta conclusión.
Los que formularon la interpretación adventista tradicional de Daniel 8:14 fueron inducidos a equivocación por estos cuatro errores en la KJV. Si hubiesen trabajado directamente con el texto hebreo de Daniel, o una traducción inglesa exacta, nunca habrían inventado la interpretación adventista tradicional.
Su segundo error fue adoptar la interpretación de día por año de la profecía bíblica. Ese pseudo-principio, inherente a la interpretación historicista de la profecía bíblica, fue inventado en el siglo noveno por el erudito judío Nahawendi como un dispositivo para hacer que las profecías de Daniel fuesen relevantes para su tiempo.
Posteriormente, los eruditos católicos lo adoptaron y lo usaron hasta que ciertos otros eruditos católicos, y más tarde los protestantes, basaron en él su identificación del papado como el anticristo de la profecía bíblica.
Más tarde, los católicos romanos abandonaron el principio de día por año, mientras que los protestantes lo conservaron como prueba de que Roma era "Babilonia".
Baste observar aquí que no existe base bíblica en lo absoluto para este así llamado principio".