A TODO EL FORO:
Cita de Bvicente
Estimados foristas, desde hace un buen tiempo, yo decidì ignorar totalmente a este sectario abusador del adventismo, debido a su marcada irracionalidad, agresividad y poco respeto por la verdad....
NO ME INTERESA LA MAS MINIMA RELACION CON ESTE FABULADOR, PERO PARA BENEFICIO DEL FORO, VOY A RESPONDER SUS ASERTOS MENTIROSOS SOBRE EL TEMA EN CUESTION, EN LA FORMA QUE CREO CONVENIENTE PARA LOS DEMAS FORISTAS Y PASO POR PASO......
Y VOY A COMENZAR POR PONER ALGO DE LO QUE ENCONTRÈ EN INTERNET, SOBRE EL "CALENDARIO JUDIO".....LO CUAL IREMOS DILUCIDANDO POCO A POCO, YA QUE EL ASUNTO ES BIEN AMPLIO.....PERO, ESTA LECTURA NOS DARÀ UNA IDEA DE LO QUE ESTAMOS ACOMETIENDO.....
1RA PARTE:
".....Por supuesto, tenga en cuenta que el calendario judío sigue a la Luna: "Rosh Chodesh," ("principio del mes"), el primer día del mes siempre cae en la Luna Nueva, el momento en que la posición de la Luna en el cielo transcurre por la del Sol. Después de esto podemos ver una Luna creciente, justo después del ocaso.
La Luna necesita algo más de 27 días para trasladarse alrededor nuestro, pero entretanto el Sol también cambia su posición en el cielo; cada año circunvala completamente el cielo. Luego la Luna necesita unos 2 días más en alcanzar al Sol y eso ocurre en 29 días, 12 horas, y 44 minutos y una fracción, para ir desde una Luna nueva a la siguiente.
Así la mayoría de los mese judíos alternan entre 29 y 30 días, el primer Adar, 30 días, el segundo Adar, 29, Nissan, 30, Iyar, 29, Sivan, 30 y así sucesivamente, excepto Cheshvan y Kislev, en el otoño, que se ajustan teniendo en cuenta los 44 minutos y también otros ajustes.
Un ajuste importante de este tipo se aplica sobre el día de año nuevo, que se conoce como Rosh Hashanah ('principio del año'), nunca debe caer en domingo, miércoles ni viernes. Este se hace para prevenir que se adelante el Yom Kippur ("día de la expiación"), que es 10 días más tarde, para que no caiga junto al sabbath, porque dos días de descanso consecutivos podrían dificultar la correcta celebración de ambos, y también para evitar que el sabbath caiga en otro festivo que existe posteriormente en ese mes. De tal forma que, aunque parezca extraño debido a estos ajustes, el Rosh Hashanah con frecuencia NO cae en luna nueva. ¡Este es precio que hay que pagar por los festivos!
Existe una música extraña en los nombres de los meses judíos--Adar, Nissan, Iyar, Sivan, Tamuz, Av, Elul, Tishrey, Cheshvan, Kislev, Tevet, Shvat, las palabras tienen un sonido antiguo, claramente no hebreo. Y de hecho no son hebreas sino babilonias, de la tierra natal de Abraham. (Asimismo, las que llamamos "letras hebreas" son también babilonias, tomadas durante el exilio babilonio; los judíos, en los tiempos del Primer Templo, usaban un alfabeto completamente diferente.)
Si tiene en cuenta que los babilonios tenían una predilección especial por el sonido "U", encontrará que los nombres babilonios son muy similares...
El Comienzo del Año
¿Cuando comienza el año judío? La tradición, en esto, ha sido algo ambigua. Rosh Hashanah, el día del Año Nuevo judío, se celebra el primer día de Tishrey, pero la Biblia nunca lo llama "Rosh Hashanah," siempre es "Yom Hazikaron," el día del recuerdo.... Pero es interesante saber que el calendario babilonio tenía la misma ambigüedad. Allí también dos meses servían como pivotes, Nissan y Tishrey. Quizás uno era el comienzo del año religioso y el otro el del año impositivo, dado que en el mes de Nissan comenzaba la recogida y en el de Tishrey la cosecha estaba toda hecha, quizás databan a períodos o localidades diferentes o quizás el año estaba dividido en dos partes de 6 meses. Solo se puede especular.
Siguiendo con el Sol y la Luna
Si el calendario siguiese solo a la Luna, pronto estaría fuera del ritmo de la estaciones, ya que estas siguen el ciclo del Sol, las festividades se desplazarían y podría celebrarse la Pascua en el otoño, el Rosh Hashanah (Año Nuevo) en la primavera o el Chanukkah en el verano. Esto es lo que ocurre en el Calendario Musulmán, que solo sigue a la Luna.... Pero los antiguos babilonios encontraron la forma de seguir al Sol y la Luna. Sus sacerdotes fueron excelentes astrónomos, ayudados, sin duda, por los cielos claros de un país situado en el borde del desierto.
... En el siglo IX a.C., después de siglos de observaciones los astrónomos babilonios sacaron la conclusión de que en un ciclo de 19 años de 12 mese lunares cada uno, si se añadían 7 mese más, se volvía casi exactamente a la misma estación.
A este sistema se le conoce hoy en día como el ciclo Metónico, debido a que fue el astrónomo griego Meton el que lo introdujo en Atenas en el año 432 a.C. Sin embargo, los babilonios ya lo conocían al menos 400 años antes. Los chinos también han usado este sistema y el calendario judío hace lo mismo.
Luego, ¿como saber que año tiene un segundo mes de Adar? Simple: en cada ciclo de 19 años, los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19 son años bisiestos. Esta secuencia de 19 años es conocida como el "machzor," que significa "ciclo" en hebreo. En el calendario universal estamos ahora en el Y2K (Año 2000), un año especial de milenio, pero aún recuerdo que en 1940 ó 1941, cuando tenía 9 años de edad, el maestro nos decía que el año 5700 era especial, debido a que marcaba con exactitud 300 ciclos desde la creación del mundo, de acuerdo con el calendario judío.
Así, 3 veces 19 es 57, 300 veces 19 es 5700 y el año 5757 completará 303 ciclos. Ahora estamos en el año 5760, 3 años dentro del ciclo número 304, por lo que, con la regla que asigna meses extra a los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19, es un año bisiesto. Y el mes adicional es Adar, debido a que es el mes 12º y último. Los antiguos babilonios también añadían un 2º Adaru, aunque a veces añadirán en su lugar un 2º "Ululu" justo antes del día que comenzaba el Rosh Hashanah (Año Nuevo).....Podríamos seguir sin parar.
Exactitud
No he tocado, para nada, nuestro calendario civil, por el que este mes de febrero del año 2000 es un mes bisiesto muy especial, establecido para conseguir un ajuste fino del calendario. En el día de ayer, 11 de febrero, nació George Washington en 1732, el 11 de febrero en el estilo antiguo. Pero en 1751 se adelantó 11 días el calendario, para ajustar los 17 siglos de desconocimiento de un ajuste fino, por lo que ahora América celebra el día nacimiento de Washington el 22 de febrero.
El calendario judío es mucho más exacto que el calendario antiguo usado cuando nació Washington. Aún así, durante los 3500 años, más o menos, que han pasado desde el éxodo desde Egipto, se ha desplazado unas dos semanas. De acuerdo con la Biblia, el éxodo tuvo lugar en el equinoccio de primavera, alrededor del 21 de marzo, y ahora la Pascua es unas dos semanas más tarde.
Sin embargo, mientras se use un calendario que intenta mantenerse con el Sol y la Luna, no podremos hacer nada, excepto quizá esperar unos cuantos miles de años más y saltarse un mes bisiesto completo".
SEGUNDA PARTE:
"El calendario judío y las variantes sectarias del período intertestamentario y de la era cristiana, no interesan a los efectos de nuestro estudio. Pero en la Mishnah, y después en la Gemara, escritas en los primeros siglos de la era cristiana, encontramos unas pocas informaciones en cuanto al calendario judío hacia fines del siglo II DC y en épocas posteriores, mayormente en la forma de tradiciones relacionadas con costumbres anteriores.
En la Mishnah se encuentra la narración del examen de testigos ante el Sanedrín para determinar la aparición de la luna nueva y el anuncio del nuevo mes mediante señales de fuego.
Las preguntas que se hacían en cuanto a la forma exacta de la luna nueva parecen indicar que no se tomaba en cuenta la primera creciente apenas visible, sino la fase posterior (en forma de "cuerno"), lo cual sugiere que pudo haberse computado un intervalo mayor entre conjunción y creciente.
Según otras preguntas, parece que los examinadores no buscaban tanto información como confirmación de conocimientos ya obtenidos mediante cálculos. Ciertamente los rabinos indican que aún se seguía el procedimiento de observar detenidamente la luna nueva mucho después de haberse conocido los principios científicos que posibilitaban el cálculo de la luna nueva.
En los argumentos talmúdicos, muchos de los cuales indudablemente datan hasta del siglo V DC, se aplican erróneamente conceptos posteriores a tiempos anteriores; por lo tanto, deben emplearse con cautela estas enseñanzas tradicionales contradictorias.
Por ejemplo, la suposición de que el 16 de Nisán casi podía haber coincidido con el equinoccio de primavera, se opone a las realidades de la cosecha de la cebada y a la evidencia de los documentos del período postexílico. Las referencias tradicionales a la luna llena de pascua pueden indicar esfuerzos hechos para estabilizar el mes en relación con la luna llena, al menos en Nisán, aunque los papiros del siglo V AC no insinúan siquiera esto.
Es muy probable que en el período del segundo templo los meses se hubieran regulado, al menos en parte, mediante elementos ajenos a la simple observación de mes en mes, pero por las fuentes que ahora poseemos no se puede estar seguro de cuándo habrá comenzado tal cómputo y hasta qué punto fue usado.
Finalmente, después de la destrucción de Jerusalén por los romanos, y la dispersión y persecución de los judíos bajo emperadores posteriores, tuvo que abandonarse la práctica de regular el calendario desde Jerusalén. Se adoptó entonces un esquema arbitrario, a fin de que los judíos de todos los países pudiesen computar las fechas de las fiestas sagradas de un modo uniforme. Desde entonces los judíos en Babilonia o en cualquier otro lugar pudieron regular el calendario por medios artificiales, independientemente de la cosecha de la cebada en Judea o la aparición de la Luna en Jerusalén.
Una vez se pensó que el calendario hoy existente no había cambiado desde el siglo IV, pero ahora la mayor parte de las autoridades en la materia creen que la reforma fue un proceso gradual, ocurrido en el transcurso de varios siglos, la cual incorporó antiguas tradiciones y posteriores perfeccionamientos.
Algunas de las disputas medievales entre los rabinos que abogaban por un calendario fijo y los caraítas que procuraban mantener la regla de la observación y de la cosecha de la cebada, indican que se mantenía aún vivo el problema del calendario. La sucesión que ahora usa el calendario judío, con 7 años de 13 meses en cada ciclo de 19 años y la numeración de los años a partir de una supuesta era de la creación, no fue adoptada por los judíos hasta la Edad Media.
Puesto que da lugar a equívocos, debe explicarse que la Biblia no da ninguna indicación de que el año profético* de 12 meses de 30 días hubiese tenido relación alguna con el año calendario hebreo.
Existen algunas pocas antiguas tradiciones que dicen que antes el año tenía 360 días. No queda claro si esto es meramente un reflejo del año solar egipcio, descontando los 5 días adicionales al final, o si se refiere a un auténtico año de 360 días que no armonizó nunca ni con la Luna ni con las estaciones. Pero no hay hechos sólidos sobre los cuales basar tal método de cómputo, y de ninguna manera se lo puede atribuir a los hebreos, quienes siempre parecen haber relacionado el mes con la luna nueva.
La mención de un período de 150 días durante el diluvio, que parece haber correspondido con 5 meses, no significa necesariamente que el calendario antediluviano conocido por Noé tuviese meses uniformes de 30 días cada uno.
También se ha interpretado que el período indica un año lunar desacostumbrado o un año solar de 365 días (ver La cronología del diluvio). Sea como fuere, nada tiene que ver con el calendario lunar usado mucho después por los hebreos.
Es imposible hacer armonizar un año de 360 días y meses de 30 días con los meses medidos por la Luna. Por la misma naturaleza del caso, un año o un mes profético, donde está implicado el principio de día por año, debe contener un número fijo de días simbólicos si se ha de conocer la duración del período. Un período profético tal no puede basarse en un calendario lunar cuyos meses y años son variables. Puede entenderse un cómputo de meses teóricos de 30 días cada uno, y a la verdad esto resulta lógico, pues en tiempos posteriores las expresiones judías implican que el mes debía tener 30 días.
Los judíos hablaban de dos tipos de meses: el "completo", de 30 días, y el "hueco", o deficiente, de 29 días. Es posible, aunque de ello no hay evidencia, que los hebreos hubieran usado para el comercio un mes teórico de 30 días, como lo hicieron los babilonios. Aún hoy calculamos los intereses de una suma de dinero como si los meses tuviesen todos 30 días, aunque ya se sabe que no todos los tienen.
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No se da directamente en la Biblia la duración del año ni del mes proféticos, pero ello puede deducirse de varios períodos proféticos que son equivalentes. Ya que en estas profecías 3 1/2 tiempos corresponden con 1260 días (Apocalipsis 12: 6, 14), y 42 meses son también 1260 días (Apocalipsis 11: 2, 3), deben ser períodos de igual duración. Puesto que los 42 meses son 3 1/2 años, los 3 1/2 tiempos deben ser también 3 1/2 años. Además, ya que los 3 1/2 años y los 42 meses equivalen a 1260 días, es evidente que un año de este tipo tiene 360 días, y un mes, 30.
Muchos de los que escribieron sobre profecía, en el siglo XIX, creyeron que el año profético de 360 días era el año calendario judío, pero no entendían la naturaleza del calendario lunar usado por los hebreos. No deberían citarse tales afirmaciones anticuadas. El mes y el año proféticos se basan en la Biblia misma".
3RA PARTE:
Tenemos escasas informaciones en cuanto a los meses judíos antes del exilio babilónico.
Había 12 meses (1 Reyes 4:7), pero no conocemos sus nombres, fuera de los del 1er mes, Abib (Éxodo 13:4; 23:15; 34:18; Deuteronomio 16:1), el 2.º, Zif (1 Reyes 6:1), el 7.º, Ethanim (1 Reyes 8:2), y el 8.º, Bul (1 Reyes 6:38).
Estos eran indudablemente nombres cananeos. Se han hallado inscripciones fenicias que mencionan los nombres Ethanim y Bul. No es de sorprender, puesto que el hebreo y el cananeo eran idiomas muy similares. Antes del exilio, la Biblia se refiere más a menudo a los meses por número que por nombre (Éxodo 12:2; 16:1; 19: 1; 1 Reyes 12:32; Jeremías 28:1; 39:2).
Los hebreos heredaron los elementos del calendario de sus antepasados semíticos, quienes desde tiempos inmemoriales habían calculado sus meses según la Luna.
Suponemos que para Abrahán, como también para sus vecinos mesopotámicos de Ur, cada nuevo mes, y en consecuencia el primer día del mes, comenzaba con la aparición de la luna nueva al atardecer, y sus descendientes no tendrían por qué cambiar su práctica.
Aun mientras estuvieron en Egipto, no hubo necesidad de que abandonasen su día, que computaban de atardecer a atardecer, ni su mes lunar, para adoptar el calendario solar egipcio de 365 días, porque estos barbudos pastores semitas, que eran abominación para los egipcios, vivían aparte en Gosén siguiendo sus propias costumbres......Pero también es posible que se hubieran confundido en cuanto a cuál de las lunas nuevas debía marcar el comienzo del año calendario. Si acaso habían retenido el método de añadir periódicamente un mes, como lo hacían en Mesopotamia los babilonios y los asirios, no tenemos de ello registro. En verdad, esta práctica no se menciona en la Biblia, aunque es evidente que está implicada en el calendario mosaico.
Ya sea porque no sabían cuándo debía comenzar el año, o para apartarlos del culto pagano relacionado con el año cananeo que comenzaba en otoño [del hemisferio norte], Dios les señaló definidamente el mes de primavera cuando debían comenzar a computar el año.
Poco antes del éxodo le dijo a Moisés: "Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero de los meses del año" (Éxodo 12:2).
No hubo ninguna codificación sistemática del calendario, pero las leyes civiles y ceremoniales dadas mediante Moisés contienen referencias ocasionales a los elementos del calendario.
Ya que se conoce el calendario egipcio de este período, puede ubicarse el equivalente juliano de la fecha egipcia. Aunque se desconozca el año, puede derivarse del sincronismo de la fecha lunar con la solar, porque la fecha lunar, que se desplaza al menos 10 días en un año, sólo puede concordar con la fecha solar egipcia aproximadamente una vez en 25 años. En esta forma estos papiros de doble fecha pueden fecharse según el calendario juliano AC. Usando estas fechas establecidas como puntos de referencia, puede reconstruirse la tabulación del calendario judío usado en Egipto durante buena parte del siglo V, con un mayor grado de precisión de lo que puede lograrse con el calendario babilónico, aunque puede bosquejarse este calendario con aproximación, durante un período mucho mayor.
Puesto que las fechas de muchos de estos papiros pueden fijarse con una variación máxima de un día, en cada caso se conocen las fechas de todo ese mes con la misma precisión. Existe la posibilidad de la discrepancia de un día, o acaso dos, en la fecha exacta de los otros meses de ese año, si el comienzo del mes dependía aún de la observación de la Luna. El tiempo de la luna nueva astronómica, es decir de su conjunción, puede calcularse en base a tablas lunares modernas para cada uno de estos meses, pero varía el intervalo entre la conjunción invisible y la luna nueva visible. Si deseamos ubicar las fechas de los antiguos meses judíos, podemos computar por tablas astronómicas el momento de la conjunción en cualquier año de la antigüedad, y calcular el primer día del nuevo mes tomando en cuenta la hora de la conjunción, según la hora de Jerusalén y la velocidad angular de la Luna. Pero nunca podemos estar seguros de haber logrado reconstruir con precisión ese antiguo año calendario según se empleaba entonces, porque no podemos estar seguros de conocer todos los factores variables en la observación de la creciente, ni tampoco sabremos si durante el período comprendido por los papiros arameos de Elefantina se computaba el año por cálculo o por observación.
R.A. Parker y W. H. Dubberstein¹ han reconstruido un bosquejo de la cronología babilónica, comenzando en 626 AC. En esa monografía han publicado tablas babilónicas de calendario que abarcan varios siglos, basadas en ciertas fechas fijas y ciertos registros documentales de la intercalación del 13er. mes, y reforzadas por fechas computadas. Estas tablas son muy útiles como aproximación. Los autores admiten que no existe total certeza en cuanto a la ubicación del 13er. mes intercalado, lo que permite un error de un día de más o de menos en algunos de los meses. Esta sería una aproximación aceptable para la reconstrucción de un antiguo calendario lunar.
Ya que hay tantos elementos variables implicados en la ubicación del primer día del mes, la de los días restantes de cada mes tiene la misma inseguridad. En consecuencia, la luna llena (que puede ubicarse exactamente por cómputo astronómico) no siempre ocurre en el mismo día del mes lunar. En el período de estos papiros variaba entre el día 13 y el 15 del mes.
Aun en los casos en que un antiguo documento fije, sin lugar a dudas, una fecha lunar o una serie de fechas, no puede reconstruirse el calendario más allá de ese mismo año sin que exista la posibilidad de errar por un mes, a menos que se conozca la ubicación del 13er. mes. No fue sino en el siglo IV AC cuando los babilonios regularizaron la intercalación de los 7 meses adicionales dentro del ciclo de 19 años. No sabemos si los judíos siempre intercalaron el mes a intervalos regulares.
Sin embargo, cuando existen antiguos documentos, podemos tener relativa certeza. Si tenemos tablillas babilónicas que nos indican que determinado año tuvo 13 meses, los meses del calendario de ese año babilónico pueden identificarse con razonable seguridad. Y si tenemos un sincronismo que identifique un día de un mes lunar dado con el día de un calendario conocido, como ocurre en el caso de los papiros de doble fecha de Egipto, pueden incluso conocerse los días de ese mes. Por esta razón, durante un buen período del siglo V AC puede reconstruirse con precisión aproximada el calendario judío usado por los autores de estos papiros. Tal calendario, ha sido reconstruido por Lynn H. Wood y Siegfried H. Horn, ² y muestra el primer día de cada mes judío del 472 al 400 AC.
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¹ Parker, Richard A., y Dubberstein, Waldo H. Babylonian Chronology, 626 B.C.-75 A.D. 2d ed., Providence, R. 1.: Brown University Press, 1956. 47 págs. Contiene una tabulación del primer día de cada mes del calendario babilónico durante este período, según cálculos hechos con las tablas de la luna nueva, que indican los meses intercalados (decimoterceros) que se conocen por aparecer en antiguos documentos. Es útil la presentación aproximada de las fechas del calendario lunar de Babilonia, aunque existe la posibilidad de un error de un día en algunos meses debido a ciertos factores dudosos.* Además, al usar estas tablas babilónicas para determinar fechas relativas a Palestina, es posible encontiar a veces dos clases de discrepancias: (1) un día de diferencia, si el cuarto creciente podía verse en Jerusalén un día antes que en Babilonia debido a la diferencia de longitud; y (2) sin mes de diferencia si el decimotercer mes no se insertaba siempre al mismo tiempo en los calendarios babilónico y judío.
* Al calcular el tiempo exacto de una conjunción que ocurrió hace tantos siglos, existe una cierta incertidumbre inevitable causada por variaciones en los movimientos de la Luna en relación con la Tierra. Esta incertidumbre ha sido estimada de diversas maneras por los astrónomos: en dos o tres horas, o más a menudo, en unos pocos minutos. Este es un alto grado de exactitud, pero una diferencia aun de pocos minutos, si ésta desplaza los primeros momentos en que se hace visible el cuarto creciente para colocarlo antes o después de la puesta de la luna, puede determinar que el primer día del mes lunar sea un día antes o un día después de lo calculado.
² Horn, Siegfried H., and Wood, Lynn H. The Chronology of Ezra 7. 2d ed. rev. Washington: Review and Herald, 1970. 192 págs. Esta obra que versa en primer lugar sobre otro tema, contiene capítulos sobre "Antiguos calendarios civiles", "El calendario hebreo preexílico" y "El calendario judío postexílico", como también una detallada explicación de las fechas de los papiros de Elefantina. Aunque trata indirectamente del calendario, judío, presenta documentos y opiniones autorizadas en muchos puntos específicos que tienen que ver con este tema.
A fin de mantener la correlación del mes de Abib con la cosecha de la cebada, se hacía necesario intercalar ocasionalmente un 13er. mes, tan pronto como se hubiesen acumulado suficientes días de diferencia (cada dos o tres años), como para hacer que el primer mes llegase demasiado pronto para que el cereal estuviese maduro para la pascua.
Sirva de ilustración este ejemplo hipotético: los israelitas cruzaron el Jordán y celebraron la primera pascua en Canaán en la época de la cosecha (Josué 4: 19; 5: 10-12). Al año siguiente la fiesta habría ocurrido unos 11 días antes en relación con la época de la maduración del cereal; y al tercer año unos 22 días antes. Al tercer año (y con mayor razón en el cuarto), el 16 de Abib ya no habría caído dentro del tiempo de la cosecha de la cebada, y no habría podido ofrecerse una gavilla de grano maduro. Por lo tanto, en ese año el mes que hubiera tenido que ser el 1er mes del año habría sido un mes 13.º, más tarde llamado Veadar (Heb. wa'adar, literalmente, "y Adar"), un segundo Adar. A la siguiente luna nueva comenzaría Nisán*, para que en el día 16 hubiese ya cebada madura. No hay pruebas del uso del 13er. mes en tiempos de Josué, pero debe haber ocurrido algo así si los israelitas siguieron literalmente las instrucciones en cuanto a la gavilla mecida.
La tradición judía posterior nos informa que los sacerdotes responsables de hacer la decisión examinaban la cosecha en el 12.º mes, y cuando parecía que la cebada no estaría madura para el día 16 del mes siguiente, anunciaban que el siguiente mes sería llamado Veadar, y que el mes siguiente a este segundo Adar sería Nisán, el 1er mes.
Muchas autoridades sostienen que en todo el período bíblico el mes judío se basó en la observación directa de la Luna, y que la intercalación del segundo mes de Adar era determinada por la cosecha de cebada en Judea. Otros encuentran evidencia de que en el período postexílico se seguía un método arbitrario de calcular: un esquema regular de meses de 30 días y de 29 días, y el ciclo de 19 años. De todos modos, aún después de haberse introducido un sistema de calendario por cálculos regulares, es probable que lo hubieran controlado y regulado por las observaciones astronómicas durante mucho tiempo.
De esta manera los años instituidos en el éxodo comenzaban con Abib o Nisán, mes que se hacía coincidir con la cosecha de la cebada mediante la intercalación de un 13er. mes cada dos o tres años.
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* Ya que se ha introducido aquí Veadar como el nombre del 13er. mes, se empleará en adelante el nombre Nisán para el primer mes, como también los otros nombres de los meses adoptados de los babilonios después del exilio. La Biblia generalmente designa los meses por número y no menciona sino cuatro nombres preexílicos. A fin de evitar la dificultad de recordar dos nombres para cada mes, es mejor usar los nombres más conocidos usados por los judíos desde el exilio hasta el presente. Debe recordarse, sin embargo, que no se usaban estos nombres durante el periodo que estamos estudiando.
Cuando Ciro el persa conquistó Babilonia, no la incorporó a Persia bajo un gobierno provincial. Anexó el reino a su primer dominio y tomó el título de rey de Babilonia, además de su título como rey de Media y de Persia.
En Babilonia, los persas adoptaron el idioma y la cultura del país como también el calendario babilónico. Los sacerdotes babilonios, custodios del conocimiento astronómico acumulado a través de los siglos, y del sistema del calendario, prosperaron bajo la protección persa e hicieron nuevos progresos en la regulación del calendario.
De la misma manera, cuando Cambises, hijo de Ciro, anexó Egipto al Imperio Persa, dispuso que continuara el sistema de gobierno egipcio, pero se hizo coronar rey de Egipto. Entonces gobernó el país por medio de un gobernador que era nominalmente el virrey del "faraón" persa. Se retuvieron el sistema legal del país y el calendario egipcio.
En épocas posteriores, los romanos siguieron la misma política de permitir el uso de varios calendarios locales más antiguos en las provincias orientales, aunque finalmente en todo el imperio se ajustaron esos calendarios para que coincidieran con el año juliano de 365 días y 1/4 ; se conservaron los nombres habituales de los meses, pero se ajustó la duración de los mismos para que coincidiera con los meses romanos de 30 y 31 días.
Parece que bajo el gobierno persa en Egipto se preparaban los documentos de acuerdo con las leyes locales, y se los fechaba según el calendario del lugar.
Los papiros de Elefantina, con pocas excepciones, llevan la fecha del día y del mes egipcios, y el año de reinado del rey persa computado según el calendario solar egipcio (comenzado a partir del mes de Thoth). Esto era razonable, pues no se podía esperar que dos ciudadanos comunes que firmasen un contrato en Egipto pudiesen saber cuándo debían realizar el pago o cuándo vencería un contrato, si se daban las fechas de acuerdo con un calendario extranjero.
Pero los documentos en cuestión -los papiros de Elefantina- fueron redactados por judíos que vivían en una comunidad judía y que usaban su propio calendario, diferente del de Egipto. Por lo tanto, muchos de estos papiros llevan fecha doble, no sólo según el calendario oficial egipcio, sino también según el calendario judío.
Por ejemplo, uno de ellos está fechado "en el día 18 de Elul, es decir el día 28 de Pajons, año 15 del rey Jerjes". Esto significa que el documento fue firmado en un día que era el 18 del mes lunar judío de Elul y también el 28 del mes egipcio Pajons, en el año 15 del rey persa Jerjes.
Otro dice: "En el 24 de Sebat, año 13, que es el día 9 de Athyr, año 14 de Darío [II] el rey ". Aquí se dan dos años. En el calendario judío la fecha caía en el año 13, pero en el calendario egipcio ya había comenzado otro año. Por lo tanto, la misma fecha caía en el año 13 de Darío II, según el cómputo judío, y en el año 14 del mismo rey, según el cómputo egipcio.
Estas fechas dobles muestran que los diversos pueblos del Imperio Persa usaron sus propios calendarios, aunque bajo este imperio los egipcios retuvieron -como siempre lo habían hecho- su calendario solar de 365 días, (calendario que finalmente legaron a Roma, y por medio de ésta, a nosotros).
Además, los judíos como minoría en Egipto, tenían libertad para usar su propio calendario, aunque fuese diferente del egipcio. La fecha legal de estos documentos parece haber sido la egipcia, porque cuando aparece una sola fecha es generalmente la egipcia, en la cual se computa el año de reinado según el calendario egipcio. Sin embargo, muchos de estos papiros llevaban fecha doble, tanto la egipcia como la judía".
SEGUIREMOS SOBRE EL TEMA.....
BILLY VICENTE